Mi color favorito eres tú

Nuevo color

Desde muy pequeña supe varias cosas, una: jamás entraría a estudiar arte, dos: no sabía mucho de colores, tres: mis habilidades motoras eran completamente nulas y cuatro: nunca fui buena en matemáticas, más de una persona me había preguntado que por que esta hipótesis si no era del todo verdad, mi respuesta siempre fue la misma, las personas que son buenas en matemáticas son buenas dibujando y yo no soy de esos afortunados. Así que dejaba de casi inmediato esa conversación para pensar en cosas triviales como, en la cena y en lo que haría sin no hacia la tarea a tiempo.

 Aunque me avergüence un poco al confesarlo siempre tuve envidia de mis hermanos y padres, siempre retrataban lo que veían, cuando estaban inspirados eran unos artistas, miraban el cielo y con solo esa acción era suficiente para que empezaran una gran pintura, aunque por alguna extraña razón jamás se atrevieron a publicar sus obras, siempre les pregunte aquellas acciones, pero siempre me decían lo mismo: soy muy egoísta para que alguien más lo contemple, nunca lo entendí y jamás lo haré. Por alguna ironía del destino cada novio que tenía sabía pintar y eran buenos en matemáticas, pero para mí desgracia tenían patrones que no soportaba, entre ellos eran machistas, ególatras y bastante homofóbicos, siento que esa era una de las razones por la cuales me sentía tan a gusto solo con mis hermanos, ellos no eran así.

Aunque me atraía de cierta forma el arte jamás le tome tanta importancia, los colores como rojo carmesí y borgoña, eran para mi iguales, o quizás tenía un serio problema con la vista, jamás lo averigüe. Mis amigas de la universidad a la que asistía también eran reacias a la pintura, cuando teníamos que dibujar cualquier cosa mínima era un horror, claro, las tres teníamos niveles diferentes, nuestro grupo se conformaba por Ana, Mía y yo, Ana era medianamente buena, luego seguía yo que no era tan mala y luego estaba Ana, ¡oh! pobre Ana, para ella era el mismo infierno cuando nos tocaba colorear las despiadadas fotocopias que nos pasaban de vez en cuando para realizar talleres, todavía me sigo preguntando ¿de que sirvió tantas fotocopias? ¡Si ni siquiera estábamos en el colegio! era algo humillante que nos trataran como niñas, rápidamente olvide esos pensamiento y seguí en la bendita tarea que nos habían colocado, que como siempre era en grupo. Tenía que entregar esa horrible parte del trabajo, para el día siguiente y unirlo con las demás integrantes. 

Eran las 9 de la noche aquel lunes, salí de la universidad, y el viento golpeo mi cara pero eso no importó, seguí adelante hasta la parada del autobús, mire hacia la avenida principal y pude observar que estaban cruzando los carros, aquello me daría tiempo para cruzar las dos avenidas frente a la salida de la universidad, crucé corriendo la primera avenida, aunque no venía ningún carro tenía miedo, tomé un respiro ya que mi estado físico era realmente malo, de repente vi que se aproximaban carros de la segunda avenida, así que me adelante a ellos, pero fue en ese momento y no sé con qué velocidad volé por lo cielos, un golpe en las costillas fue suficiente para hacerme chillar del dolor, para luego caer a una acera cerca de la parada de mi bus, el golpe fue tan profundo que la respiración me faltaba, mi cabeza daba vueltas, mis susurros eran lastimeros y de mi boca salía algo con sabor a metal, vi como un la sangre salía de mi boca, esta era la primera vez que veía un color tan vivo, era irónico ya que me estaba muriendo, quise reírme por los últimos pensamientos que estaba teniendo, pero el dolor no me dejaba, la sangre seguía saliendo haciendo un gran charco, ese color era tan vivo y tan atractivo que desee verlo un poco más. Las lágrimas salían sin control y los pulmones ya no me servían de nada, lo único que podía pensar era que no podría comer esa noche con mi familia, esta vez no podría probar por última vez la rica cena de mamá, oí con dificultad como los susurros de la gente se volvían gritos, ¿tan mal me veía? pero esto tan pronto como empezó se apagó dejando solo un pitido en mis oídos para que la oscuridad me arrasara con ella, mami, te amo, y entonces se apagó todo. 

 

 




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