~Jezabel~
─ Despierta ─escuche de nuevo aquella encantadora voz─ ¿Hola? ─preguntó─ Jezabel, tienes que despertar...
¿Jezabel?
Siempre detesté mi nombre, pero ahora que era pronunciado por aquella voz, me di cuenta que realmente sonaba hermoso.
─ Jezabel ─volvieron a llamarme.
Abrí los ojos lentamente y lo primero que vi, fue unos hermosos ojos azules claros como el cielo que me observaban.
¿Perfección?
─ Despertaste, creí que... ─cuando movió sus labios me quedé hipnotizada.
No pude quitar la vista de sus perfectos labios delgados de color rosa, él interpretó una señal, pero esta vez no pude descifrar lo que me dijo, me hallaba muy concentrada contemplando su rostro.
Poseía la cabellera oscura como el azabache, su piel era tan clara y fina, que parecía que estaba observando a un ángel.
Al percatarse que no preste mucha atención a sus palabras, el acerco lentamente su rostro hacia el mío. Me quedé inmóvil, completamente paralizada, sentía como mis mejillas empezaban calentarse y fue entonces cuando cerré los ojos nerviosamente, pasaron algunos segundos y no sentí nada, a excepción de una respiración cálida, poco a poco dispuse abrí los ojos, él se encontraba a unos pocos centímetros de mi rostro con una mirada fija e intensa.
─ Hora de le - van - tar - se ─pronunció claramente cada silaba, por lo contrario, simplemente asentí con la cabeza, mientras tanto él naturalmente se incorporó y se apartó de mi─ En que estuve pensando ayer para traerla aquí... ─musito para sí mismo, mientras salía de la habitación, en eso mire a mi alrededor.
¿Este no es mi departamento?
Me levante rápidamente, después de unos minutos él volvió a ingresar. Traía consigo una bandeja, en ella se hallaba: una taza, unos apetitosos panecillos, seguidos por una manzana roja. Lo coloco en la mesita que se encontraba cerca a los enormes espejuelos y luego giro a observarme.
─ ¡Come! ─me ordenó.
Aunque disfrutaba de su hermosa voz, tenía que admitir que esta causaba un miedo a la vez.
─ ¿Quién eres? ─pregunte, él suspiro y evitó su mirada con la mía, fue entonces que volvió a caminar en dirección de la puerta─ ¿Dónde estoy? ─volví a preguntar, él se detuvo antes de llegar a la puerta y volteo a mirarme.
─ No eres la única que tiene preguntas ─explica─ Primero desayuna y luego hablaremos ─en aquel momento salió de la habitación, me acerqué a la mesita y vi la bandeja.
─ ¿Leche? ─masculle disgustada.
Detestaba la leche, levante uno de los panecillos para comerlo. Estuve esperando hasta que él volviera.
Él es el mismo chico de ayer... ¿Cómo sabe mi nombre?, ¡Diantres! ¿Y cómo llegue aquí? ¿Dónde se supone que estoy?
En eso que iba analizando la situación, la puerta se abrió de nuevo e ingreso «el chico misterioso con apariencia angelical».
─ ¿Terminaste? ─preguntó refiriéndose al desayuno.
─ No me gusta la leche ─respondí, entonces me lanzo una mirada de enojo.
Alcé los hombros en señal de que no me importaba.
─ ¿Cómo es que me puedes ver? ─cuestiono seriamente.
─ ¿Qué? ─indague confundida por su interrogación tan absurda, él no dijo nada y a la oportunidad pregunte─ ¿Quién eres? ─no iba a quedarme con las dudas─ ¿Cómo sabes mi nombre?
─ ¿Qué fue lo que paso ayer? ¿Qué sucedió exactamente para que puedas verme? ─me respondió con una doble pregunta.
─ No te entiendo ─proteste─ Deja de hacerme preguntas tontas y respóndeme ¿Quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre? Y... ¿Qué hago aquí?
─ Demontre ─musito para sí mismo, en cuando se dirigió a abrir una de las ventanas, luego volteo a mirarme─ Lucifer.
─ ¿Qué?
─ Mi nombre es Lucifer ─explico con un tono muy formal.
¡Oh!, ósea no soy la única en la tierra que lleva un nombre 'extraño', casi nadie quisiera poner a su hija, «Jezabel», la cruel reina de la biblia y bueno él era «Lucifer». Pobre.
─ Soy tu ángel guardián ─declaró seriamente.
─ ¿Qué? ─me quede anonadada.
─ Puedes dejar de pronunciar «¿Qué?» ─contesto─ Mi nombre es Lucifer y soy tu ángel ─añadió─ Creo que eso explica la razón por cual se tu nombre.
─ Bien, espera ─tome un poco de aire─ Estas insinuando que tú eres «mi ángel» ─trato de no sonar grosera─ ¿Mi ángel guardián?
─ Se podría decir que si ─encoje los hombros.
─ Pero que acto yo realicé, para que... ¡Tú! ─lo señale con el dedo índice─ ¡Seas mi ángel guardián!
─ No me señales ─se defendió.
─ ¿Tan mala fui en mi anterior vida? Que ahora Dios me dio a Satanás como «mi ángel guardián» ─especulé.
─ ¡No me llames así!
─ ¡¿Pero qué error cometí yo?!, ¡Para tener a un demonio como protector! ─vocifere enojada.
Caminé hacia la puerta, cuando de un momento a otro, sentí sus manos en mis brazos y me apegaron contra la pared de un golpe.
─ No me agrada que se dirijan a mí de esa manera ─comentó muy disgustado, sus manos eran estrechamente fuertes en mis brazos, tanto que creía que rompería los huesos─ Mucho menos me agradan los humanos. Pero estoy intentando soportarte ─culminó con una mirada fría que causo que todo mi cuerpo se paralizara nuevamente. A lo mejor se sentía como una posesión.
¿Realmente eres Lucifer?
─ ¿Có-Cómo e-es que te puedo ver? ─pregunte lentamente.
─ No lo sé, algo paso ayer... ─murmura─ Que permitió que puedas verme ─sus manos perdieron fuerzas.
La tensión se fue alejando cuando él me soltó por completo. Solté un leve suspiro y acaricie mis brazos instintivamente, él me dio la espalda, por lo cual le lance una mirada a amenazante.
Desearía saber que pecado tan grande cometí en mi otra vida, para tenerlo a él como mi ángel guardián.