Mi Destino, tu Corazón

Capítulo VEINTISIETE

Claro, ¿Porqué no? Fue la respuesta que me dio cuando le pregunté si le gustaría cenar conmigo y para la gran culminación, su gran sonrisa. No sé si pensó en que sería en mi casa, pero no hice más que dejarla con las mujeres del equipo y tomé a mi sobrino antes de que se lo terminara llevando al vestuario. Sólo le dije que mañana a primera hora se lo llevaría al hotel para que pase la mañana con ella. Me rompieron los tímpanos con los gritos de felicidad y oigo la voz de Tomaž a mi lado. Él ni siquiera se tomaba el atrevimiento de desviar la mirada de Yvonne cuando es observado por ella. Instintivamente mis ojos van a Britt, y no soy el único que nota ese algo entre ellos. Le sonrío despidiéndome del equipo con la promesa de llevar a Radovan antes de trabajar y empujo a Perco antes de que pase vergüenza babeando por Yvonne. Me quedé más tranquilo al dejarlo en su vehículo, en otro momento me haré cargo de gastarle en bromas.

Pero lo que más preocupa ahora es lo que saldrá después de la cena, mientras estoy entre mensajes con Yvonne. No sé como ha conseguido mi número, pero no hay que ser inteligente para saber que lo rescató de los contactos de su amiga. Trato de preguntar cosas sobre su amiga para no quedar mal en la cita, como ella lo denominó. Una cita con una mujer comprometida... Sigo sin creer que esté haciendo esto cuando está a poco meses de su casamiento, todo porque quiero de yo quien la reciba en el altar y no ese niño que no piensa más que en él mismo. Volviendo con lo de la cena, no es pretenciosa y eso juega un punto a favor. La idea es llevarla a un restaurante al aire libre y lejos de la ciudad, sin la necesidad de escondernos de las cámaras. Lo último que quiero es ser el segundo de alguien, otra vez.

Termino por enviarle un mensaje a Britt que la iré a buscar en dos horas y que no necesita vestimenta extravagante, solo a gusto de ella. Me sorprende que no se tomara mucho tiempo en contestarme y sea solo un guiño. No entiendo eso de los emojis, solo que no puedo ignorar su respuesta. Suspiro y le sonrío al teléfono como un estúpido, solo ella me pone como un adolescente... 

- ¡Si que quieres lucirte!- dirijo la mirada a Dragan, quien esta observándome desde la cabeza hasta los pies y se muerde sus labios para no reírse- Todo un veterano súper modelo, hasta me ataca la envidia...

- No estoy para bromas hermanito.- lo miro mal, pero no tengo tiempo para dedicarme a soportar sus halagos y mis ojos se dirigen al reloj que descansa en el escritorio.

- Cuando en tu puta vida te has vestido como si quisieras aparentar alguien de su edad?- frunzo el ceño ante su pregunta y camino hacia el espejo... Camisa jean celeste junto con el pantalón negro, remera blanca de cuello redondo al igual que las zapatillas- Eres la versión mayor de mi!

- ¿Te parece?- lo observo a él de nuevo, como si me preocupara por parecerme o no a mi hermano- ¿Sabes lo que me vale tu opinión?- entrecierro mis ojos en él de nuevo- Genial, porque el niño prodigio tiene tu misma edad. No va a notar la diferencia... Así que ahora me dedicaré a que cambie de opinión sobre el casamiento, aunque eso me lleve a retirarme y vivir con ella a Hungría.- abre la boca sorprendido y me retiro de mi habitación sin dejarle hablar.

Antes de retirarme me despido de Radojka y de mi pequeño sobrino, dejándolos en lo que están haciendo. Controlo mi vestimenta antes de refugiarme en mi vehículo, mientras con el GPS busco la dirección del hotel... No recuerdo el camino que tomé el otro día. Un gran suspiro escapa de lo más profundo de mí y salgo del garaje de mi casa.

Me empapo de perfume y en las palmas de mis manos con gel amolda mi cabello a un lado. Intento pasar por desapercibido ante las atentas miradas de lo que están a pocos metros de mi vehículo. No hace falta observar dentro de la misma cuando saben de quien es. Solo espero no llamar la atención con lo que llevo puesto y con todo el coraje que pude recoger, abro la puerta. Si por mi fuese, me importa una mierda que se enteren por quien vengo. Sólo que no es una mujer cualquiera y será peor que el escándalo la rodee en un momento muy importante de su carrera.


Entro al hotel y los hombres de seguridad me saludan con un asentamiento de cabeza, aunque sus miradas muestren lo sorprendidos que están de verme. Me acerco a recepción para preguntar donde se aloja el equipo, pero la mujer de unos veinticinco o más que está al otro lado no hace más que observarme mordiendo su labio inferior... Detesto cuando creen que hacer eso llama la atención de cualquier hombre. Siento como mi cabeza casi choca con el escritorio de la recepcionista y un peso pesado aferrándose a mi cuerpo.

- ¿Y tu lindo amigo?- ¡Dios! ¡Pesa como mil demonios! Sutilmente la bajo y me giro a Yvonne que me sonríe- Al menos para retribuir el favor, tendrías que traerlo.

- Yo también estoy bien, gracias por preocuparte.- le contesto sarcástico y ella solo bate sus pestañas de manera inocente- Para la próxima lo haré.

Me empuja hacia no sé dónde exactamente, pero siento que soy observado... No le doy mucha importancia, solo que tendré que buscar otra salida. Yvonne me guía al ascensor que no está lejos de la recepción y entramos enseguida. Mientras aprieta el botón para ascender hacia donde se hospedan, no puedo desviar la mirada de ella. Lleva un vestido sin bretel que le llega hasta arriba de la rodilla, zapatos con tacos y su cabello suelto. ¿En serio esperaba a que arrastrara a Tomaž? En vez de preguntarle, la halago. Y si, se había vestido así pensando que Perco vendría conmigo. Terminé convenciéndola que mañana después del juego, lo haré reunir con ella y haga lo que quiera con él. Sólo que en vez de recibir alguna de esas respuestas típicas de ella, se ruborizó hasta los oídos. Viniendo de ella, verla así es difícil de creer.



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En el texto hay: amigos, amor, deporte

Editado: 31.12.2018

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