Tenía algo de miedo, cuándo se ofreció a acompañarme a casa, pero no tuve opción, dijo que aunque me negara me iba a seguir para asegurarse de que llegara bien a casa.
Tomamos un micro que pasaba por frente de mi casa, pero ella recomendó que nos bajáramos una cuadra antes, recién estaba por anochecer.
—Supongo que hasta aquí puedo llegar —susurro.
—¿Qué?
—A tus padres no les gustará verte conmigo.
Me tomo de las manos y se acercó para besarme en la frente. Me sonrojé.
—Además, tal vez sea buen momento para preparar tu coartada —me susurro en el oído.
—Nos vemos mañana.
Empecé a caminar rumbo a casa, pero al acercarme note algo aterrador, mis padres esperaban en el comedor, seguro me estaban esperando.
Tomé mi teléfono y desactive el modo avión, me llegaron varios mensajes de Carolina.
“Vinieron a mi casa, tuve que decirles que me habías pedido que te cubra pero que no me habías dicho a donde ibas” decía el primero.
Busque entre mis contactos y cambié ligeramente el nombre de contacto de Matías de “Matías idiota” a “Matías mi idiota”. Y le mandé un mensaje.
“Fuimos a ver la película de la que estaban hablando nuestros compañeros la semana pasada, no olvides el plan”
Espere a que leyera el mensaje, lo borré y me dispuse a caminar hasta la puerta, rogando para que no se enojaran demasiado, o que cuándo les explicara mi mentira se les quitara el enojo.
Abrí la puerta y no tuve ni tiempo para saludar.
—¡¿Dónde se supone que estabas jovencita?! —me gritó mi madre.
—Yo… yo solo estaba con Caro…
—No nos mientas señorita, fuimos a recogerte y nos confesó que tu no entraste a su casa en ningún momento.
—Yo…
—Vamos, suéltalo de una vez.
—Estaba en el cine con mi —trague saliva por el asco que me daba decirlo—, con mi chico.
—¡¿Tu chico?! —me gritó mi padre furioso—. ¿Qué quieres decir con eso?
Cerré lo ojos asustada, temiendo que me golpeará.
—¡¿Como te atreves a tener novio sin permiso?! —fue el único grito extra que escuché.
—Yo… yo pensé que si tenía —respondí con un hilo de voz.
—¡¿Y qué te hizo pensar eso?!
—¡Que siempre nos insinúan que deberíamos ser novios! —le respondí molesta, odiaba su actitud, yo no era un niña, sabía perfectamente cuidarme.
De pronto hicieron silencio.
—¿Matías? —preguntó mi madre. Yo asentí y hablé.
—Me lo propuso ahí —susurre algo avergonzada de mis palabras.
—Por esta vez tu castigo va a ser leve, pero más te vale no volver a mentirnos —me amenazó mi padre—. Y espero que lo traigas para que hable con él pronto.