Mi estúpido niñero

Capítulo 27

Ya han pasado tres días desde que Tyler se fue. Tres días en los 
que no ha habido ningún momento en el que no pensara en 
nuestro último beso y no dejara de echarlo de menos. 
Hablamos por WhatsApp, sí, pero no es lo mismo que 
tenerlo a dos puertas de distancia. Ahora está en otro 
continente… De todas formas, saber que volveré a verlo en 
unas semanas para mi graduación me hace muy feliz. No 
hablamos sobre el beso, pero tampoco ignoramos lo que pasó 
entre nosotros en el aeropuerto. Bromeo a menudo sobre lo 
mucho que me gustan sus besos y sobre que yo no fui quien 
inició el beso la primera y la tercera vez. 
—Sam —abandono mis pensamientos para centrarme en mi 
primo, que está de pie delante de mí—, ¿qué tal estoy? 
Lleva unos tejanos negros y una camisa blanca con los tres 
primeros botones desabrochados. 
—Como siempre —contesto. 
Nick me lanza una mirada furiosa. 
—¿Por qué te interesa lo que yo piense? 
Por lo general, Nick siempre dice que se ve espectacular y 
que es lo único que está bien en este mundo. Creo que la 
última vez que mi primo me preguntó cómo se veía fue cuando 
teníamos unos ocho años y nos estábamos arreglando para una boda a la que invitaron a nuestros padres, así que seguramente 
fuimos todos juntos. 
—Es ropa nueva —me explica—. Quería saber tu opinión. 
También les he preguntado a tus padres —agrega sonriendo. 
—Me gusta —respondo, y vuelvo a acostarme. 
—Gracias, prima —me dice guiñándome un ojo. Escucho 
sus pasos al alejarse, y luego acercarse de nuevo. Asoma la 
cabeza por la puerta entreabierta de mi habitación—. ¿Sam? 
Me incorporo en la cama al oír ese tono. A Nick en realidad 
no le interesa mi opinión sobre su ropa. Él se sienta a los pies 
de mi cama; está serio. Normalmente, está sonriendo o 
haciendo chistes. Es muy reservado con respecto a sus 
sentimientos; por eso, cuando me ha preguntado por su ropa, 
he sabido que algo le preocupaba. 
—¿Caroline no te dijo nada sobre mí? Es decir, ¿en serio no 
iba en serio conmigo? —me pregunta apoyando los codos en 
sus piernas. Mantiene su mirada en el suelo. 
—No me hablo sobre eso, Nick. Lo siento —le contesto 
sintiendo pena por mi primo. 
—Yo la quiero, Sam —me dice mirándome. 
—¿Lo dices en serio? —pregunto sin poder creer que esto 
esté pasando. 
—Sí —asiente—. Me gusta escucharla cuando me cuenta 
cosas que ha aprendido y sobre las que yo jamás leería por 
voluntad propia, pero ella sí. O cuando cocinamos juntos y es 
tan ordenada. Apenas termina de utilizar un utensilio, lo lava. 
—Se ríe—. ¿Qué clase de persona hace eso? Definitivamente, 
yo no. —Apoya una mano en mi cama—. Al día siguiente de 
enterarse de que estaba embarazada, fue al instituto y aprobó 
un par de exámenes. No solo uno, sino todos. Va a graduarse —me dice, como si yo no supiera de qué es capaz mi mejor 
amiga, y lo dice como si estuviera orgulloso de ella—. Es la 
persona más controladora, perfeccionista, ambiciosa y a veces 
odiosa que conozco, pero… ¿sabes qué? La quiero, Sam. Y la 
seguiré queriendo, no importa cuál sea su decisión con 
respecto al embarazo. 
Me quedo sorprendida al oír todo eso salir de la boca de 
Nick. Yo pensaba que él no iba en serio con Caroline, como 
declaró aquel día en el hospital. Al principio, me sentía un 
poco molesta con ambos, porque los dos son importantes para 
mí. No quiero que ninguno resulte herido por culpa del otro. 
Pero al escucharlo ahora, me arrepiento de haber estado 
molesta cuando me enteré de lo suyo. Él la quiere. Nick es 
como el insoportable hermano mayor que nunca tuve. Es una 
buena persona, y sé que, si ella siente lo mismo, su relación 
puede funcionar. 
—Me alegra escucharte decir eso —le digo sonriendo—. En 
serio, yo… —Muevo las manos intentando contener las 
