Arde, quema, me asfixia y me consume, estoy lleno de ira, he tenido un corazón frío toda mi vida, he sido perverso desde que nací, pero aun estoy empezando, comenzaré a ser peor de lo que antes fui, si el mundo antes me temía, ahora morirán al escuchar mi nombre, no pararé hasta conquistarlo todo, hasta que alcance la sima del trono, es mejor que se arrodillen ante mí, que me juren lealtad y me adoren, en mis manos esta el mundo que tanto aprecian, será mejor que no me hagan enojar, soy como la pólvora y mi respiración la de un dragón, solo falta que acerque mis fauces para que todo explote.
Arde, quema, y me domina, es el odio y la furia que corren por mis venas, llámenme alteza, corran por sus vidas, rueguen por sus almas, mi espada apunta contra sus cabezas y deseo rodarlas hasta mis pies, no intenten enjaular a la bestia que hay en mí, nada podrá contenerme, témanme, por su bien no pronuncien mi nombre, solo quiero ver la sangre correr, bañarme en ella y beberla hasta que el sol deje de brillar.
Lloren, griten y escóndanse de mi espada, que no dejaré a nadie de pie, únanse, busquen alianzas, traten de ponerse a salvo, pónganle un precio a mí cabeza, iniciemos una guerra, diviértanme con una catástrofe, palpita, arde, quema, no puedo dominarme, esto es lo que soy, un monstruo, una maldición, el fin de todo lo que conoces, soy tu castigo y la destrucción, tu karma y tu verdugo, soy malo y me encanta, soy el amo, el señor de todo, tu dueño y tu mi esclavo, nada podrá contener mi rabia, nada saciara mis impulsos sombríos, siempre querré más y escarbaré en tu alma hasta quitártelo todo, ambicioso, codicioso, no quiero límites, tampoco remordimientos, para darle rienda suelta a mí maldad, debo arrancarme el corazón.
Su respiración era agitada, estaba bañado en sangre y un fenecí le recorría el cuerpo, sus ojos brillaban como los de un asesino complacido con el acto que había cometido, su cabello negro y largo era acariciado por el sudor de su frente, estaba rodeado de un aura oscura, parado sobre un rio de sangre.
—Hermano…. —Emir lo estaba buscando y lo que vio lo dejó absorto, el rey había masacrado a más de quinientos soldados, ya no había carne que no hubiese penetrado su espada, el príncipe sintió aberración ante tanta crueldad, con urgencia se acercó a él y lo abrazó por la espalda para inmovilizarlo y le dijo con tristeza. — ¿Qué haz hecho?
Cundo su hermano le preguntó esto, Valeska entró en razón y dejó caer la espada.
—Ya no queda ninguno con vida, has despedazado sus cuerpos, no queda nada, tienes que controlarte.
Valeska estaba muy agitado, toda la ira que sentía se había esfumado, él tampoco entendía porque había actuado de esa forma, cuando reaccionó ya era demasiado tarde.
—¿Por qué estas tan enojado? ¿Qué te ha ofendido tanto como para asesinar a tu propio ejército? —le preguntó Emir aferrándose a él.
—No tengo una respuesta que pueda agradarte. —respondió Valeska casi susurrando y añadió. —estoy exhausto.
Emir le pidió a su hermano que le permitiera acompañarlo y este no le respondió, aun así, Emir lo llevó a sus aposentos y les ordenó a los criados que prepararan el baño para su majestad y así lo hicieron, el rey se desvistió y entró al agua, cerrando sus ojos.
No hace mucho te vi sonreír por primera vez, brillabas con encanto y me motivaste a proteger tu felicidad y a renunciar a mis propios sentimientos, pero ahora…das tanto miedo y actúas como un demente, te he visto cometer actos de crueldad y no sentir ningún tipo de remordimiento por lo que haces, pero ahora es diferente, tanto sadismo, tanta sed de sangre… ¿Qué es lo que pasa por tu mente ahora mismo? ¿debería traerla a ella para que vuelvas a ser el de esta mañana? —se decía el príncipe en sus adentros mientras lo invadía la tristeza.
—Presiento que quieres decirme algo y no te atreves. —le dijo Valeska abriendo los ojos y fijando la mirada en su hermano y añadió —tienes el semblante decaído, puede que haya arrepentimiento en ti ¿Qué hiciste?
Emir sintió que el corazón se le encogía, pensaba que quizás ya se había enterado de su aventura con Freya y por eso actuaba de esa forma, sabía que si no se confesaba las cosas serían peor para ella.
—Yo…te he faltado al respeto y estoy muy arrepentido de lo que hice. —le confesó agachando la mirada.
—Habla.
—No se por donde empezar. —Emir suspiró y agarró valor y añadió. —Me enamoré de Lía…
Los ojos de Valeska se abrieron de golpe y apretó los labios manteniendo la calma.
—Seguramente me fije en ella antes que tú, creí que tenía el derecho de cortejarla y reclamarla como si fuera de mi propiedad, pero ella me rechazó, esta perdidamente enamorada de ti, fue muy clara conmigo y me dijo que eras el único hombre para ella, al principio me llené de ira contra ti y planee pelear por su amor, pero se que ella te hace bien y no pienso intervenir entre ustedes, me he propuesto olvidarme de ella, en el sentido romántico por supuesto, y apoyar su decisión, aunque quizás no me creas después de todo lo que te he dicho…estoy feliz por ti.
—¿Eso es lo que te tiene tan decaído? ¿haberte enamorado de ella? —le preguntó Valeska con total seriedad.
—Haber pensado en interferir en tu alegría es lo que más me causa vergüenza.
—¿Estas seguro de que vas a olvidarte de la idea de estar con ella? —le preguntó el rey mirándolo fijamente.
—Si… —Emir no pudo contener las lagrimas y estas rodaron por sus mejillas dejando a Valeska sin palabras.
Un silencio se apoderó de ellos, el dolor que tenía Emir era muy grande y se sentía apenado por no poder controlarse.
—Además…mis acciones me llevaron a cometer una ofensa aun más grande, estaba bebiendo y Freya entró a mi habitación con el vino que había ordenado, pasaron muchas cosas y…terminé acostándome con ella.
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Editado: 11.03.2024