Cuando el avión aterrizo mi llanto había parado, en algún momento del viaje el sueño me había ganado así que gran parte del viaje la pase dormida, dos veces Evana intento que despertara para que comiera algo, pero la ignore y volví a dormir hasta que por los altavoces pidieron que nos abrochemos los cinturones, estábamos próximos a aterrizar.
Tomé mi mochila y seguí a las dos personas delante de mí, ellos caminaron relajados mientras que yo intentaba llegar lo más pronto posible a la salida y recoger a Zeus, Evana camino a mi lado intentando hablarme, pero mi cara debió transmitirle mi rechazo a su presencia, no tenía intenciones de hablar con ella, ni con nadie en general. Sin embargo, Evana me acompaña a ver a Zeus y luego a recoger mis maletas, dejo que arrastre una mientras que yo me aseguro que Zeus este bien, nos encontramos con Jordan y él toma mi otra maleta.
- Néstor nos está esperando afuera – Jordan dice guardando su móvil.
- ¿Quién es Néstor? – pregunto confundida, que recuerde Jordan nunca menciono a algún familiar con ese nombre a menos que sea su otro hijo - ¿tú hijo?
- nuestro chofer – contesta Evana.
No digo nada, sigo caminando detrás de Jordan, Evana va a mi lado y Zeus junto conmigo oliendo el lugar, ni siquiera me había fijado en la hora hasta que salimos del aeropuerto donde las luces iluminaban la calle, un auto estaba a unos cuantos metros de distancia de nosotros y fuera de este se encontraba un hombre mayor con un traje negro, era alto, pero no podía ver sus rasgos.
- Señores, señorita – saluda.
- buenas noches – contesto y Néstor me regala una sonrisa.
Me acerco un poco más y me fijo es sus rasgos, observo mientras abre la cajuela del auto y sube mis maletas intento ayudarlo, pero él me arrebata las maletas con una sonrisa, negándose a que lo ayude, me cruzo de brazos y el solo sigue sonriendo. Evana y Jordan ya están dentro del auto, pero yo hago todo el tiempo posible para no subir aún. Tal vez Néstor nota mi incomodidad de subir con sus jefes porque enseguida empieza hablar conmigo mientras acomoda mis cosas.
- ¿Qué tal estuvo el viaje? – pregunta.
- horrible – respondo con un encogimiento de hombros – aunque pase la mayor parte dormida.
- es un lindo perro – habla cerrando la cajuela
- se llama Zeus – digo al tiempo que Zeus se acerca a oler a Néstor, él me mira nervioso – tranquilo, no muerde – digo mientras palmeo la cabeza de mi perro.
El asiente caminando al auto y abriendo la puerta, miro el lugar y me niego a subir junto a esos dos, así que esquivo a Néstor y abro la puerta del copiloto, Zeus sube y luego yo me acomodo en el asiento dejando espacio para que mi perro se acomode a mis pies, resulta divertido vernos, Zeus es enorme y casi no entra debajo de mis pies, pero me niego a mandarlo atrás.
- ¿Qué haces ahí? – Jordan me mira y yo me encojo de hombros – hay suficiente espacio en la parte de atrás para que el perro no estorbe.
- Zeus no estorba a nadie – volteo a mirarlo y él tiene el entrecejo fruncido – relaja la cara o vas a parecer más viejo – digo sonriendo.
Evana intenta ocultar su risa fingiendo un bostezo, mientras que Jordan me mira enojado, lo ignoro y miro al frente esperando que Néstor subo y podamos irnos de aquí.
- Néstor no está acostumbrado a viajar con personas adelante, mucho menos con un perro de ese tamaño – Jordan vuelve hablar intentando que vaya con ellos.
- ¿Néstor, te molesta que vaya aquí? – le preguntó apenas entra al auto y el hombre mira por el espejo a su jefe, luego vuelve a mirarme.
- para nada, señorita – habla calmado.
- ¿ves? – giro un poco para ver a Jordan – deja el drama.
El auto entonces queda en silencio por un largo tramo del viaje, voy viendo la autopista y los lugares que pasamos, todo está iluminado por los postes de luz, así que observar el paisaje resulta casi imposible, miro la hora y me doy cuenta que casi son las dos de la mañana. Apoyo mi cabeza en la venta intentando dormir un poco.
Pero todo el camino me la paso pensando en mis padres y mis amigos, el dolor en mi pecho aumenta conforme avanzamos por las calles y no puedo evitar pensar en cómo estará mi mamá. Mi celular había muerto a mitad del camino así que mandarle un mensaje era imposible, quería hablar con ella, necesitaba escuchar la voz de mamá para que me tranquilizara y dijera que ya estaba arreglando todo para que yo pudiera volver.
Salgo de mis pensamientos cuando me fijo en la calle a la que acabamos de acceder, esta iluminada dejando ver las casas, que no son para nada como la mía, entonces me doy cuenta de que entramos un lugar privado, las casas son grandes y lujosas me doy cuenta de lo hermosas que son estas casas, seguimos avanzando hasta que llegamos a unas rejas, cuando veo dentro mi boca se abre por la sorpresa.
La casa parecía una mansión, era tres veces más grande que la mía, tal vez estaba, estaba exagerando, pero la casa era enorme y hermosa. Era de color blanco, de dos pisos con un enorme jardín. Mire a Néstor quien me miraba divertido.
- ¿te gusta? – habla Evana emocionada.
Estaba a nada de decir que sí, pero luego mi expresión debió cambiar porque su sonrisa desapareció, me encogí en el asiento intentando mantener mis manos quietas, tomé la correa de Zeus en mis manos para mantenerme ocupada mientras que el auto paraba frente a la puerta de la casa.