Mi ángel guardián es un Demonio

CAP 1 - EL PRINCIPE DE LAS TINIEBLAS

─ ¿Cuántas almas? ─preguntó el príncipe de las tinieblas sentado en su cómodo sofá y la vez leyendo cuidadosamente un libro en el centro de su enorme biblioteca. A su frente se encontraban tres de sus siete vigilantes personales: Sammael, Lilith y Azrael; quienes eran encargados de reclutar y hacer las negociaciones con los humanos acerca de sus almas a cambio de un deseo.

─ 56 ─respondió Sammael.

─ 89 ─indicó Lilith.

─ 75 ─concluyó Azrael.

─ ¿220? ─pronuncio el príncipe, aun leyendo su libro, ninguno de los tres vigilantes se atrevió a afirmar o negar tal resultado.

El príncipe cerró su libro suavemente con una mano, pero el sonido de la unión de las hojas fue tan fuerte que las ventanas de la biblioteca vibraron─ ¿220? ─volvió a preguntar y se puso de pie. Nuevamente repetía tal numero mientras caminaba calmadamente de un lado al otro en frente de sus tres vigilantes, hasta que una de sus pisadas fue tan fuerte, que todos tuvieron que levantar su mirada hacia él.

─ ¡¿220 en un día?! ─expresó disgustado─ Nacen 253 humanos en un minuto y solo mueren 105 en un día. Y ustedes me dicen que solo reclutaron a 220 almas en un día ─pronunció─ ¡En un día! ─su voz fue tan enérgica que los espejos que acicalaban a la biblioteca se quebrantaron y el libro que llevaba en su mano simplemente se convirtió en ceniza que caía al suelo.

─ Estamos haciendo lo mejor que podemos ─comentó Azrael.

─ ¿Lo mejor que pueden? ─preguntó con tono sarcástico el príncipe de las tinieblas.

─ No es fácil que ellos nos invoquen ─pronuncio Sammael.

El príncipe levanto sus hombros en señal que no le interesaba sus excusas.

─Aparezcan en frente de ellos e impongan lo que más desean ─habló el príncipe─ Y si aun así no están dispuestos a ceder su alma, indiquen que uno de sus seres queridos morirá...

─ ¡Sabes que no podemos hacer eso! ─interrumpió Lilith.

Entonces dicho príncipe de las tinieblas, Lucifer, puso su mirada en ella.

─ No podemos obligarlos a vender su alma es decisión de ellos y en caso contrario si los obligamos... ─explica la vigilante de cabellera roja─ ¡Tendremos que soportar nuevamente la presencia aterradora de la paz y el amor de Dios en nuestro territorio!

Lucifer observo a dicha pelirroja, pues sabía que Lilith llevaba la razón; «Siglos atrás habían obligado a un mortal a vender su alma, con la condición de no asesinar a su familia, pero, en ese mismo momento Dios envió a uno de sus ángeles, el arcángel Gabriel. Quien era sucesor del ahora conocido más como el príncipe de las tinieblas. Recibieron una gran charla de su parte, que los dejó muy en claro cuáles eran las limitaciones que tenían hacia los humanos.»

─ Ellos prefieren terminar con sus vidas que ceder sus almas ─comento de nuevo Sammael.

─ Eso no nos conviene ─respondió Lucifer un poco más calmado ─Por más que ellos se acaben la vida que Dios les ha dado ─suspira─ Aún eso no nos segura que estén de nuestro lado.

─ Cada uno tiene un ángel designado desde que nace ─expreso Azrael─ En cambio nosotros, solo podemos abarcar a la mitad de la humanidad ─concluyo el castaño.

─ Aún no tenemos el poder de englobar a todo el mundo─ explicó Lucifer.

Quien justo en ese momento levanto su mano y el libro que se encontraba en la repisa más alta se dirigió hacia él, sujeto el libro entre sus manos para nuevamente sentarse en el sofá.

─ Volveremos a trabajar dentro de tres horas ─finalizo como una orden de salida y en menos de un segundo los tres vigilantes desaparecieron de la biblioteca─ 'El último Deseo' ─leyó el título del libro que tenía en sus manos─ ¿Seguro? ¿Y ayudara en algo? ─se preguntaba a si mismo mientras se acostaba en el sofá. Descifrar lo que realmente deseaban los humanos eran tan difícil, ni ellos mismos sabían lo que deseaban─ No lo creo ─mientras habría el libro se alejaba de esos pensamientos y se introducía en el primer capítulo del libro.

─ ¿El último Deseo? ─al escuchar tal voz, Lucifer se apartó del libro y dirigió su mirada hacia las ventanas quebrantadas─ ¿Qué haces leyendo un libro escrito por humanos? ─preguntó un eufórico ser que exponía sus luminosas alas.

Quizás Gabriel sentía optimismo por Lucifer o a lo mejor solo se sentía culpable por la decisión que había tomado su hermano mayor.

─ ¿Qué haces aquí? ─respondió Lucifer con otra pregunta mientras se incorporaba nuevamente en el sofá.

─ Una visita a mi hermano ─comento Gabriel con una sonrisa─ ¿No puedo?

─ Entonces que te parece si ayudas un poco a tu «hermano» en su trabajo de este mundo ─expresó sarcásticamente, ya que Gabriel lo había llamado hermano y eso a él no le agradaba, Gabriel soltó una carcajada y suspiro a la vez.

─ ¿No crees que ya es suficiente lo que hago por ti? ─preguntó nuevamente Gabriel, mientras volvía su mirada a la vista de la ciudad─ Ya llegó el momento Lucifer. Ahora es tu responsabilidad.

─ ¿Mi responsabilidad? ─cuestiono explicito Lucifer─ Tu eres su ángel. No yo.

─ ¡Pero tú salvaste su vida! ─lo interrumpe el castaño.

─ ¡No la salve! ─expresó molesto Lucifer─ Yo solo intercambie el alma de su madre por un deseo...

─ Y ella decidió que su bebé naciera ─complemento intuitivo el hermano menor─ ¡Así que es tú responsabilidad! ─Lucifer se quedó en silencio desviando la mirada de Gabriel.

A lo mejor su hermano si llevaba algo de sabiduría.

─Dios no tenía planeado que ella viviera ─explica Gabriel─ Y por tal razón no le envió un ángel guardián. Yo tuve que hacerte el favor de cuidarla durante estos 19 años, así que ahora es tu turno. Es la responsabilidad que tienes por haber resucitado a un ser humano.

─ ¡Ella no estaba muerta! ─protestó de nuevo Lucifer─ Ella aún tenía vida dentro del vientre de su madre.

─ ¡Pero su destino era morir!




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