Pov Lía:
Luego de que arrancará el coche, agarró la calle principal y yo lo único que hacía era mirar por la ventana hacia las calles y negocios, porque en realidad no sabía qué hacer, ni a donde nos dirigíamos y esto se estaba sumiendo en un silencio incómodo.
- ¿Estás nerviosa muñeca? - me preguntó sacándome de mi ensoñación.
-Eh no, ¿por qué?
-Pues se nota, además no dejas de mover tus pies y de mirar un punto fijo.
La verdad es que no me había dado cuenta q movía mis pies en ese momento, pero según varias personas era un tic que tenía cuando estaba incómoda o nerviosa en alguna situación y claro que esta era una de ella.
-Ehh no, sólo está mirando los negocios y no me di cuenta de que estaba moviendo los pies - sentí mis mejillas calientes por un momento y lo único que pensaba en mi interior es que no se haya dado cuenta.
-Okey - me respondió.
-Mmm ¿a dónde vamos exactamente? - dije en voz baja.
-Vamos a un lugar de comida de un buen amigo mío, creo que te gustará hermosa - lo dijo con esa voz ronca que lo caracterizaba.
-Y no temas que nunca te haría algo, eres importante - susurro, pero lo último que dijo no sé si entendí bien o ya estoy imaginando cosas, así que lo deje pasar.
-Está bien.
Luego de esa pequeña conversación el coche se sumió otra vez en el silencio, pero esta vez no tan incómodo, bueno creo.
Mientras el coche siguió avanzando hacia un destino que yo no sabía dónde era, me puse a pensar en que en verdad estaba en el auto con un completo desconocido y ahora recién me daba cuenta de las cosas que en verdad sabía de el:
1)No sabía su nombre, sólo el apodo con el que lo nombran.
2)Era boxeador ilegal.
3)Al parecer mucha gente lo conocía.
4)En el ring y fuera de él era muy respetado o mejor dicho le tenían algo de miedo.
Gire un poco mi cabeza y lo mire tenía un rostro bien definido con cejas pobladas; nariz respingada y labios ni tan fino no tan gruesos, ojos como de un color medio gris, hombros anchos, abdomen marcado, brazos musculosos, pero no demasiados y manos grandes. Todo en él lo hacía ver como un Dios griego pero su actitud, su ropa y su mirada fría te decían que era todo lo contrario y que es alguien al que si le haces algo te lo cobraría y que puede ser que también proteja a su gente, pero eso no sé, no lo conozco, sólo me estoy imaginando.
Luego de estar escaneándolo (como lo diría Mady) él se giró y me miro con una sonrisita, rápido me gire mirando hacia el exterior y podía sentir como mis mejillas se tornaban rojas, o por dios me había descubierto mirándolo” qué vergüenza”.
Luego de ese pequeño episodio me di cuenta de algo importante que me puso los pelitos de la nuca en punta: como sabía en qué lugar estudiaba y mi nombre, si sólo nos habíamos visto una sola vez y por unos breves minutos.
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