Mi arrogante volador redimido

CAPITULO  7

 

 

            Brett se comportaba como si fuera novio de Sonia, iba por ella, la llevaba a trabajar, pues ya había terminado la universidad, y ahora era toda una doctora, y él todo un ecónomo, la enamoraba con una flor, un beso en la mano, pero ya habían pasado dos años de todo y él no había avanzado mucho con respecto a Sonia, solo sabía que su cuerpo se encendía con solo estar junto a ella.

-Sabes Brett, Daniel ayer que llegaste te gritó papá, no lo oíste?  - le dijo Sonia a Brett

-No. – dijo Brett con la voz ronca por la emoción y se hizo a un lado de la carretera, parando el auto, otro por supuesto, comprado con el fruto de su trabajo, no aquel que le recordaba lo ocurrido, y se volvió con ojos llenos de angustia, por no saber la respuesta a lo que tanto deseaba saber.

-Y tú, me quieres al menos un poco? – le pregunto Brett

-he llegado a quererte Brett, pero no pidas más. – contesto Sonia y él tomando su mano, la beso, para luego tomándola por la cintura la acerco a él y deposito pequeños besos en su frente, en sus ojos y en sus labios y despacio, lentamente se prendió de la boca femenina, que al principio estaba rígida, pero que poco a poco fue cediendo al deseo que se había encendido dentro de ella, permitiendo que el ahondara en su beso al separar los labios y dejándolo probara su dulzura, el temblaba más que una gelatina y cuando Sonia levanto una mano para ponerla sobre el pecho de Brett, comenzando primero con timidez, y después con un poco más de atrevimiento a tocar el torso masculino, este que trataba de controlarse por temor a darle miedo lanzó un gemido ronco y se separó de ella. Él sintió la respiración entrecortada de ella y noto su pulso acelerado en la vena que latía en su cuello y la apretó contra su cuerpo, aunque en el auto no era mucho lo que podía hacer.

-te amo Sonia, te amé desde que te vi, pero mi estupidez no me permitió darme cuenta de ello.

-calla Brett, deja que las cosas caigan por su propio peso, no podemos apurar algo que debe surgir entre nosotros espontáneamente, no forzado además está de por medio nuestro hijo. – dijo ella

-nuestro, has dicho? – pregunto  incrédulo

-si ahora es nuestro, ya no solo mío. – le contesto con una sonrisa

-Oh Sonia querida, te amo y te lo demostrare algún día. – contesto, estrechándola con más fuerza aun, por la felicidad que sentía.

 

            Brett comenzó a comportarse, para regocijo de su tío George, como un marido atento, un padre consentidor, un novio galante y hombre celoso, pues celaba a Sonia con un senador amigo de su tío George, que era tres o cuatro años mayor que Brett, también con un medico amigo de Sonia y todo eso él tenía que tragarlo, pues aún no se sentía seguro de nada.

 

            Brett sentía que cada vez que se alejaba de Sonia, se le rompía el cuerpo en pedazos, por el dolor que le causaba.

-No me agrada dejarla tío, deseo que esté viviendo conmigo, tenerla entre mis brazos, no creo poder aguantar mucho más. – le dijo un día Brett a su tío.

-pues te recomiendo que lo hagas, pues no merece que lo eches todo a perder por una estupidez, por cierto hablo tu madre para saber cómo ibas con Sonia? – informo su tío

-y que le dijiste? –pregunto Brett

-pues que poco a poco vas avanzando. – contesto su tío con una sonrisa, ya que comprendía a su sobrino y estaba feliz por él.

-qué bueno que le dijiste eso, pues cada vez que voy a verla no me recibe y manda decir que solo volverá a hablar conmigo el día que lleve a Sonia como mi esposa y le presente formalmente a mi hijo, su nieto¡¡¡ - dijo Brett a su tío, quien se asombró por la fuerte determinación de su hermana.

-jamás pensé que mi hermana fuera de ideas fijas. – contesto su tío.

-pregúntaselo a mi padre, hasta él está asombrado, pues mamá nunca se había revelado a lo que él decía. – contesto Brett

-A donde llevaras a Sonia esta noche? – pregunto su tío

-vamos a ir a ver una obra de teatro, a cenar y si acepta la llevare a bailar. – le respondió

-bueno, pues que tengas suerte esta noche. – decía, cuando vio en ese momento entrar a Sonia.

-Como me veo tío George? – pregunto ella, sonriente

-encantadora hija. – respondió el aludido

 

            A Brett no le pregunto, pues con mirarlo se dio cuenta de cómo la veía y con movimientos lentos y sensuales se acercó a Brett y puso su cabeza en su hombro y con una risita entre tímida y picara le pregunto.

-No tengo que preguntarte a ti, verdad?

-no mi amor, yo sé que con lo que te pongas siempre te verás muy hermosa. – contesto el amoroso pasando su brazo por la espalda de ella abrazándola.

-gracias querido. – le dijo dulcemente




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