Pasaron exactamente tres días desde que recibí ese extraño
mensaje. No le di mucha importancia porque, obviamente, se
equivocaron, ya que yo no le he quitado nada a nadie. Es decir,
la única persona con la que he estado saliendo oficialmente ha
sido Jeremy, y él no estaba saliendo, ni viendo a nadie más
cuando comenzamos nuestra relación. Además, terminamos
hace tiempo. También existe la posibilidad de que sea una
estúpida broma, pero me da igual.
Hoy es la fiesta de Jenna. Sigo dudando de si debemos ir o
no. Lo último que quiero es que me odie más por irrumpir en
su casa sin invitación.
—Oye, estás aplastándome —le digo a Tyler, riéndome
levemente.
Él abandona mi espalda, porque sí, le gusta recostarse sobre
mi espalda mientras yo miro mi móvil.
—¿Cómo se ha despertado la chica más guapa del mundo?
—me pregunta, sonriendo.
Le miro con el ceño fruncido por la confusión y diversión.
Me está costando detectar el toque de broma o de sarcasmo en
su pregunta. Tyler arquea una ceja y entonces me doy cuenta.
—Oh, ¿lo has preguntado en serio? —digo, sorprendida y
divertida.
—Sí, no puedo creer que lo haya hecho —comienza a reírse
—. Sacas lo peor de mí.
—¿Lo peor? Ha sido muy tierno… —decido corregirme—.
Empalagoso, pero tierno.
—Por eso es lo peor de mí. —Se ríe.
Mi vista va a sus labios y lo beso sin dudarlo ni un segundo.
Tyler, por supuesto, me corresponde y a medida que el beso se
intensifica, la que está sobre él ahora soy yo. Se incorpora de a
poco, obligándome a hacerlo también. Nuestras respiraciones
comienzan a volverse cada vez más pesadas, y el beso y los
movimientos más intensos.
—¿Iremos a la fiesta de Jenna?
Nick entra en mi habitación como si fuera la suya. Al
escuchar la puerta abrirse y oír su voz, nos alejamos de un
salto, tanto que Tyler casi se cae de la cama.
—¡Santo cielo, Nick! —exclamo enojada.
—¿Qué? —me pregunta sin entender qué ha hecho mal,
aparte de nacer.
—¿En serio, Nick? —le pregunta Tyler, sentándose en la
cama y mirándole con las cejas elevadas.
—¿Qué? —vuelve a preguntar, y se sienta junto a nosotros.
Tyler y yo suspiramos.
—Nada —le contestamos al mismo tiempo.
La confusión del rostro de Nick es remplazada por una
sonrisa.
—¿Iremos a la fiesta de Jenna? —nos pregunta otra vez.
—No sé —le contesto, aún enojada por su repentina entrada
a mi habitación—. Pueden ir si quieren. No tienen que ir conmigo —les aviso a ambos, encogiéndome de hombros.
—Yo voy si tú vas —me responde Tyler, echándose hacia
atrás y apoyando uno de sus codos sobre mi cama.
—Caroline tiene el mismo lema que tú —Nick señala a Tyler
con el dedo índice—, pero con respecto a ti. A mí me dijo: «Ve
si quieres».
Suspiro. No me interesa la fiesta. Lo que quiero es
disculparme con Jenna. Levanto mi dedo índice mientras
busco mi móvil para enviarle un mensaje. En el baile de
graduación le conté a Daniela mi idea de disculparme con
Jenna y me dijo que me apoya si es lo que quiero, entonces me
pasó su número para que le mande un mensaje de texto.
Hola, Jenna. Soy Sam. ¿Podríamos hablar? Necesito decirte algo.
Envío el mensaje y me encuentro con la mirada curiosa de
Tyler y Nick.
—Les respondo más tarde —digo sonriendo.
El día pasa muy rápido y con normalidad, mucha más
normalidad que de costumbre. Mis padres están más tiempo en
casa, siguen trabajando, pero ahora no están 24/7 con ello,
como siempre quise que fuera. Incluso hemos visto una
película los cuatro juntos. Ha sido la primera vez en mucho
tiempo que veía una película con ellos, y que Tyler estuviera
con nosotros ha hecho que todo fuera mucho más especial.
Mi tía habló con mamá y le dijo que mañana posiblemente
nos hagan una pequeña visita. Y es obvio que es para conocer
a Caroline porque, bueno, está cargando a su futuro nieta o
nieto. Ellos no la conocen porque siempre que Nick venía a
visitarme lo hacía en vacaciones de verano, y usualmente —
como mis padres— ellos estaban trabajando. Así que venía
solo. En uno de esos veranos, los presenté sin saber que terminarían, bueno…, ya saben.
—¿Qué quieres hacer? —me pregunta Tyler cuando estamos
solos en la cocina. Me encojo de hombros y él añade—:
Debemos comprar los disfraces para la fiesta de Jenna si
quieres ir.
Aprieto los labios. Jenna no ha respondido mi mensaje. Pero
puede existir la posibilidad de que simplemente no lo haya
visto porque está ocupada con la organización de su fiesta,
¿no?
—Hay que ir a la fiesta —digo decidida—. Allí me
disculparé.
Tyler me observa confundido unos segundos y luego sonríe.
Avisamos a nuestros amigos que iremos a comprar los
disfraces en Costume Warehouse y que los veríamos allí. Será
divertido elegir nuestros disfraces juntos. En el camino,
pasamos a buscar a Daniela, que tampoco ha sido invitada a la
fiesta de Jenna, algo que no le sorprende, ya que no quedaron
en muy buenos términos.
En cuanto llegamos, nos atiende una chica de gafas rosadas y
rizos del mismo color. Escucho detrás de mí la risa de Luke,
con quien nos hemos encontrado en el aparcamiento.
—Adivino —le dice a la chica—. ¿A que tu color favorito es
el rosa? —Sonríe de lado.
La chica frunce el ceño.
—Es el negro —contesta con desdén.
Tyler se ríe del fracaso de él por entablar conversación con la
chica.
—Bonito color —asiente Luke caminando hacia atrás.
—Si necesitan ayuda con algo, no duden en llamarme —me
dice desganada, ignorando a Luke.
Caroline y Nick vienen segundos después que nosotros. Los
chicos se van por un lado y nosotras por el otro, aclarando que
cada disfraz será sorpresa.
—¿De qué podemos disfrazarnos? —pregunta Caroline
mirando los distintos disfraces que hay en la tienda.
—No lo sé —responde Daniela—, pero debe mostrar mucha
piel.
Caroline y yo la miramos con una sonrisa divertida.
—¿Qué? —Se encoge de hombros—. Es nuestra última
fiesta de secundaria. Quiero que me recuerden.
Seguimos buscando sin éxito. Hay disfraces muy bonitos, sin
embargo, ninguno llama mi atención. Bueno, para empezar, no
tengo una idea sobre de qué me gustaría disfrazarme para
buscar algo de ese estilo. Estoy pensando que seré la
aguafiestas de la noche.
—¡Oh, por Dios! ¡Miren esto! —Escucho que grita Daniela.
Voy hasta donde se encuentra. Caroline está a su lado,
mirando con confusión. Yo frunzo el ceño sin entender qué
tengo enfrente. Es un disfraz negro con algunas rayas doradas
y unas antenitas. Es… horrible, sea lo que sea.
—¿No querías enseñar piel? —pregunta Caroline.
—No entiendo qué es —digo yo.
—Una abeja —responde mirando el disfraz—. Muy…
conservadora —añade negando con la cabeza—, pero yo haré
que sea más reveladora.
—Entonces me gusta —asiento encogiéndome de hombros.