DAVE
-Señor Coleman, ¿desea otra taza de café?- La mesera logra interrumpir mi concentración, estoy a punto de terminar una propuesta para un nuevo posible cliente. -Si, por favor-. Ingresa una llamada a mi teléfono. -Hola mamá-. -Hola querido, ¿como estás?-. -Estoy bien ¿y tú?-. -Pues no lo se....- -¿Que sucede?- Duda por un momento. -Me gustaría contártelo personalmente. -Sabes que no es posible ahora mamá, tengo mucho trabajo aquí, pero ....¿tú y papá están bien?-. -No lo se Dave, tu padre se ha comportado muy extraño ultimamente, ha hecho viajes frecuentes, y, conscientemente te digo que no creo que se dirija a los lugares que dice ir-. -¿porque lo dices?-. -Lo conozco hijo, he vivido con él mas de 40 años, puedo saber cuando miente, y, creo que ahora lo está haciendo-. -Puede ser que lo estés imaginando mamá, pero, para que estés mas tranquila, pregúntale....- -¿estas loco?, no tengo ninguna prueba de lo que digo, solo mis sospechas-.- Entonces mamá, ¿que piensas hacer?-. -Continuar observándo cada detalle....- Sonrío. -Está bien mamá, pero tranquílizate, puede ser tu imaginación y estás "ahogándote en un vaso de agua"-. -¿Que significa eso?-. Hacía mucho tiempo que no escuchaba ese refrán, inmediatamente llega a mi mente el recuerdo de esa primera vez que lo escuché-. -Mi querido aguafiestas, tranquílizate, todo saldrá bien, no tenemos porqué contratar a una empleada, podemos hacerlo todo nosotros sólos...."no te ahogues en un vaso de agua"-. -¿Me escuchas Dave?-Nuevamente soy interrumpido por la voz de mamá que me hace volver a la realidad. -Sí mamá, te escucho; ahora debo dejarte, los llamo después, tengo que trabajar-.
Llevo 2 meses de haber salido de Estados Unidos, sinceramente me he sentido más cómodo estando fuera de casa, hay algo que me impide volver a retomar mi vida anterior, es como una necesidad de postergar ese momento en que debería continuar con la vida que tenía antes de viajar hacía Guatemala, debería ser sencillo, pero el problema radica en que yo ya no soy el mismo.
Regreso a mi habitación del hotel, esa es otra manía que he adquirido, no deseo vivir en una casa o apartamento, prefiero un hotel, al que pueda dejar con mayor facilidad, al que no considere un hogar....
Tomo el teléfono y llamo a mi padre, nuestra comunicación a mejorado en el último año, me agrada conversar con él de todo tipo de cosas, aunque siempre hay algunas, de las cuales es muy dificil hablar y a las que hiere simplemente mencionar. -Hola papá-. -Hola hijo, ¿como estas?-. -Muy bien, ¿como va todo?-. -Perfecto, los negocios muy bien, y tu mamá en casa, siempre con sus múltiples ocupaciones y reuniones para el parloteo con sus amigas-. Sonrío. -Nada cambia papá-. -Así es hijo-. -Y tú...¿ya tienes fecha para regresar al país?-. -Aún no, estoy en espera de firmar unos contratos, creo que podré hacerlo en 2 o 3 semanas-. -Perfecto, me agradará mucho verte de nuevo-. -Gracias papá, yo también estaré feliz de verte después de este tiempo-.
Decido hacer ejercicio, visto ropa deportiva y me dirijo al gimnasio. -Hola Dave-. -Hola Priscila-. -Que bueno verte-. -También es un gusto verte de nuevo-. Me subo a la bicicleta estacionaría y observo que Priscila desea continuar la conversación. -¿Te gustaría ir a tomar algo después de terminar de ejercitarnos?- Me quedo en silencio, su invitación me tomó por sorpresa. Conocí a Priscila una semana atrás cuando cenaba en el restaurante del hotel, ella buscaba una mesa y el lugar estaba completamente lleno. La invité a sentarse conmigo y entablamos conversación; ella se encuentra en viaje de negocios; es Gerente de Mercadeo de una empresa de Publicidad en Estados Unidos. -Perdona, no quise parecer inoportuna-. -No, no te preocupes, está bien, me parece una buena-. -¿Perfecto, estas de acuerdo a las nueve de la noche en el Lobby del Hotel?.
Fuimos a un bar cercano al hotel, conversamos un largo rato, Priscila es una mujer muy inteligente y atractiva, pero algo sucede, porque no deseo ir mas allá con ella. Finalmente regresamos al hotel y nos despedimos nuevamente en el Lobby, consideré que no era conveniente acompañarla a su habitación si no pensaba que sucedería algo más entre nosotros. -Gracias por acompañarme Dave, fue un placer conversar contigo-. -Gracias a tí Priscila, fue una agradable velada-.
Regreso a mi habitación y decido que es hora de dormir, pero como siempre, yo no tengo la última palabra, transcurren varias horas hasta que mi mente decide tomar una tregua y descansar.
Editado: 24.04.2019