Mi arrogante volador redimido

CAPITULO  9

 

 

            Brett seguía a asistiendo a su tío junto con Sonia, ya sabían todo lo relacionado con la política y Brett en la campaña para la reelección de su tío George, quedo sin desearlo como congresista, pero él necesitaba estar casado para poder dar solvencia y credibilidad a su cargo.

-bueno Brett y que esperas para pedirle a Sonia que se case contigo? – le pregunto su tío

-tengo miedo. – contesto Brett a su tío

-mira sobrino, el pequeño Daniel ya tiene tres años y te reconoce como su padre, porque tienes miedo? – le pregunta su tío

-tengo miedo a que me rechace, si se siente presionada, pero tienes razón, le voy a pedir que se case conmigo, solo espero no perder todo lo ganado hasta ahora.

-llévala a cenar y proponte, recuerda ser romántico y gentil. – le recomendó su tío.

-si tío, eso hare. – contesto Brett decidido.

 

            Esa noche, la invito a cenar, llevándola a un bonito y romántico restaurante, y fue durante la cena, un tanto nervioso que le dijo:

-Sonia, cariño, deseo hablar contigo de algo importante.

-bueno, soy toda oídos, dime de que es lo que quieres hablar.

-sé que en el pasado no me porte bien contigo, sé que te hice daño, pero te amo y quiero pedirte que te cases conmigo. – dijo Brett, seriamente, las palabras se atropellaban en sus labios por los nervios que sentía.

-Me lo propones, por el hijo que tenemos o porque necesitas una esposa para la política?- Le pregunto Sonia muy seria.

-ninguna de las dos cosas, he esperado mucho tiempo, porque deseaba que te enamoraras de mí, o al menos que solo me quisieras un poco.– le dijo Brett, quien sentía la boca seca y no reconocía su propia voz de lo ronca que le salía, por el miedo que sentía, pues veía a Sonia muy seria.

-que me respondes? Me aceptarías como tú esposo? Aceptarías casarte conmigo? – le pregunto viéndola a los ojos

-Brett, en verdad me amas? – pregunto Sonia

-sí, desde que te vi, no he podido sacarte de mi cabeza, no he podido olvidarte, y lo que te hice, fue porque me había enamorado de ti y no lo sabía, y a fuerza de verte en la tienda, trate de convencerme de que era algo pasajero, no reconocí el sentimiento, pensaba que era solo deseo, y que tu sabías quién era, por lo que solo querías provocarme y atraerme más, no justifico lo que hice, pero te amo, como jamás amaré a nadie. –

-Sabes Brett, yo también te amo, pero tengo miedo, miedo de no poder ser tú mujer, te amo, pues te has ido metiendo en mi corazón poco a poco, pero y si te falló? Y si no puedo responderte en la intimidad como tú deseas? – pregunto ella con un dejo de ansiedad en la voz.

-no me fallarás, yo lo sé, además yo esperaré a que tú estés lista para ser mi mujer; pero lo que más deseo es estar a tú lado, tenerte en mis brazos todo el tiempo, despertarte con un beso por las mañanas, ser lo último que veas por las noches y lo primero que veas al despertar. – le dijo el con cariño, sonriéndole.

-entonces sí, acepto Brett, acepto ser tu esposa. – contesto ella sonriendo y su rostro se ilumino de felicidad.

 

            Brett tomo la mano de Sonia, y deslizó un anillo con un enorme solitario en su dedo.

-espero te guste? – le pregunto él feliz.

-Oh Brett, es muy hermoso, gracias. – le respondió ella, tomándolo de la mano.

-que día deseas que nos casemos? Pon tú la fecha. – le pregunto Brett sonriendo feliz.

-dentro de tres semanas, arregla los papeles y yo preparare lo de la ceremonia, porque nos casaremos por la iglesia, Verdad?-  Pregunto Sonia

-claro que sí, me gustaría que fuera algo sencillo; pero estas segura de que la quieres en tan corto tiempo, aun una ceremonia sencilla, lleva tiempo prepararla. – le respondió Brett

-Sí, en tres semanas, y no te preocupes, yo puedo arreglar lo de la ceremonia, yo también te iba a pedir que fuera algo simple, tus padres, el tío George, Daniel, tú y yo; algo sencillo e íntimo. – le dijo ella.

-si querida, lo que tú desees, estará bien. – acepto Brett, él solo quería que ella fuera su esposa, ya fuera ellos dos solos ante un juez o ante una multitud en una iglesia.

 

            Esa noche al llevarla a casa, el tío George se encontraba leyendo en su despacho, por lo que fueron a verle.

-Tío George, queremos decirte algo. – dijo Brett al entrar.

 

            El hombre vio la sonrisa en el rostro de su sobrino y la felicidad en el rostro de Sonia que sospechaba lo que le dirían, por lo que sonriendo dijo.

-Y bien? Que quieren decirme?




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