"Mi Dulce Amor"

"Èl MI Nuevo Guardaespaldas"

 

 

Horas después…

 

 

Luego de horas de estar platicando con Daniel, el día se me ha hecho un poco más placentero, ansió que sea mañana para poder por fin asistir a la escuela de invidentes a donde me llevara Daniel.

 

 

 

 

—Bueno aunque me quedan algunos minutos  más de trabajo debo ir a seguir indicaciones ¿Qué tal si duermes y mañana vengo a recogerte temprano?

 

 

Con una sonrisa en mis labios asiento.

 

 

 

—Gracias Daniel. Gracias por hacer esto por mí y te prometo que no le diré nada a mis padres —sigo sonriendo a la  vez que busco sus manos las cuales encuentro enseguida.

 

Si sus manos son así de suaves y ese olor que expide cada que me acerco es sensacional no quiero imaginar lo guapo que es, así como ansió que sea mañana deseo tanto poder tocar su rostro, sin embargo como ya lo dije eso debe esperar.

 

 

En tanto suspiro sutilmente  acaricio esas manos tan varoniles.

 

 

 

—No tienes nada que agradecer ¿Somos amigos no?

 

 

Vaya sí que eso dolió,  aunque no sé por qué si apenas y lo conozco, aunque debo reconocer que siento una conexión increíble cada que estoy cerca de él.

 

 

 

—Amigos—comento con incomodidad—Claro somos amigos —y aunque me sienta confundida sigo sonriendo—Daniel. ¿Puedo preguntarte algo?

 

 

 

 

—Claro que si —siento como su pulgar acaricia el mío.

 

 

 

 

—Según yo,  la vez pasada que llamaste dijiste que sería la última, incluso llegue a estar de acuerdo contigo puesto  que quien querría salir con ciega como yo…

 

 

De pronto y sin previo aviso siento como uno de sus dedos toca mis labios, eso me sorprende así que entre abro mi boca a la vez que trago grueso.

 

 

—No vuelvas a decir que nadie quiere salir contigo. Me disculpo si soné algo egocéntrico, pensé que lo mejor sería estar lejos, sin embargo no puedo alejarme cuando lo único que quiero es que estés bien—quita sus dedos de mis labios.

 

 

Pestañeo un par de veces, hasta que decido hablar.

 

 

 

— ¿Entonces quieres estar cerca de mí? —sueno apenada.

 

 

 

 

—Claro los amigos siempre quieren estar cerca ¿O me equivoco?

 

 

 

—Es verdad—suelto un leve suspiro —Bueno te dejo que vayas a tomar indicaciones, y disculpa si mi mama es muy exigente, puedes pedir que te aumenten el sueldo, eso sería lo justo ya que fuiste el único que accedió.

 

 

 

— ¿Sabías lo de…? —suena confundido.

 

 

 

 

 

 

—Aunque nadie quiera decirlo sé lo que pasa en esta casa, así que no te preocupes—menciono con tranquilidad.

 

 

 

—Lo importante es que ya tienes guardaespaldas. En fin te dejo—suelta mi mano y se aleja de mí.

 

 

Aun sentada en ese lugar escucho como él cruza ese balcón hacia mi recamara, sigo escuchando sus pasos hasta que después escucho como abre la puerta.

 

 

—Marina—menciona a lo lejos.

 

 

Mis sentidos auditivos se ponen en alerta así que desde donde estoy respondo a su llamado.

 

 

— ¿Si dime?

 

 

 

—Te veo mañana, y eres la mejor amiga que he tenido—termina de decir para luego salir de esa habitación.

 

 

Quedando sola en esa habitación me dedico a sonreír por uno segundos y si, aunque seamos solos amigos con eso me basta.

 

 

 

Narra Daniel…

 

Con una sonrisa en mis labios sigo avanzando por ese pasillo ahí mismo me encuentro a la misma chica que me recibió hace un rato la misma que me sonríe mientras se acerca a mí.

 

 

 

—Joven se ve que la señorita Marina lo ha hecho sonreír, ella es muy dulce y bondadosa solo con  verla contagia una vibra increíble ¿O me equivoco?

 

 

 

 

—No, al contrario estoy de acuerdo contigo. Marina es increíble—sigo sonriendo.

 

 

 

 

—Eh bueno yo solo venia avisarle que los señores quieren hablar contigo—alza sus cejas a la vez que aprieta sus labios.

 

 

 

En tanto yo solo asiento y sigo sus pasos hasta llegar nuevamente a la sala en donde están ellos dos.

 

 

 

—Vimos que Marina y tú se llevaron muy bien digo tantas horas platicando

—menciona esa señora.

 

 

 

 

—Si es que ella es muy platicadora y amable.

 

 

 

 

—Lo sé. Es mi hija. Mira aquí esta  es la lista de las cosas que tiene que hacer y todo las indicaciones que debes llevar, analízalas esta noche para que a partir de mañana vengas a trabajar.

 

 

 

 

Asiento al mismo tiempo que sonrio y tomo esa hoja. Después de eso me despido y sigo mis pasos hacia afuera de esa casa.

 

Vaya sí que me entretuve con Marina, tanto que ya es de noche.

 

 

 

 

 

 

Una hora después…

 

 

Luego de un largo día en casa de Marina, recién llego a casa y aunque dure muchas horas hablando con ella  por alguna extraña razón siento que se pasaron rápidamente, tanto que no basto. En fin recién piso mi casa y ahí está mi señora Madre tan bella como siempre.

 

 

 

—Hola hijo—ella me habla desde donde está.

 

 

 

—Hola mi preciosa madre —camino hacia ella y cuando llego le doy un beso meloso en su mejilla.




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