Dormir no sirvió de nada, ni bien llegamos al campo de paintball, Cristina y yo sabíamos lo que nos esperaba en cuanto pusiéramos un pie dentro del circuito, Alan había traído a Roberto, Luis, Luisa y Brandon, personas que al igual que él, eran fanáticos del juego. Nosotras dos éramos buenas en el juego, pero no al nivel de esos cinco ellos sí que se tomaban el juego muy enserio, tengo cicatrices que muestran mi punto.
-No voy a bajar- Cristina me mira asustada- ni siquiera siento las piernas.
-aún no nos han visto- golpeo a Tanner en la cabeza- da la vuelta y llévanos a comer helado- el me ignora y apaga el motor de la auto- maldita sea Tanner, prende el auto y sácanos de aquí.
Me dolía todo el maldito cuerpo lo único que quería era ir a casa y dormir toda la tarde, tal vez ver alguna serie y comer helado, no quería entrar al campo de paintball, quería a mi novio, pero quería conservar todas mis extremidades y si entraba ahí estaba segura que perdería alguna en el camino.
-Alan ya pago las entradas- me mira por el espejo retrovisor con una sonrisa.
- ¿yo le dije que pague las entradas? - Cristina lo mira mal.
- vamos chicas, no nos veremos en las vacaciones- hace puchero y nos mira a ambas.
- deja de exagerar- digo mientras desabrocho el cinturón de seguridad- a lo mucho no nos veremos un día- Cristina hace lo mismo que yo- así que haremos lo siguiente- digo seria- entraremos, intentaremos no morir en el proceso y luego tú- señalo a Tanner- nos llevaras a casa, pero antes nos compraras un rico helado de oreo y una deliciosa pizza de piña.
-sigo sin entender su gusto por la pizza de piña, es asqueroso.
-no estamos aquí para discutir eso, porque sabes que digas lo que digas no harás que cambiemos de opinión sobre lo rica que es.
-además tu comes pizza con champiñones- Cristina dice mientras pone cara de asco- puedo comer una pizza normal, pero una con champiñones es otro nivel.
-nos estamos desviando del tema- digo cansada- el punto es que, tú nos vas a comprar helado y pizza.
-pídeselo a tu novio.
-cariño eso es justo lo que voy hacer- digo mirando a la ventana donde Alan está a pocos pasos del auto- pero tú pagaras la cuota por vernos sufrir.
-yo no tengo novio, así que por el momento cumplirás la función de uno- Cristina abraza a mi amigo.
Bajo del auto al igual que mis amigos, ellos se encargan de cerrar el auto mientras yo corro a los brazos de Alan, el me da vueltas en el aire antes de volver a dejarme en el suelo mis piernas tiemblan cuando tengo que mantenerme de pie, Alan lo nota y besa mi mejilla.
-¿entrenamiento duro?
- ¿cómo adivinaste? - golpeo su estómago
- me mandaron fotos del entrenamiento- hago una mueca- se notaba el enojo de Miller.
-culpa de Tanner
-¿qué es mi culpa?
- todo este dolor- Cristina señala su cuerpo- es toda tu culpa
-la tuya también- digo mirándolos mal
- utilicen esa furia para el juego chicas- Alan sonríe- los chicos nos esperan.
-no quiero- no me muevo de mi lugar cuando Alan intenta hacerme caminar- me duele todo.
-eso se puede arreglar- sin previo aviso me pone sobre su hombro haciendo que pegue un grito- ¿mejor?
-eres un idiota- mis amigos vienen caminando detrás de nosotros muertos de risa- ¡bájame!
-¿Cuáles son las palabras mágicas?
-bájame o voy a patearte el culo cuando juguemos paintball- grito consiguiendo que él se ría.
-cariño siempre dices eso y siempre pierdes- me baja con cuidado- estamos listos.
Claro que no estaba lista, los chicos nos saludan antes de empezar a formar equipos, no me sorprendió que a Cristina y a mí nos pusieran en el mismo equipo, en nuestra condición éramos las más débiles, así que cuando Brandon y Luis vieron que éramos sus compañeras pagaron por adelantado la apuesta, ellos notaron la mirada que ambas les dimos al ver aquello.
-no nos mal entiendan- dice rápidamente Luis- solo que se las ve en la mierda
-sin resentimientos- digo golpeando su brazo- recuerden cubrir sus espaldas.
Cristina se ríe mientras me toma del brazo y me lleva dentro del local donde nos dan todo el equipo para ir a jugar, Alan intenta ayudarme a colocar el quipo, pero lo aparto, no estaba enojada, solo quería que mi estrategia funcionara para cuando estuviéramos dentro. Alan pensaría que estaba enojada y trataría de venir a pedir perdón, cosa que aprovecharía para matarlo, al igual que Cristina a Tanner, era un plan sencillo, pero efectivo.
-¿están listos?- pregunta el encargado.
-muy listos- nos da unas últimas indicaciones antes de entrar al campo, donde la voz del mismo hombre se escucha por unos altavoces.
-cuando suene la sirena el juego empieza- asiento y todos nos distribuimos por el lugar.
Cristina está detrás de un árbol y yo me encuentro boca abajo escondida tras un montón de llantas, la sirena suena poco después dando inicio a la batalla. Todo es una locura, tengo que salir de mi escondite enseguida en busca de un mejor refugio, ni siquiera me fijo si mis disparos le logran llegar a alguien, lo único que quiero es buscar un lugar donde esconderme. En cuanto logro esconderme tras unas rocas pierdo de vista a Cristina, saco un poco mi cabeza para buscarla, pero a los únicos que veo son a Isa y Tanner.