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Dylan:
Dentro de las pocas locuras que me he atrevido a realizar, destacan: saltar de un bus en movimiento; intentar montar un caballo salvaje; saltar al río desde un acantilado y esto. Ahora me encuentro en medio de la pista de baile, pero este es un rock bar. Estoy con Tory y sus amigos, en medio de muchos rockeros y a punto de "poguear" a ritmo de la banda de turno.
Todo esto comenzó con la invitación de Tory, en realidad, me trajo sin que yo supiera a dónde íbamos a ir. Ella mencionó que tenía otra sorpresa para mí, así que acepté sin más. Al llegar, quedé anonadado y muy asustado, pues podía intuir lo que tramaba. Cuando entramos vi que no había sillas, y solo había mesas elevadas para apoyar las bebidas. Al fondo, un escenario donde las bandas tocaban en vivo; en medio, la pista de baile, si es que se le puede llamar baile a lo que ellos llaman "pogo" o "mosh". Este consiste, según me explicaron, en un tipo de baile que se caracteriza por los saltos y por desarrollarse a partir de choques y empujones. Si bien parece que estuvieran en medio de una trifulca, no se busca lastimar a nadie, si no, se busca la integración de todos los que participan. Ahora, de haber alguien que quiera librar su ira dentro del "pogo", es reprimido por el resto rápidamente.
Al entrar, los amigos de Tory esperaban cerca de la entrada, ellos eran: Stephen, Jack, Alex, Melissa, Susan y el mismísimo Romero. Claro, todos son fanáticos de la música rock metal, excepto por romero, él gusta solo del reguetón, pero, aun así, es apreciado por el grupo de chicos aquí. Luego de ubicarnos en una mesa cerca del escenario, Tory me presentó a cada uno de sus amigos, mientras, Romero se iba a pedir unas cervezas. Cuando regresó con ellas, todos brindaron a mi nombre y hablamos de nuestros gustos musicales. Stephen concordó conmigo en que Finger Eleven era una buena banda, el resto en cambio, alegaban que solo se trataba de una banda mediocre. Luego de un breve debate, el cual terminamos ganando Stephen y yo, empezaron a indagar sobre mí.
—Y Dylan, ¿A qué te dedicas? —me preguntó Susan—.
—Bueno, estudio en la universidad del centro.
—¿En serio? Yo también estudio ahí. —mencionó Stephen—. Espero encontrarnos ahí algún día.
—Esperemos que sí —respondí—.
—Tory —indagó Alex—, ¿cómo conociste a Dylan?
—Sí, estoy muy intrigado por saber eso —acotó Alex—.
—Bueno, fue muy gracioso. Lo conocí en un parque que está a unas cuadras de la casa de Camila, creo que es el Parque de los Recuerdos, y entonces...
Mientras Tory narraba la historia de nuestro primer encuentro, yo recordaba los días posteriores a nuestra salida a la cascada. Tory y yo llegamos a tener más acercamiento gracias a las redes sociales. Fue ahí que me contó que su mejor amiga, Camila, vive a unas cuadras del parque que frecuento; me habló sobre su hermana menor a quien extraña; mencionó parcialmente a River, indicando que era como un mejor amigo, mas no me dio mayor detalle; nos recomendamos libros, series y canciones. Finalmente, luego de varias semanas, me dijo que quería invitarme a un nuevo lugar. Dentro de sus planes estaba el presentarme a su grupo de amigos, contrastando que serían de mi agrado. Y fue por eso que acepté acompañarla.
—... y luego de darse cuenta de que su libro estaba partido en dos, respondió diciendo que tenía un lindo vestido de gato...
Todos rían a carcajadas luego de oír la historia. Mientras yo sentía muy avergonzado. Sentía que me hacía pequeño. De pronto, Romero intervino.
—Oigan, ya basta. A todos nos ha pasado algo similar alguna vez.
—Tranquilo Romeo —dijo Jack—, tienes razón, pero, aun así, sigue siendo una historia muy divertida.
—Es cierto romero—acotó Susan—, esta será una buena historia que contar.
—Además —recalcó Melissa—, Dylan es ahora uno de los nuestros.
Todos volvieron a brindar a mi nombre y Tory me miró con una dulce sonrisa.
—Por cierto, Dylan —anunciaba Stephen— ¿quieres saber cómo conocimos a Romeo?
—Oh, aquí vamos otra vez... —Romero resopló y sonrió avergonzadamente—.
—Sí, adoro esa historia —mencionó Alex—.
—Bueno —inició Susan—, resulta que Romeo solía intentar conquistar chicas en todo tipo de fiesta a las que pudiera escabullirse.
—Sí —agregó Stephen—, y por alguna razón llegó a una tocada de rock en la que estábamos nosotros. Entonces, puso el ojo en Tory, esperó a que estuviera sola y le invito una cerveza. Aunque Tory vio sus intenciones, le siguió el juego. Fingió estar realmente complacida con él, así que lo llevó a la pista de baile.
—Desde ahí, nos hizo una señal —continuó Alex—, la pista estaba repleta y luego la banda empezó a tocar. Como sabes, la manera como vivimos el rock es mediante el "pogo". Así que...
—Llevé a Romeo al centro —concluyó Tory—, y la gente se abalanzó directamente sobre él. Y como el pobre no tenía ninguna experiencia, terminó "molido" y con varios arañazos por parte de las chicas del grupo...
Todos reímos a carcajadas. De algún modo, me vino a la mente el refrán: "fue por lana y salió trasquilado". Romero solo atinó al reír con mucha vergüenza.
—Hasta ahora nos preguntamos cómo es que terminó en un lugar así para buscar chicas —dijo Susan—.
—Pero gracias a eso pudimos conocer a Romeo —agregó Alex—.
—¡Sí! —gritaron todos al unísono— ¡Brindemos por Romeo!
Después de la algarabía, llegó lo que me temía.
—Bueno Dylan, hoy no solo será tu primera vez en un lugar así —mencionó Tory—, será tu primer pogo.
—¿Co...cómo? — mi sonrisa quedó congelada en mi rostro —.
—Tranquilo, no estarás solo...
—Es verdad, todos estaremos contigo —contrastó Melissa—. No te preocupes que no te pasará lo que a Romeo.