Valeska miró de arriba a bajo a Eira, lo miró con desprecio y le clavó los ojos como si fueran dagas.
—Dile a tu esclavo que te quite las manos de encima. —gruño una voz profunda, los ojos de Lía se abrieron de golpe mientras sentía que el corazón quería salírsele del pecho. —el rey caminaba hacia ellos con una mirada profunda y devastadora.
—Valeska…—Lía creía que estaba en un sueño, le parecía irreal tenerlo frente a ella, pasó tantos años imaginándose aquel reencuentro, el día en el que por fin pudiera contemplar la hermosura de sus ojos carmesí.
Eira también lo miraba con rencor, ese rey petulante y engreído era el causante de los suspiros y los desvelos de su ama, no lo soportaba y jaló a Lía hacía él y la apretó más fuerte.
—No te atrevas a acercarte a mi reina. —le dijo el cuervo sin quitarle los ojos de encima y añadió. —ponte detrás de mí, yo te protegeré.
—Acaban de atacar mi campamento ¿de quién fue la idea? ¿de la ratoncita o del pajarraco? —preguntó el rey conteniendo su enojo, su mirada se desviaba a la mano de Eira que rodeaba la cintura de Lía y la sangre le hervía.
—¡Están destruyéndolo todo! ¡han masacrado a pueblos enteros majestad! — exclamó Lía con angustia.
—Lo se. —pronunció Valeska con indiferencia, en su rostro se notaba el cinismo y lo poco que le importaba.
—¿Usted lo sabe? —le preguntó Lía con temor de escuchar su respuesta.
—Claro que lo sabe, es un monstruo. —manifestó Eira con el ceño fruncido sosteniéndole la mirada al rey de todo.
—Eira basta… —Lía no sabía cómo reaccionar, su rey se veía tan frio, tan maligno, entonces recordó las palabras que su amado una vez le dijo. ”la próxima vez que me veas no seré el mismo” “no quedará ni la sombra de lo que alguna vez conociste y el corazón le dolió profundamente.
Valeska sonrió de lado, ya no podía soportarlo más, ver la mano del rey del inframundo en la cintura de Lía le causó un resentimiento profundo.
—Si no le dices a tu lacayo que te suelte le arrancare la mano, se muy bien que fuiste tú quien le ordenó atacar mi campamento, ya sabes lo que le hago a los que me provocan.
—Ella y yo tenemos una conexión profunda, hago lo que me pide sin pensarlo, me gusta complacerla en todo, soy muy obediente. —expresó Eira sonriendo de lado para molestarlo y el rey de todo abrió los ojos de golpe, se notaba furioso y extendió su mano causando que un agujero negro se abriera debajo de los pies del cuervo y lo jaló hacia abajo, separándolo de Lía de una vez por todas.
—¡Eira! —Lía se angustió al ver que su familiar había desaparecido y añadió. —¿A dónde lo mandó? ¿Qué fue lo que le hizo?
—El infeliz regresó a su pocilga ¿te desespera no tenerlo cerca? ¿quieres que te envié con él? — en ese mismo momento, Valeska la arrastró hacia él con su poder, la jaló tan fuerte que la dejó sin aliento, la miraba fijamente, estaba muriéndose de celos. — La próxima vez que quieras asesinarme, ven tu sola, tu consolador solo estorba, ahora que me tienes frente a frente y que has visto el monstruo en el que me he convertido, asesíname, córtame la garganta, arráncame el corazón, clávame una estaca en el pecho, exponme a la luz del sol, sométeme a cualquier tipo de tortura, nada será igual a lo que me hiciste hace años ¿Qué debería hacerte? Embrujaste al dios de esta tierra y te metiste en mi cabeza como una maldita obsesión, eres una bruja perversa. —Valeska la miraba con enojo, el ceño fruncido lo hacia ver tan intimidante, Lía sentía miedo y al mismo tiempo añoranza.
Lía no decía palabra, no es que le rey la hubiese enmudecido, pero era tanto lo que sentía que no lo pensó dos veces cuando se abalanzó a sus brazos y lo besó, apostando su vida con ese atrevimiento.
Valeska se quedó inmóvil, su orgullo era demasiado grande, había visto la complicidad con el cuervo y no podía sacarse de la cabeza escenarios intrusivos de su bruja con el rey del inframundo, así que apartó a Lía y le apretó los brazos con fuerza.
—Parece que no recuerdas a quien tienes enfrente humana tonta…
—Claro que lo se…por eso me encuentro totalmente desarmada su majestad, no importa lo que vea o escuche de usted, sigue siendo el mismo rey a quien deseo proteger.
—¿Cómo podrías proteger a alguien más fuerte que tú? —Valeska le apretó el cuello y externó. —Podría asesinarte ahora mismo, dejarías de ser una molestia…
—Máteme entonces…. Quíteme la vida de una vez, que usted también me ha embrujado... —Valeska apretó más y más fuerte, seguía mirándola de manera profunda, los ojos de Lía tenían ese encanto peculiar, brillantes y sumisos y entonces el rey la soltó.
Valeska usó su poder para desintegrar a todo su ejército, excepto a Igorif, solo él quedó con vida, no quería que hubiese testigos de que Lía había atacado el estancamiento, su castigo hubiese sido la muerte, pues habría sido acusada de traición.
—¡Estuviste viniendo a mi cama durante tu ausencia! ¡te fuiste de un día para otro y venías como una ladrona en medio de la noche! ¿Qué querías de mí? ¿dejarme hundido en la desesperanza? ¿volverme loco? ¡te largaste sin mirar a tras! ¿A qué has venido hechicera? ¡ya te lo has llevado todo!
Lía no sabía que responder ante aquel interrogatorio ¿tanto dolor le había causado a su amado rey? Entonces…¿nada de lo que vivieron fue un sueño? Su cabeza dio mil vueltas y entonces supo el daño que le había causado, a su manera, el rey de todo se lo estaba echando en cara, lo había dejado vacío, con su partida le había roto el corazón.
—Lo lamento…lo siento tanto…yo….
—Veo que no solo recuperaste a tus familiares, te hiciste de uno que juega un papel muy personal, ahora que conseguiste lo que querías, puedes retirarte, la próxima vez no te perdonaré la vida. —Valeska se dio la vuelta dándole la espalda y en cuanto giró, Lía lo abrazó, rodeando su cintura, se aferró a él como si su vida dependiera de ello.
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Editado: 11.03.2024