lágrimas que se han acumulado en mis ojos al escucharlo—. 
Estoy muy contenta. 
—Voy a decírselo —me dice poniéndose de pie. 
—Tú vas… ¿qué? ¿Ahora? —le pregunto sorprendida—. 
Debe de estar durmiendo. 
—Pues la despierto —se encoge de hombros—. ¡Deséame 
suerte! 
—¡Suerte! 
Espero que Caroline no se enfade con él por despertarla. 
CAROLINE 
Estoy frente al espejo observando mi abdomen plano. Me parece algo irreal que, si acepto seguir con el embarazo, 
conviviré con un ser humano dentro de mí durante unos nueve 
meses. Deslizo las manos por mi estómago. No me siento 
distinta en ningún sentido. Es como si todo en mi vida siguiera 
igual, pero no es igual, es todo completamente diferente a 
como pensé que sería mi último año de secundaria. 
Esperaba fiestas (a las cuales ya he ido), estrés (el cual 
también ya he tenido), pero también esperaba divertirme en mi 
último año y disfrutarlo al máximo (algo que también he 
hecho). Bueno, puedo decir que las cosas sí han salido como 
esperaba. He cumplido mis objetivos en secundaria. Pero 
jamás pensé que terminaría enamorándome de alguien que no 
me quiere y mucho menos quedarme embarazada de él. 
Porque sí. Al enrollarme con Nick lo hice estando segura de 
que mi crush por él ya había pasado, que, si nos acostábamos 
una vez, todo seguiría igual. Seguiría siendo el primo de mi 
mejor amiga. Pero a medida que pasaba más tiempo con él, me 
di cuenta de que mis sentimientos no habían desaparecido y 
que, con el sexo, incluso se habían intensificado. Me prometí 
que iba a dejar de encontrarme con él para evitar romperme el 
corazón a mí misma, haciéndome ilusiones de que Nick podría 
quererme. 
Pero simplemente no pude, y seguí estando a su lado, y por 
mi terquedad ahora estoy embarazada. 
En el hospital, cuando dije que no íbamos en serio, me sentí 
mal por engañar a mi mejor amiga con respecto a mis 
sentimientos. Pero no quiero que Nick esté conmigo por 
lástima. Es una buena persona, y si le digo que estoy 
enamorada de él, se quedará conmigo solo para hacerme sentir 
bien, y eso sería patético. Si estamos juntos, quiero que sea 
porque ambos nos queremos. No por lástima o por compromiso. 
Mi móvil suena y dejo de mirarme en el espejo. Me acerco a 
mi cama para sentarme mientras respondo la llamada. Entorno 
los ojos. Hablando del rey de Roma… 
—¿Sí? —digo al contestar. 
—Estoy afuera. ¿Puedes abrirme? —Frunzo el ceño. 
—No es mi intención ser grosera, pero ¿qué haces aquí? — 
Me pongo de pie para acercarme a la ventana de mi 
habitación, que da a la entrada de mi casa. Puedo ver su coche 
aparcado enfrente y a Nick al lado con su teléfono pegado a la 
oreja. Me saluda con la mano. 
—Necesitamos hablar… —Hace una pausa—. No, en 
realidad necesito decirte algo. 
Suspiro. Conozco lo suficiente a Nick para saber que no va a 
aceptar un no por respuesta. 
—Es urgente —insiste. 
—Bien. —Cuelgo. 
Salgo de mi habitación para abrirle la puerta a Nick. Intento 
ser lo más sigilosa posible, ya que mi madre está durmiendo y 
no es buena idea despertarla porque se desvelaría, y al día 
siguiente tendría que aguantar su mal humor. 
Abro la puerta. Nick está a unos pocos pasos del pórtico. 
Una leve brisa acaricia mis brazos, y me abrazo. Cierro la 
puerta principal detrás de mí. Él sube las escaleras del pórtico 
hasta llegar a mi lado. 
—¿Qué sucede? —pregunto acercándome a él también. 
—Tú sucedes, Caroline Morgan —me suelta, molesto. Le 
miro extrañada. Él también parece confundido con sus propias palabras—. Ese no fue el tono que quise utilizar. 
—¿Estás bien? —pregunto confundida. 
Nick se pasa una mano por el pelo, señal de que está 
nervioso. ¿Qué está pasando? Se moja los labios antes de 
volver a hablar. 
