Beatriz por fin había despertado, abrió los ojos de golpe he inhaló aire como si se estuviese ahogando, Lía y Calipso rápidamente la ayudaron a levantarse, los ojos de Beatriz estaban muy abiertos, era como si hubiese visto algo perturbador.
—¡Mamá!
—¡General!
—¿Dónde esta el rey? —preguntó Beatriz con urgencia.
—Se encuentra con el príncipe y con el señor Leonardo, esta bien, pareciera que logró expulsar a esa cosa de su cuerpo. — le dijo Calipso tratando de tranquilizarla.
—¿Te encuentras bien mamá? Recuéstate un poco más, Calipso y yo vimos como el rey se encontraba bien, no te preocupes. —exclamó Lía quien al ver a su madre en ese estado se preocupó.
Beatriz no podía sacarse de la cabeza las palabras de aquella entidad y las pronunció en voz alta.
—¿Quién eres?
—Yo soy todo y estoy en todos, soy la sombra que consume la vida, soy la bruma que siempre ha existido.
—¿Qué es lo que deseas de mi rey? ¿Por qué lo has tocado?
—Deseo la vida…las almas, la energía, lo quiero todo…
—No puedes poseer a un dios, te ordeno que salgas de su cuerpo… —le ordenó Beatriz quien sentía que no podía respirar.
—Un dios si puede poseerme, el más fuerte puede contener la semilla.
—¿Qué esta diciendo? —le preguntó Calipso confundida.
—Es lo que dijo la bruma….no pude reconocer que tipo de espíritu era, ni siquiera había sentido una presencia como la suya, es ajeno a todo lo que conozco, en el mundo espiritual no hay nada parecido. —externó Beatriz con angustia.
—Yo…ya había visto antes a esa criatura. —manifestó Lía con el ceño fruncido, Beatriz y Calipso la miraron atentas y Lía añadió. —esta sería la tercera vez que me encuentro con ella, la primera fue en un pueblo maldito llamado Pisbell, el pueblo entero estaba corrompido por esa oscuridad, cuando estaban en su estado más perverso, la bruma emanaba de sus cuerpos, ni Eira, ni yo, habíamos visto algo tan siniestro, la segunda fue en Valle de cobre.
—¿Valle de cobre? —preguntó Beatriz extrañada.
—Llegamos ahí sin planearlo, nuestro pueblo seguía sometido ante los tiranos, había un sacerdote que se dedicaba abusar de las mujeres y las asesinaba en la hoguera acusándolas de brujería, cuando lo expusimos, esa misma oscuridad emanaba de su cuerpo como si poseyera a las personas de un corazón con inclinación al mal, Eira tampoco reconoció a esa cosa, jamás vimos algo parecido en el inframundo, es…como si no perteneciera a este lugar. —declaró Lía con seriedad.
— ¿Entonces a que nos estamos enfrentando? Si no es un espíritu, ni un demonio ¿entonces que es? —preguntó Calipso confundida.
No lo sabemos con certeza, pero es sumamente peligroso, pero ahora sabemos que su único deseo es destruir la vida, es como si se tratara de un devastador, se refirió a sí mismo como un todo, algo que puede estar en todos al mismo tiempo, también dijo que era una semilla y que un dios si podría contenerlo. —pronunció Beatriz con dolor de cabeza.
—¿significa que solo un dios puede detenerlo? — preguntó Calipso, pues al igual que a todos, le costaba entender lo que pasaba.
—No tengo idea a que se refería, esta claro que volveremos a ver a esa cosa, al menos ya sabemos cómo se presenta y como la distinguimos de lo demás, el problema de no saber de donde viene, combatirlo nos será complicado, al ser una sombra, una bruma o una especie de neblina es fácil de escabullirse y de entrar en las personas, entrará en quienes estén inclinadas a la oscuridad, a los de corazón perverso. —agregó Beatriz apretando los puños.
—¿Realmente el rey quedó libre de esa bruma?
—Vimos con nuestros propios ojos como salía de su cuerpo, además su semblante mejoró mucho, mi madre debió expulsarlo exitosamente, si no, el rey no se miraría saludable.
—Tendré que informarle todo esto a los dioses, debemos estar preparados y capacitados por si la bruma intenta poseer alguno de ellos otra vez, tendremos que protegerlos, si el rey te ha perdonado los años de exilio que te quedaban, entonces debes aferrarte a la idea de velar por su bienestar. —le dijo Beatriz a Lía mientras le sujetaba la mano y la miraba fijamente.
—Lo haré, no dejaré que esa cosa regrese a ellos, lo juro.
Beatriz tubo que esperar a que Valeska terminara su reunión con el príncipe y con Leonardo, una vez que le permitieron la entrada, les contó todo lo que sabia y lo que el ente le había dicho.
—¿Su sospecha es que nuestro enemigo no es de este plano? ¿volverá a intentar entrar en el rey otra vez? —preguntó Emir preocupado por su hermano.
—Si regresa, no solo buscará la forma de poseer a nuestro rey, si no a usted tambien mi príncipe. —exclamó Beatriz con seriedad.
—¿Qué?
—Cuando esa porquería entró a mi cuerpo me encontraba distraído, no presté atención a lo que pasaba a mi alrededor, por eso pudo entrar tan osadamente, bastó con extender mi mano y sacarlo de mi pecho, vimos como la bruma se escabulló por el balcón, intentar poseer a un dios es demasiado ambicioso, incluso para algo ajeno a nuestro mundo, les aseguro que esa abominación no volverá a tocarme, mucho menos al príncipe.
—Aun así, me gustaría proporcionarles protección mi rey, hechiceros que creen un campo protector sobre ustedes para que podamos estar más tranquilos, coincido en que esa cosa no regresará pronto, pero será mejor ser precavidos. —expresó Leonardo quien realmente se sentía preocupado.
—Cualquiera, qué se atreva a atentar contra los dioses gemelos pagará por su atrevimiento, mandaremos guerreros que casen a esa deformidad, que intenten exorcizarla o aprisionarla y después nos olvidaremos de lo ocurrido, me parece absurdo darle tanta importancia a algo tan insignificante. —exclamó Valeska con fastidio, se veía irritado y solo quería despedirlos a todos para que lo dejaran en paz.
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Editado: 11.03.2024