Metalord Revolution

CAPITULO 89 CEGADO POR EL RESENTIMIENTO

 

 

PERSPECTIVA: Rozuel Drayt

 

El tiempo de choque entre miradas acabo, cuando tome la iniciativa apuntando con el AK-47 al encapuchado de las zarpas metálicas adheridos a un guantelete color escarlata, ¿por qué él?, de entre los tres, era a quien conocía que tenía capacidades ofensivas a distancia y era una cuestión de estrategia para mí encargarme primero de aquellos que puedan atacarme desde lejos, de esa manera lidiar con los usuarios cuerpo a cuerpo sería más fácil.

 

Jale del gatillo en modalidad semiautomática y propine tres disparos, es un tiro seguro, o al menos lo era, el encapuchado más bajo llamado Jeko se posiciono al frente del sujeto de las zarpas (Arno) y usando esos dos anillos colocados en cada dedo índice de ambas manos, mediante el hilo azul de mana que une a los dos anillos, un escudo de índole mágico surge como medio para defenderse de mis disparos, la primera bala reboto pero basto para dejar severamente dañado su mágica defensa, el segundo traspaso destrozando su medio defensivo y le atino en el rostro junto al tercero dando en zonas críticas.

 

El cuerpo cae boca arriba y se convierte en chispas de fuego desapareciendo en el aire, intente centrarme en apuntar al de las zarpas pero el encapuchado más corpulento (Canu) se me acerca desde el aire con su pesado mazo de plata.

 

— ¡Intense Iron – Modo Knight!.

 

Me equipe la armadura a tiempo para evadir su ataque saltando hacia atrás pocos metros, le apunte con mi rifle y el intento evadirme moviéndose sobrehumanamente pero las balas son más rápido que su velocidad y de unos cuantos disparo logro cargármelo dándole en la cabeza.

 

El ultimo se había movilizado en medio de la conmoción para esconderse, incluso Ermando también, ninguno de los dos estaba a la vista a mi alrededor, estuve atento a cualquier sonido y percepción sospechoso, pues mis oídos y capacidad de sentir la magia eran mis mejores sentidos en estas circunstancias, retire de uno de mis bolsillos una canica metálica.

 

Un débil sonido procedente de mi retaguardia fue la señal para ponerme en alerta, era un veloz proyectil con forma de aguja color rojo que me rozo el hombro izquierdo dado a que me moví a tiempo para evitar que me impactase peor, desde lo alto de una casa de dos pisos, allí estaba el encapuchado de la zarpa (Arno).

 

Sus zarpas llenas de sangre le permitían manipular el rojo líquido y convertirlo en más proyectiles agujas que lanzo hacia mí, con la canica que tome recientemente del bolsillo, la coloque en el suelo y la descomprimí revelándola como la “Barrera Metallix”, situándola en su “modalidad cobertura” mi dura defensa resiste ante todo sus ataques a distancia, acto seguido me posiciono y contraataco con unos cuantos disparos logrando acabar con él.

 

Finalmente me había librado de sus tres compañeros invocados, ahora solo faltaba Ermando y ni siquiera tuve que buscarlo para hallarle, pues él se me acercaba a mis espaldas cargando con su espada a dos manos, pude sentir la magia concentrada de su arma con toda claridad y sus intentos por acercarse a mí con pasos silenciosos, no tenía mucha experiencia en combate.

 

Agito su espada desencadenando una llamarada que acompaño con su filoso corte, pero yo había saltado a tiempo esquivando su movimiento, aterrice encima del escudo manteniéndome allí con notable equilibrio, luego apunte ha Ermando con rapidez y dispare, pero él nuevamente vuelve a sorprenderme, el hábil joven ciego hace uso de su cristal anaranjado incrustado en el pecho para re-invocar a uno de sus tres “no-muertos” compañeros, el de los anillos en los dedos índices (Jeko), el crea su escudo y recibe todas las balas quienes destruyen su mágica barrera e impactan en él volviendo a eliminarle de nuevo.

 

Ermando aprovecho la ocasión para tomar distancia y ondear su espada para crear una cortina de fuego en la cual se ocultó, yo dispare hacia la dirección en donde vi que yacía antes de crear tal fenómeno ígneo y las balas tras atravesar dicha cortina desaparecen revelando también la ausencia del hábil joven ciego.

 

—Esas presencias… -Sentí al respeto.

 

Cuando Ermando invoco a ese trio desde su cristal, este emitió escasos segundos una peculiar “presencia”, mismo que sentí cuando lo hizo para usar a uno de los suyos como escudo pseudo-viviente, mi intuición me hizo comprenderlo rápido, él podía invocar a sus leales compañeros siempre y sentir esa “presencia” era una clara señal de que lo había hecho.

 

Me puse alerta sosteniendo firme mi rifle y al cabo de solo medio minuto volví a ser atacado, desde lo alto de una casa el encapuchado de la zarpa hizo acto de presencia, antes de que pudiera usar sus agujas sangre, le apunte con mi arma, pero no pude dispararle, pues desde mi otro lado un segundo de ellos se me apareció casi por sorpresa.

 

Era el corpulento del pesado mazo de plata, deseoso de aplastarme con su artefacto mágico, salto evitando su contundente ataque de presión y desde el aire disparo varios tiros acabando con él, por segunda vez, mientras descendía hacia el suelo, aproveche apuntándole al que faltaba, el encapuchado de las zarpas creo un proyectil aguja de sangre y me la arrojo al mismo tiempo en que yo abrí fuego contra él, de entre varias balas una de ellas impacto en su cuello logrando eliminarle, pero él con su único ataque logro quitarme el arma de las manos.



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En el texto hay: reencarnaciones, armas de fuego, magia y aventura

Editado: 09.12.2023

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