Los días grises donde temíamos que llegara este momento, nos han dejado ver que las batallas son inevitables, al igual que los enfrentamientos, todo olía a guerra, a pólvora, a tiza y a incertidumbre, los cinco mil guerreros que reclute usan todos sus uniformes, sus armaduras plateadas y los caballos están preparados para dirigirse al océano de espadas.
Los cazadores tienen listo el estandarte que los identifica, el señor Alejandro mantiene un semblante casi inexpresivo, estoy segura de que no teme por su vida, si no por la de sus hijos, su nieto y su esposa, pues esta vez, Ginebra no podía quedarse dentro del domo, refugiada en las murallas de la ciudad, ella era un elemento importante en cuanto a la rehabilitación y mejora de los heridos, tenía un lugar especial, en la ultima fila del batallón, dispuesta a no tomar ningún descanso con tal de sanar a todos los heridos que pudiera, estaba blindada por una armadura invisible para que las flechas no la penetraran ¿pero cuantas flechas podría resistir esa coraza?
Reynar también experimentaba ese tipo de angustia tortuosa, no solo temía por la integridad de su familia, si no por la vida de Lucia, a quien recién le había declarado su amor, para su desgracia, se volvió tan buena con la espada que se volvió indispensable, tanto como Sasha, que era la mejor en esa rama.
Si me preguntan a mí, también tengo miedo, temo por la seguridad de mi hijo, mi bebé aun es muy pequeño, no he podido disfrutarlo debido a la situación en la que nos encontramos, temo por la vida del señor Alejandro, he tenido muchas pesadillas donde él pierde la vida y me asusta que se vuelvan realidad, él fue mi primer rey y aun le tengo lealtad, es verdad que nosotros estamos entre al espada y la pared, pero mi amado me dijo “te amo” esa es la única fuerza que necesito para salir victoriosa, llegó el momento de demostrar de que estoy hecha, ya no hay por qué limitar mi poder.
Por otro lado, el clima no ayuda mucho, es frío, lluvioso y nostálgico, el ejercito de las sirenas se ha hecho presente, las sirenas de guerra pueden tomar apariencia humana, su aspecto es como el de las amazonas, altas, fuertes y dispuestas a morir por la libertad de su pueblo, ellas eran un total de cuatro mil guerreras, su piel era un tanto azulada, no tenían cejas y sus uñas eran largas y afiladas, al igual que sus colmillos, sus cabellos eran largos, oscuros, verdosos como las algas y algunas de cabello blanquecino y turquesa, se notaba que eran sirenas de los cuatro océanos, eran diferentes a las de los lagos, sus armas eran enormes espadas con la punta en forma de luna, también había arqueras, ninguna era expresiva, podría decirse que se veían intimidantes y molestas, al ver al señor Alejandro lo saludaron como si fuera un gran rey, no había criatura que no lo respetara, era el héroe oficial de mi universo, tanto para los humanos, como para los seres sobrenaturales.
Al instante el ejercito celestial descendió de los cielos, cientos de ángeles bajaban con sus armaduras doradas y resplandecientes, llevaban sus escudos, sus espadas, sus arcos y sus jabalinas, el ruido de sus alas era impactante, parecía que una de sus plumas podría cortar la piel de cualquier humano con un solo rose, eran mágicos, visualmente atrapantes y gloriosos, interiormente malévolos y asesinos, Sent, Teldrasil, Sephora y Azazel cayeron del cielo como cuatro rayos que hicieron retumbar la tierra, hicieron una aparición triunfal, además de protagonistas, eran fanfarrones ¿Quién diría que ya los consideraba mis enemigos?
Por último, el cuarto reino estaba emergiendo del suelo, de un portal oscuro y lleno de lamentos, el rey del inframundo estaba saliendo a la superficie, cruzando nuestro plano con su ejército demoniaco detrás de él, todos listos para la batalla, mi corazón se angustio grandemente cuando vi la expresión de su rostro ¿fingía que no me conocía? Porque me miró como si me pidiera perdón antes de hacer el acto más reproblable de su vida, lo sabía, estaba decidido a matar a Valeska, tenía esa expresión marcada, el ceño fruncido y no me quitaba la mirada de encima, mis ojos lo amenazaban “tocas a mi rey y jamás te perdonaré” y, aun así, se mantenía erguido y decidido a llevar a cabo su plan.
Por fin tenía las cosas en claro, ninguno de nosotros éramos amigos ahora, solo estábamos unidos para asesinar al dios de la destrucción, nadie cuidaría la espalda de nadie, a excepción de los cazadores y el ejército de cinco mil que recluté ¿entonces que es un aliado? ¿en quién podría confiar? Por su puesto que en los cuatro arcángeles no, pero, ¿y las sirenas? ¿Y el ejército demoniaco de Eira? ¿y si realmente esta batalla es contra estos dos reinos y el de los vampiros? Nadie cree que el rey de todo puede salvarse excepto nosotros, su familia.
Tendré que dejarles claro que yo soy suficiente para proteger al rey, yo contra todo ser vivo que dude de la salvación de Valeska, yo, contra todos los ejércitos del mundo, con tal de obtener la victoria, yo, contra el dios de la destrucción con tal de liberar a mi amado de su aflicción.
—¡A lo lejos se observa la marcha del ejercito infernal del rey de todo! ¡nos superan en número!
—¡Se aproximan con un estimado de ochenta mil soldados sin contar a las bestias!
Gritaban los centinelas que estaban absortos con lo que veían, se había llegado la hora, el ejército iba comandado por Alejandro de Romani y su hijo Reynar, lo seguían Teldrasil y Eira y como representación de las sirenas, Meidranbil, teníamos cinco líderes a la cabeza y como principal representante, al señor de los cazadores, quien tenía el corazón a mil por hora, estaba a punto de ver a su hijo, pero este no era el encuentro que había estado esperando, no así…
—¡El momento ha llegado! ¡la batalla por la libertad se aproxima! —gritó Alejandro, redireccionando su caballo para verlos a todos y continuo a voz en cuello. — ¡nuestro verdadero enemigo usurpa el cuerpo del rey de todo! ¡el dios de la destrucción planea devorar nuestro universo y todos los que estén a su paso! ¡esta batalla es por nosotros y nuestro mundo, pero también por aquellas realidades que no pudieron derribarlo! ¡aquellos universos que murieron en manos de este devastador y cerraron los ojos para nunca más abrirlos! ¡pelearemos por la libertad! ¡lucharemos para aplastar la cabeza de nuestro opresor! Este día no somos cuatro reinos distintos, somos una sola nación que anhela su libertad, quizá veamos partir a nuestros amigos, probablemente veamos morir a nuestros compañeros, pero daremos la vida por los que amamos, por nuestras familias, por los indefensos y por todos lo que perecieron en manos de la bruma oscura, lucharemos contra el ejercito infernal, sin importar que nos superen en numero ¡cubriremos a la bruja de la invocación para darle tiempo de separar a la bruma del rey y entonces atacarlo a él! una vez que lo haga ella nos dará la señal y dejaremos al vida en cada intento, esta vez no luchamos contra mortales, si no con un dios que ha invadido nuestro universo ¡que la victoria sea para nosotros! ¡que la libertad nos sonria y el sepulcro no reciba nuestros cuerpos! Pero si lo hace… moriremos como guerreros honorables y la eternidad nos recibirá con un banquete en el más allá ¡levanten sus espadas guerreros! ¡y anunciemos nuestro grito de guerra!
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Editado: 11.03.2024