El día de la boda había llegado, esta unión meramente política sería la estrategia perfecta para que Eira pudiera ausentarse por un tiempo, dejar a una reina consorte era su mejor jugada, un día antes de la celebración, Eira habló con Lía respecto a su plan, pero ella no estaba dispuesta a que Eira sacrificara su reino por ella.
(recuerdos del día anterior)
—No lo hagas… no estoy de acuerdo en que abandones nuevamente tu trono solo por mí, abrirme las puertas del infierno es todo lo que te pido, no tienes más deuda conmigo. —le dijo Lía mirándolo fijamente.
—Usted no me esta obligando a nada, soy yo quien quiero acompañarla en este tiempo, no es una carga o una penitencia para mí.
—Pero casarte es demasiado…
—Solo es un matrimonio político, Medea y yo estamos destinados a gobernar el inframundo, será una compañera, una amiga en quien puedo confiar durante mi ausencia en este mundo, además se lo debo, la corona es algo que ella se ha ganado con su fidelidad.
—Aun así, me siento culpable, no quiero perjudicarlos en nada, no importa si ustedes se ofrecen hacerlo, se que el exilio será una prueba para mí, pues una vez que salga del infierno las cosas serán distintas en el mundo humano, pero no tienes que acompañarme durante los años que me queden fuera del reino vampírico, se muy bien lo que es estar en un lugar que no es tu hogar, saber que eres infeliz solo por saldar una deuda me llena de tristeza. —le dijo Lía con pesar.
—Lo hago porque quiero ¿Por qué le cuesta tanto aceptarlo? Además, para serle sincero, el mundo humano me parece muy bello, estar ahí no será tormentoso para mí.
Lía estaba sentada y Eira permanecía arrodillado ante ella, mirándola con detenimiento, hablándole con su voz varonil y suabe, le agarró el rostro a su ama y clavó la mirada en sus dos esmeraldas brillantes y dijo:
—Estoy unido a usted, mi alma y la suya son una sola, dejarla ir cuando más me necesita seria una tortura para mí, en realidad el que no quiere soltarla soy yo, ya dejé de culparse por mis decisiones.
—Eres muy terco…
Pasado un rato, cuando Eira se había retirado, Lía buscó desesperadamente a Medea, quería escuchar de su propia boca que era lo que sentía respecto a esta decisión y la encontró en el jardín mientras caminaba acompañada de sus sirvientas.
—¡Princesa Medea! —gritó Lía desde el otro extremo.
—¿Lía? ¿Qué sucede?
—¿Puedo hablar con usted en privado? —le preguntó Lía agitada.
—déjenos solas por favor, caminaremos juntas el resto del recorrido.
—Como ordene princesa.
—¿Qué se le ofrece? ¿tiene algo que decirme? —le preguntó Medea con seriedad.
—¿Es feliz con la idea de convertirse en reina? ¿De casarse tan repentinamente por mi…culpa..?
—Mi destino fue gobernar este mundo desde que fui concebida, para eso fui instruida y educada, me escogieron por mi capacidad para sobrellevar las crisis y los tiempos difíciles, no me asusta estar al frente. —le respondió Medea con tranquilidad.
—De eso no me queda duda, usted es sabia, prudente y muy valiente, tiene todas las cualidades de una buena gobernante, pero la forma en la que lo hará…
—Siempre he respetado a mi rey, conozco la forma en la que piensa ya actúa, él no es un insensible no es del tipo de hombre que no se hace responsable de sus actos, mi rey es valiente y un caballero, el tiempo que se vaya no será demasiado, en el mundo humano el tiempo pasa distinto aquí, pasará en un abrir y cerrar de ojos.
—Usted debe amarlo muchísimo…. —exclamó Lía con una ligera sonrisa.
—Nuestro matrimonio solo es con fines políticos princesa, no somos una pareja de verdad, nuestra unión es únicamente para gobernar nuestro imperio, no existe un romance entre nosotros se lo aseguro.
—Pero…creí que usted.
—El rey acaba de perder a la única mujer que ha amado, Pandora es una herida abierta en su corazón, confió que algún día cierre por completo, pero él no la ha olvidado.
—Me imagino.
—Hay algo que debo pedirle, espero no me lo tome a mal.
—Dígame ¿Qué puedo hacer por usted?
—Sin duda ustedes pararan mucho tiempo juntos allá afuera, puede que los lazos que los unen algún día sean más que el de un familiar y su dueña. —expresó Medea con el ceño fruncido.
—¿A que se refiere?
—El rey es hermoso no me diga que no lo ha notado, además usted es…mucho el tipo de mujer que a él le gusta, su cabello es bastante rojo no se haga.
—¿Mi cabello? Creo que esta mal interpretando las cosas, la relación que tengo con Eira solo es de un familiar y su… —Medea la interrumpió firmemente.
—Solo escúcheme y guarde silencio. —Medea la agarró de los hombros y la miró intensamente incomodándola.
—Ay ¿Qué le pasa princesa?
—Lo único que quiero es la felicidad del rey, él ya sufrió demasiado, si llegan a enamorarse por favor no lo lastime y hágalo feliz, yo los apoyare si eso sucede ¿entendió?
—Pero yo no…
—Júremelo.
—Se lo juro princesa.
—Bien, eso sería todo lo que yo tengo para decirle y una cosa más, iré a visitarlos al mundo de los humanos y usted debe ayudarme con eso, con su magia podría crear algún clon momentáneo para que yo pueda viajar sin problemas a la tierra, es muy fuerte, creo que podrá hacerlo.
—Por supuesto, me alegraría mucho enseñarle mi mundo.
—Entonces es un acuerdo… tengo que irme, debo preparar muchas cosas para la boda.
—Eh, si, la veo mañana.
Medea dejó a Lía atrás mientras ella empuñaba los puños conteniendo sus fuertes emociones.
—Ya lo he prometido, si algún día ustedes llegan a enamorarse, yo los apoyaré, pero si solo él te ama, entonces lucharé por ganarme su corazón, tu y yo no podremos ser amigas Lía, pero si aliadas, encontraras en mí el apoyo que necesites siempre y cuando hagas feliz a Eira.
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Editado: 11.03.2024