Mi Destino, tu Corazón

Capítulo VEINTITRES

Suspiro mientras tomo mi cabello viendo la pantalla que está sobre la cancha, sin creer que el equipo esté perdiendo 5-12. No va ni la mitad de la primera parte y ya me imagino que esto no va a terminar bien. Ya es el segundo año consecutivo que no llegamos a semifinales, esto ya es la peor racha de los últimos cinco años. Observo al entrenador tratando de encontrar alguna solución a los problemas que crea los jugadores al perder el balón, terminando el mismo dentro del arco que está defendiendo Perco... Su primer partido, el peor de los comienzos.

Me sorprende que venga corriendo a mí cuando lo cambian, y no es indiferente para los demás que se alejan lo mejor que pueden.

- No puedo hacer nada si no hay esmero de los demás Marko.- quita su frustración con la botella de agua- No nos pueden sacar tanta diferencia... ¡Somos locales y no podemos estar pasando por esto!- golpeo su hombro, su mirada sin emoción se clava en la mía.

- Quisiera estar ahí adentro para hacer mi trabajo, pero aquí estoy con una lesión que no me deja y viendo a un niño que no sabe llevar el equipo hacer un gol.- suspiro y le tiendo la toalla- Deseo que sea una pesadilla y despierte antes de que sea demasiado tarde.- su mirada va hacia su arco, donde han hecho otro gol.

Jürgen golpea al aire y el capitán alienta a los demás que siguen en cancha. No sé que ocurre, el equipo perdió la magia como así también la primera posición del campeonato local y el torneo internacional... Peor imposible. Aliento a Tomaž cuando vuelve a su puesto, otra no me queda. Todos están en silencio, los aficionados han quedado mudos ante lo que está ocurriendo en este tramo del juego. Entre la multitud encuentro a mi hermano con su novia y el pequeño Radovan, que se ven más perdidos que yo. Empiezo a alentar, cada tanto llamo al niño para darle indicaciones y me sorprende que no me salga con una de sus tantas yo se lo que hago anciano como siempre me dice, solo asiente y cumple con las jugadas que le marco.

La primera mitad termina 15-20, un gran alivio para lo que viene en la próxima media hora. Fue demasiado lo que hizo Jürgen para acortar la gran diferencia. Solo necesita motivación para sacar el juego adelante y pasar a la siguiente fase. Nadie habla, nadie dice nada. La tensión se siente entre estas cuatro paredes y el entrenador los observa a cada uno de ellos, quedando más tiempo en Jürgen y se acerca a felicitarlo. Su mirada se encuentra con la mía, haciendo seña para que lo siga. Lo sigo a pasos acelerados hasta que se ubica detrás de los vestidores.

- No sé lo que le has dicho a Jürgen, pero noto que está haciendo todo lo posible para tomar ese lugar que algún día dejarás.- se gira cruzándose de brazos y su mirada no expresa nada- Aunque no quieras creer, él toma tu táctica de juego para que no se sienta tu ausencia en el equipo...

- No lo creo.- le interrumpo negando con la cabeza- Es más ofensivo y yo soy más defensivo, es algo difícil de combinar con el ataque.

- Pero lo hace Marko, no ha dado resultado, pero le irás enseñando cuando vuelvas a los entrenamientos. No jugarás toda tu vida y necesitamos que le des esa magia que proviene de ti a él, Cerkno no va a ser igual cuando te retires.- golpea mi espalda, dejándome solo y aturdido por lo que me pide.

¿Enseñar a ese niño malcriado? Imposible. Apenas cruzamos dos o tres palabras para luego decirnos de todo, menos nuestros nombres. Es más que imposible, apenas soporto al inmaduro de mi hermano... Si, será padre y todo lo que sea, pero sigue siendo ese hermano menor que abandoné en Bečej y un niño que se podría llevar bien con su propio hijo.

Vuelvo a la reunión principal, ubicándome al lado de Perco que se ve perdido en sus pensamientos. Levanta la vista hacia mí y golpea mi omóplato, para guiar su mira al entrenador que comienza hablar. Observo de reojo que Jürgen se sienta al lado mío sin desviar su atención al entrenador, lo que me hace pensar lo dicho por el mismo... ¡No! Solo debe venir para entretenerse con sus groserías, pero me sorprende la expresión de su rostro. La preocupación es lo que lo envuelve, tal vez si le cae todo el peso en sus hombros. Todos quedan en silencio cuando mi teléfono interrumpe la charla.

- Disculpen, es Britt.- digo con una sonrisa en mis labios, disculpándome con el entrenador. Todos, pero absolutamente todos se me quedan mirando. Dije su nombre, pero hay un montón de mujeres con el mismo nombre y no me interesa lo que piensen.

Salgo del vestuario con el teléfono en la mano y mis dedos viajan a la pantalla, lo desbloqueo y descuelgo.

- Oye, ese niño como tú lo llamas, está cubriendo demasiado bien tu puesto.- me río y ella se ríe conmigo. Ni siquiera un hola para comenzar nuestra conversación. Puede que me desahogue con poco con Britt- ¿No crees que puedes dejarle tu legado?- esto no puede ser verdad...

- Hola mi princesa, ¿Cómo estás?- medito lo dicho pero ya es tarde, ella ha de estar ruborizada- Por casualidad... ¿Es algo planeado con mi entrenador y tú?

- Que tengamos los mismos pensamientos no quiere decir que me comunique con él.- la puerta del vestuario se abre y salen todos mis compañeros de equipo, observándome como si estuviera en algo raro.



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En el texto hay: amigos, amor, deporte

Editado: 31.12.2018

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