—No, no estoy bien, Caroline —me contesta con un tono 
más tranquilo. Asiento con la cabeza, dispuesta a escucharlo 
—. Desde que volví a Los Ángeles, estoy mal gracias a 
alguien. 
—¿A quién? —pregunto confundida. 
—A ti. 
Abro la boca, ofendida. En ningún momento quise lastimarlo 
de ninguna forma. ¿Por qué está diciéndome esto? 
—¡Mierda! —exclama, volviendo a pasarse una mano por el 
pelo—. Tampoco quería decir eso. O sea, sí, pero no es lo que 
tú piensas… 
—¿Puedes hablar claro de una vez? —le interrumpo, algo 
molesta. Está dando muchas vueltas y haciéndome sentir mal 
con su falta de habilidad para expresarse. 
—Estoy enamorado de ti. 
Mi corazón parece detenerse en ese momento y mi habla 
desaparece. Mis labios se niegan a moverse para formular si 
quiera un sonido. Me quedo en silencio, mirándolo 
sorprendida. Entonces Nick comienza a reírse. Frunzo el ceño. 
—¿Es una broma? —le pregunto enojada—. ¿Estás jugando 
conmigo? —agrego sin poder creerlo. 
—No, no, no —se apresura a decir. Asiento con la cabeza 
lentamente, aún sin poder entender por qué se está riendo. Se pasa una mano por el pelo—. Es que no puedo creer que te lo 
he dicho. 
—Bien, porque yo también lo estoy —digo rápidamente, 
sintiendo que me quito un peso de encima. 
Nick deja de reírse. 
—¿Lo dices en serio? —pregunta sin poder creerlo. Asiento 
con la cabeza lentamente—. ¿No bromeas? —Niego con la 
cabeza y empiezo a sonreír—. No bromeas… —susurra. 
Tira de mi mano, acercándome a su cuerpo. Lleva su otra 
mano a mi mentón para levantarlo levemente y poder besarme. 
Nuestro beso es electrizante; como de costumbre, siento un 
torbellino de emociones dentro de mí. Pero ahora no escucho 
esa pequeña voz en mi cabeza que dice «Recuerda no 
ilusionarte», porque ahora no tengo nada de lo que 
protegerme, puedo simplemente quererlo. 
SAM 
La videollamada comienza. Tyler está sentado en una silla de 
color azul, detrás de él puedo ver un estante con libros en una 
repisa y fotos en la segunda, y así sucesivamente hasta llegar a 
la última. Las paredes son blancas, por eso los muebles negros 
resaltan mucho y los estampados de los almohadones del sofá 
también. Me observa con una sonrisa en el rostro, puedo ver 
una leve barba en crecimiento. No lleva ninguna camiseta, lo 
que me permite ver su buen estado físico. 
—Bonita barba —le digo. 
—¿Solo la barba? ¿Nada más te parece bonito? —pregunta 
divertido, estirándose para buscar algo detrás del ordenador. 
Segundos después saca una botella de agua. 
—No, nada más —contesto recostándome en el cabezal de mi cama. 
—¿Ya tienes tu vestido de graduación? —me pregunta. 
—Sip, pero no te diré nada sobre él —contesto, intentando 
concentrarme en mirar su rostro—. Tendrás que esperar hasta 
ese día para verlo. 
—Podrías llevar una bolsa de basura y seguirías estando 
preciosa, créeme —me asegura y luego bebe de la botella. 
Me sonrojo al escucharlo decir eso. Es tan nuevo esto entre 
nosotros… Mis mejillas y mi estómago todavía no están 
acostumbrados. Él se sonríe tapando la botella, consciente de 
que estoy como un tomate. 
—¿Sabes? No le digas a Nick que te lo he dicho, pero 
anoche le dijo a Caroline que la quería —le cuento sonriendo. 
—¡Por fin! —exclama dando pequeños aplausos—. Dios. 
Pensé que nunca lo iba a aceptar. 
—Me recuerda a alguien… —agrego sonriendo. Ahora me 
toca a mí. 
Tyler parece controlar más sus emociones que yo, solo 
sonríe. 
—¡Tyler! ¡Tu cama es muy incómoda! —Escucho que grita 
alguien a lo lejos. 
Él abre la boca sin saber qué decirme. 
—¿Podrías comprarte un colchón nuevo para la próxima 
vez? 
En un acto reflejo, finalizo la llamada.



#1733 en Joven Adulto

En el texto hay: adolescentes, drama, niñero

Editado: 07.01.2024

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