Aprobamos todos los exámenes, gracias al cielo. Ahora solo
nos queda la entrega de diplomas y la graduación. Lo único
que lamento del final de las clases es que no pude volver a ver
a Jenna y en serio quiero disculparme por lo que sea que cree
que le hice para merecer su odio. Mi reciente amistad con
Daniela me ha hecho reflexionar sobre mi enemistad sin
sentido con Jenna. Cuando éramos niñas, fuimos mejores
amigas, y si bien ya superé el hecho de que ya no lo somos, no
quiero terminar esta etapa de mi vida sin hacer las paces con
ella.
—¿Sabían que los bebés pueden llorar en el útero? —nos
cuenta Caroline desde el sofá de su sala—. Lo hacen a partir
de la semana veintiséis. Supuestamente, no se puede oír
debido a la cantidad de fluido que se produce durante la
gestación.
Luke se acerca a ella para ver qué está leyendo en su móvil.
—«Veintitrés curiosidades sobre el embarazo» —dice,
recostándose a su lado.
—¿Qué? Si algo va a estar nueve meses dentro de mí, quiero
estar informada —suelta con la vista en el teléfono.
Luke y yo nos miramos.
—¿Ya has decidido que lo tendrás? —le pregunto apoyando mi mentón en mis nudillos.
Caroline aprieta los labios mientras baja la mirada. Luke y
yo nos acomodamos en nuestros respectivos asientos. Ella
vuelve a mirarnos esbozando una pequeña sonrisa.
—Lo decidí anoche…
Sonrío sin poder creerlo.
—Al principio sentí mucho miedo, lo cual es muy normal,
pero últimamente me siento capaz de llevar a cabo este
embara… ¿Estás llorando, Luke? —le pregunta a nuestro
mejor amigo.
—Estoy muy emocionado. Perdón… —Luke cubre su rostro
con las manos.
—Estamos muy orgullosos de ti, Caro.
Me siento en el sofá, de modo que ambos estamos uno a
cada lado de ella.
—Nick se puso igual que Luke cuando se lo conté —me dice
moviendo la cabeza, pero manteniendo una enorme sonrisa.
Puedo ver que sus ojos también están llenos de lágrimas—.
Deja de llorar, tonto. Vas a hacer que yo también llore. —
Caroline se lleva una mano a la cara.
—Voy a ser tío de un alien. —Luke se seca las lágrimas con
las muñecas.
Caroline y yo dejamos de estar conmovidas por su llanto
para mirarlo con confusión.
—¿Acabas de llamar «alien» a mi futuro hijo o hija? —le
pregunta Caroline llevándose una mano al pecho.
Luke se sorbe la nariz y se encoge de hombros.
—Los bebés antes de nacer parecen aliens. —Caroline ladea la cabeza—. ¿Es que nunca vieron una ecografía? Parecen
cualquier cosa menos humanos.
—Estoy de acuerdo. —Asiento con la cabeza.
—Bien, tendré un alien. —Caroline le da la razón de la
misma forma que yo.
Nuevamente estamos en busca de los zapatos perfectos para
Caroline. Solo que esta vez ha llamado a Daniela para tener
más ayuda. Ambas observan minuciosamente un par de
zapatos. Tanto que el chico que nos está atendiendo las está
mirando extrañado.
—Solo son zapatos, y ustedes parecen locas —digo
cruzándome de brazos.
—No son solo zapatos, Sam —me contesta Caroline sin
despegar la vista de los zapatos.
—Unos buenos zapatos te ayudan a conquistar el mundo —
contesta Daniela, guiñándome un ojo.
Miro al chico apretando los labios y me encojo de hombros.
Algunas veces tienes clientes normales y otras veces tienes a
dos locas. Comienzo a caminar por la tienda para ver más
zapatos, quizá sienta la misma chispa que Caroline siente
cuando ve los zapatos ideales y puedo ayudarla con su
búsqueda, así podremos ir a tomarnos un helado. Me muero
por un helado de menta.
—¿Sam? —Escucho una voz femenina a mi espalda—. ¡Qué
coincidencia! ¡Otra vez aquí!
Juliett está a unos pocos pasos de mí. Sosteniendo unos
tacones negros que tienen cintas doradas. Un estilo muy
distinto a los de la primera y última vez que nos vimos. Le
sonrío caminando hacia ella.
—Bueno, no es coincidencia. Caroline dormirá aquí hasta
que encuentre los zapatos adecuados —le digo encogiéndome
de hombros con una sonrisa.
—Entonces creo que volveré. Son las únicas caras familiares
que conozco por aquí. —Arqueo las cejas en señal de sorpresa
—. Estoy en Los Ángeles porque mi prometido tiene unos
asuntos de trabajo y no soy muy social que digamos —me
explica haciendo una mueca divertida.
—En ese caso, podríamos tomar un café cuando quieras —le
digo sonriendo. Me cae muy bien.
Juliett me sonríe en agradecimiento.
—¡Oh, Dios mío!
Ambas giramos nuestros rostros y vemos a Caroline mirando
los zapatos que sostiene Juliett como si fueran lo más
majestuoso que ha visto en su vida. Bingo. Tenemos un
ganador.
—¿Puedo probármelos? —le pregunta a Juliett, totalmente
hipnotizada por los zapatos.
—Claro. Yo… —No puede terminar lo que iba a decir,
porque Caroline le quita los zapatos antes de que finalice.
Daniela, que se acerca a nosotras observando a Caroline
sentarse para probarse los zapatos, gira el rostro para sonreírle
a mi nueva amiga Juliett.
—Daniela. Mucho gusto… —Mi rubia amiga estira la mano
a mi nueva rubia amiga.
—Juliett. El gusto es mío, Daniela —le contesta aceptando
su mano. Me mira—. ¿Ves lo que haces? Gracias a ti conozco
a más gente —me dice sonriendo.
Me río sin saber qué decir a eso. Mi móvil comienza a sonar: puedo ver en la pantalla que es Tyler. Rechazo la llamada para
no ser descortés con Daniela y Juliett. La primera está
mirándome con picardía.
—¿Era Tyler? —me pregunta sonriendo divertida.
—¿Tyler? —pregunta Juliett, arqueando una ceja.
—Su novio Tyler —le explica Daniela.
—No es mi novio —le digo a Juliett, lanzándole una mirada
furiosa a Daniela—. Somos solo amigos.
Tyler y yo somos amigos, sí, pero un tipo diferente de…
amigos. No sé si somos amigos con beneficios porque solo nos
besamos tres veces. Pero no somos amigos normales. Es decir,
los amigos normales no sienten ganas de besarse.
—Claro, bonita. —Daniela me guiña un ojo. Entrecierro los
ojos—. Encantada de conocerte, Juliett —dice sonriendo,
mientras ignora mi mirada asesina—. Espero verte pronto.
—¡Igualmente! —exclama Juliett sonriendo mientras
observa cómo Daniela vuelve con Caroline. Su móvil suena y
parece ser un mensaje, porque lo lee con una pequeña sonrisa
—. Tengo que dejarte. Pero me gustaría que vinieras a
visitarme con tus amigas.
—Claro. Esto…, ¿me permites? —Me tiende su móvil y
agendo mi número en él—. Llámame y nos organizamos.
—Será un placer. Nos vemos, Sam. —Me guiña un ojo
sonriendo levemente.
Me quedo observando cómo se aleja de mí caminando con
elegancia con esos tacones altos. La primera vez que la vi
pensé que era modelo, y sigo pensando lo mismo. Varias
personas se giran para mirarla, pero ella ni siquiera se da
cuenta.