Mi Cálido Secreto

3. Métete con alguien de tu tamaño.

 Al día siguiente Adam sentía escalofríos constantes y no sabía la razón, Korina se mostraba muy calmada y eso a todas luces estaba muy mal, la chica estaba poniendo atención a la clase a tal punto que llegó a corregir los errores que había cometido el profesor; todos sus compañeros tenían el corazón latiendo rápidamente; si ella estaba prestando atención, cualquier cosa sería una sentencia de muerte para ellos.

 

 Todo iba supuestamente bien hasta que mientras almorzaba sobre Adam cayó una especie de líquido espeso y nauseabundo sus amigos se alejaron rápidamente y con arcadas, él por su parte vomitó lo poco que había comido, no comprendía de que estaba compuesta aquella substancia; miró hacia arriba y vió a un par de chicos que parecían celebrar lo que habían hecho, él no los conocía y sólo entendió aquella forma de actuar, cuando a lo lejos vió a Korina riéndose y aplaudiendo la hazaña.

 

 Adam corrió hacia su auto y fue a su casa para darse una ducha y sacarse el olor, pero esto fue muy difícil ya que la mezcla parecía estar hecha de cosas en descomposición y había sido repotenciada con amoniaco y algunas otras que ni siquiera quiso saber que eran, luego de la ducha regresó a la universidad en el auto de su padre ya que no soportaba el olor que había quedado impregnado en los asientos del suyo.

 

—Chico nuevo... ¿Qué es ese olor? ¿Cambiaste de perfume? —Korina se burló de él al verlo acercarse a ella con una expresión que delataba que no estaba contento.

 

—¿No crees que se te fue la mano? —se quejó el chico tan pronto como su enojo lo dejó hablar.

 

—Para nada, esto no se compara con lo que hice aquella vez que me enviaron a la correccional —los chicos que estaban con ella comenzaron a reírse como si recordasen lo que ocurrió— y si mal no recuerdo, fuiste tu quien inició todo.

 

—Yo no hice nada grave como para merecer algo como lo de hoy —Korina comenzó a reírse de él a carcajadas.

 

—Eso no me importa..... si me haces algo, puedes estar seguro que pagarás por ello unas diez veces más —el chico pareció perder la poca paciencia que le quedaba.

 

—Quisiera ahorcarte ahora mismo.....

 

—Tendrás que darme más detalles...... porque podría dejarte hacerlo bajo ciertas circunstancias —sus amigos gruñeron y luego volvieron a reírse.

 

—Cierra la boca de una vez —Adam se fue de ahí antes de cometer una locura— ¿de verdad me gustan ese tipo de chicas? —se preguntó mientras caminaba por los pasillos del lugar.

 

—¡Adam! —lo llamó su amigo de la infancia y se acercó con una gran sonrisa— hermano, me enteré de lo que pasó.... estaba en clases.... ¿estás bien?.

 

—Si, me perdí de varias clases porque estaba en casa tratando de quitarme el olor de esa cosa que me echaron encima —explicó muy enfadado a su amigo para luego resoplar— te juro que nunca había querido golpear a una chica con tanto fervor como a ella.

 

—Debe gustarte mucho —Adam le lanzó una mirada asesina a su amigo y este comenzó a reírse— ¿acaso olvidaste que cuando estábamos en la escuela le pegaste la falda al asiento a la niña que te gustaba?.

 

—Éramos muy pequeños, no lo recuerdo —fingió demencia antes de que su amigo lo descubriera.

 

—Pues fue algo que pasó y ahora parece que quieres repetir aquellos tiempos con la única persona con la que no debes meterte en todo este lugar.... ¿viste acaso a los gorilas con los que acostumbra juntarse? Son todos atletas, algunos del club de béisbol, otros del club de baloncesto y hasta tiene a algunos del club de karate y judo, estás hundido hasta el fondo si crees que puedes con ella... esos chicos hacen todo lo que ella quiere —su amigo parecía preocupado por él.

 

—No creí que fuera tan grave......

 

—Amigo —lo interrumpió para luego darle algunas palmadas en la espalda— entiendo que te hayas transferido de universidad recientemente y por eso no conozcas las reglas del lugar, pero no es como si pudieras meterte con cualquier persona sin saber quién demonios es.

 

—Ya entiendo, ya entiendo —Adam sintió la necesidad de cambiar de tema— necesitaré que me prestes tus apuntes de las clases que perdí.

 

—No te preocupes te los enviaré más tarde —su amigo le dió unas últimas palmadas para luego dirigirse a su última clase del día.

 

 El profesor le indicó que en un par de semanas el problema del error de inscripción estaría resuelto, pero ahora se había declarado la guerra para Adam y Korina;  todo había dejado de ser un juego de cortejo, comenzaba a entender las razones por las que todos le temían y odiaban a la chica, sin embargo, sentía algo de pena por Michael, ya que él era el responsable de limpiar los desastres de ella.



 Decidió dejar las cosas calmarse para poder responder a los hechos mientras la chicas estuviese desprevenida. Tuvo que esperar dos semanas para que la chica pudiera bajar la guardia, en un descuido Adam robó el bate de Korina y lo destrozó tanto como pudo para luego dejarlo tirado sobre el auto de ella.



 Korina había estado buscando con mucha insistencia el objeto, pero no lo encontró por ningún lado, uno de sus amigos la encontró sentada en las escaleras que daban al último piso del edificio, estaba escondida y parecía muy triste.



—Peque, ¿qué estás haciendo aquí? Tenemos mucho tiempo buscándote, estábamos muy preocupados —dijo el chico mientras llamaba a alguien por teléfono— si, ya la encontré, estamos en las escaleras del último piso.



—Mi bate desapareció —Korina parecía estar a punto de llorar, pero sus ojos estaban secos como un desierto— lo he buscado por todas partes y no lo encuentro —las zancadas de un grupo de personas se dejaron escuchar, los chicos venían subiendo tan rápido como podían.



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En el texto hay: amor secreto, venganza adolescente

Editado: 02.11.2021

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