Mi estúpido niñero

Capítulo 8

Ya ha pasado una semana desde que terminé con Jeremy. En 
estos últimos siete días mis únicos amigos han sido tarrinas de 
helado y pañuelos. Me he dedicado a mirar películas 
románticas que me gustan por simple placer masoquista. En 
cada una de ellas, identificaba a la protagonista femenina 
como Sam y al masculino como Jeremy, y luego lloraba 
porque nosotros no tendremos oportunidad de vivir nuestra 
historia romántica, porque él me engañó y rompió mi corazón 
en muchos pedazos. 
Y cuando no veía películas románticas, me dedicaba a 
escuchar una y otra vez las canciones tristes de mi playlist 
hasta que el móvil se quedaba sin batería, mientras yo 
permanecía abrazada a mi almohada en la oscuridad 
completamente tapada con las sábanas. 
No he ido al instituto y solo he salido de mi habitación para 
buscar comida y pañuelos. Obviamente, no es algo que les 
haya parecido bien a mis amigos y a Tyler, pero, 
honestamente, ellos no pueden sentir lo que siento yo. Así que 
he ignorado sus opiniones porque hablan desde la ignorancia. 
Cerré con llave y me acurruqué en mi cama. Las veces que me 
escabullí de mi guarida, lo hice cuando Tyler, Caroline o Luke 
no estaban haciendo guardia en mi puerta o merodeando por la 
casa.

Una vez cometí el error de salir cuando ellos estaban y no 
resultó nada bien, ya que casi me atrapan. Corrieron detrás de 
mí por toda la casa. Cerraron puertas y ventanas, y Caroline se 
puso delante de la puerta de mi habitación para que yo no 
pasara, así que tuve que estar como cuatro horas escondida en 
el cesto de la ropa sucia hasta que se cansaron y se distrajeron. 
Siete días después, he decidido que mi etapa de ermitaña 
tiene que terminar. Ya he desahogado mis penas y estoy lista 
para volver a la sociedad. Le he dado las gracias a Tyler por 
que no haya informado de esto a mis padres, ya que habrían 
enviado al mismísimo director a casa para que me obligara a ir 
al instituto. Fue semana de exámenes, pero, vamos, ¿qué culpa 
tengo yo de que mi corazón se rompiera? Solo tengo la culpa 
de ser estúpida. Además, quiero aprobar el curso, así que lo 
haré de una forma u otra. Por suerte para mí, Luke ha 
conseguido que su padre me haga un justificante médico. Lo 
presentaré para que me den la oportunidad de hacer los 
exámenes estos próximos días. 
Después de haber pasado los últimos siete días en pijama, 
me he esmerado en arreglarme. Me he puesto un vestido 
rosado que me llega a medio muslo, una chaqueta tejana con 
algunas flores bordadas en la parte de atrás y unos tacones 
negros no muy altos. Me he maquillado para borrar las pruebas 
de que he estado llorando por las noches y desvelándome para 
sufrir. No he tenido contacto con el mundo exterior, pero estoy 
segura de que todos deben saber lo que ha ocurrido. Lo que 
significa que recibiré muchas miradas de pena. Pero no pienso 
ser «la pobre Sam». 
—Sam, hola… —me saluda Tyler sorprendido al verme 
abandonar mi habitación. Está desayunando cereales con 
yogur. Observa su plato y a mí—. ¿Quieres? —No, gracias —le contesto caminando hasta el refrigerador 
para buscar una botella de agua fría. Puedo sentir que sigue 
mirándome—. ¿Me llevas al instituto? —pregunto. 
—Por supuesto —asiente sonriendo. 
Cuando enciendo mi móvil, comienza a vibrar por los 
mensajes de Jeremy y de un montón de gente que quiere saber 
cómo estoy. De reojo puedo notar cómo Tyler sigue 
mirándome de esa manera tan triste que detesto. 
—Deja de mirarme así. 
No me vuelvo hacia él, pero sé que se ha puesto de pie. 
—No te estoy mirando de ninguna forma —responde. 
—Sí, lo haces. Me estás mirando como a la pobre chica que 
han engañado. 
—Te estoy mirando como a Sam Donnet. —Me muerdo el 
labio para evitar que tiemble—. La chica cuyo exnovio es un 
imbécil, pero que tiene un amigo genial. 
Eso me hace sentir mejor y mis ganas de llorar desaparecen. 
Suelto mi labio para esbozar una pequeña sonrisa. 
—Luke va a sentirse halagado —le digo devolviéndole la 
mirada. 
—Hablaba de mí —se encoge de hombros. 
Niego con la cabeza sonriendo. 
Sin embargo, la gente del instituto no es tan agradable como 
Tyler. No les interesa si me incomodan o lastiman sus miradas 
para nada disimuladas y sus susurros indiscretos sobre mí y no 
dejan de alimentarse con el chisme del momento, del cual 
formo parte. «El triángulo amoroso del instituto», he oído 
murmurar a unas chicas en el aparcamiento.

—¿Estarás bien? —me pregunta Tyler. Tenemos clases 
distintas, así que debemos separarnos. 
—Sí. No te preocupes —asiento, dudando de mi respuesta, 
pero mostrándome segura. 
Tyler se va por el pasillo de la izquierda mientras que yo 
debo ir por el derecho, lo que significa hacer frente a muchas 
más miradas indiscretas a medida que piso. Algunos no están 
enterados de lo que ha pasado, y esas personas me caen bien, 
pero hay otras que están observando cada paso que doy y que 
no dejan de hacer comentarios. 
—Bueno, bueno, ¿qué? ¿No tienen… algo más interesante 
que hacer? —les espeta Caroline de malas maneras a las 
personas que estaban mirándome, que entornan los ojos o le 
dedican una mirada de odio a mi mejor amiga—. Te he echado 
de menos —me dice, colocando una mano sobre mi hombro. 
—Yo también a ti —le respondo con una sonrisa decaída—. 
¿Quieres ir de compras mañana? 
—¡Ay, sí! Necesito terapia de compras —me dice, 
entrelazando nuestros brazos para comenzar a caminar. 
Las clases podría resumirlas en más susurros, entregas de 
justificantes por mi ausencia a los profesores y ellos 
diciéndome que esperan que me encuentre mejor o que estudie 
para el examen que me pondrán en la siguiente clase. 
—¡Sam! —Escucho cuando salgo de Física. 
Reconozco esa voz; sin embargo, continúo caminando. 
—Sam —vuelve a insistir. 
—¿Qué quieres? —digo mirándolo con desdén. 
—Debemos hablar.



#1735 en Joven Adulto

En el texto hay: adolescentes, drama, niñero

Editado: 07.01.2024

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