Mi Bella Imposible [wahs].

2da parte Capítulo: [8]

—Usted miente.—Grito provocando susto en la encargada.—¡Mi padre murió el falleció al apenas conocerme!

—No creas... no creas en esas mentiras.—Aconseja con uno de sus últimos hilos de voz.—¡Tu madre planifico todo tienes que creerme abre los ojos!

«A muerto, falleció »

«El nunca te conocerá serás solo mi niña»

No pudo mentirme tan vagamente, no sobre esto, a estado rechazándome desde dieciséis años, prefiere el trabajo por encima de una hija.

¿Por que escondería a Sebastian Lowell de esta manera?

Estoy confundida, extraña y totalmente dolida, por alguna razón las palabras que este hombre anuncia, destapan mi mente inquietándome al oír tal atrocidad.

Necesito repuestas, no silencios.

—Si me dieras la iniciativa de abrir tus ojos yo podría...—Su desesperación y llanto es interrumpido por el nerviosismo angustiante que padezco.

—¡Estas jugando conmigo maldito bromista—-Maldigo escuchando el llanto ajeno aumentar.—¿Es una broma telefónica verdad? usted renacer de las cenizas y llamarme para informarme que está vivo es un chiste estúpido.

—¡Búscame! si tu no lo haces yo iré por ti... ya no puedo vivir en una mentira.—Se mantiene en silencio mientras me atormentan los recuerdos.

—¡No puedes estar vivo definitivamente tienes que estar bajo tierra!—Cuelgo agresivamente empapando el teléfono con lagrimas.

Todo calló, la tranquilidad no fue eterna.

La bailarina danza en un mar sin fondo.

Mi vida esta sobre ruedas, navegó sobre fuego.

Recorro como nunca cada aula que habita a la vuelta, queriendo recordar la salida hacia el exterior, cuidando que nadie vea este estado tan deplorable y melancólico que padezco.

¿Que si estoy dentro de un abismo?

No, solo encerrada en el pasado ese que tanto deseo descubrir, no me opondré a preguntar.

La ogra oirá, sin reproche a una ciega.

No callare, gritare, toda esta agonía soltare. Todos me oirán y dirán... "valla esta viva, ella a vuelto se a sacado la soga" 



.

—¡Niña a llegado!—Aparece Greg  recibiéndome con una notoria alegría que desaparece al verme de cerca.—¿Como le fue?

—Tu y Matilde lo sabían verdad.—Hablo intentado tranquilizar el temperamento que mi voz empieza a optar.

—¿Saber que?—Juega con las llaves del vehículo mientras se escucha la voz de Matilde cada vez más cerca.

Quiere saber que tal el día, y recibirme con un abrazó.
No dejo que demuestre afecto, estoy furiosa, enojada llena de ira, la furia se hace presente.

Respiro, sintiendo como los puños van cerrándose.

Engañar es hiriente, habitar en una burbuja puede ser horripilante.

—¡No pensé esto de ustedes no tienen las mínimas agallas para asegurarme que aquel supuesto padre que tuve está vivo!—Golpeó furiosa la mesa de estar intentando sacar el remordimiento.

—¿De que hablas Aurorita?—Suelta asustada Matilde mientras comparte miradas cómplices con el chofer. 

—¡De su mentira de un estúpido engaño! el cual acordaron con el demonio de esta casa.—Revelo frente a frente en sus caras sintiendo la confianza que les tenía caer despavorida.—Yo lo vi... el estaba en un ataúd sin vida. ¿¡Como pudieron hacerme esto!?—Lágrimas suelto repletas de dolor estos ven con un semblante culpable y arrepentido.

La puerta se abre y el frió viento recorre toda la sala de estar, esa oscura y burlona mirada nos observa, triunfante aplaudiendo internamente gustosa sonríe, expulsando victoria.

—Por dios mírate hasta ya sabes montar bien una obra de teatro.—Prepotente se dirige hasta aquí riendo al saber que pudo hacerme sentir una inútil otra vez.—¿¡Que mosca te pico ahora tu padre vivo por favor que cosas dices!?

—La verdad que tu nunca en esta miserable vida quisiste contarme.—Repudio contraatacandola con furia.

Las dos personas, observan detrás asombrados y anonadados por ese  comentario tan inesperado. Nunca hablé con tanta fiereza, seguridad a esta querida madre, la que dibujo un mundo sobre cuentos de hadas, desplazando a quien no cumpliera con la despiadada fantasía.

—¡Miserable vida tendrás tu ahora mocosa mal educada!

—Ya no seré un títere no aguantare tu ironía de familia perfecta.—Gritó desesperada cada palabra sin importarme las consecuencias.

Un fuerte dolor invade mi cara, siento el ardor al rojo vivo, la fuerza en la bofetada fue bestial.

Nunca lo hizo, jamás me toco ni un pelo, a pesar de todo solía preferir los insultos o regaños, no llegar a esto.

Hasta ahora.

Toco el  cachete izquierdo compadeciéndome de este, tragándome de una sola vez, todas las lagrimas que exigen salir.

Esa mirada prepotente, de enojo lo dice todo, sus facciones no demuestran, ni una pizca de arrepentimiento.

Vera la guerra, efectivamente no pienso creer en palabras, no después de comprobar miles de calamidades.

—Golpeas duro... veamos si ocultas mejor las cosas ahora.—Declaro prepotente rebasándola para seguir el paso hacia arriba.

Ya no seré la dueña de las cuevas oscuras, si no la guiadora de la verdad.

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