Ya han pasado cuatro días desde mi accidente. Estoy bien.
Sigo con los moretones y los rasguños, pero desaparecerán con
el tiempo. A veces tengo dolores de cabeza, pero el doctor me
ha dicho que es normal y que tomando las pastillas que me ha
recetado poco a poco irán disminuyendo hasta desaparecer.
Mis padres siguen preocupados por el milizopam que hallaron
en mi organismo, y están siendo más protectores. Si bien la
policía no quiere hacer nada, ellos intentan protegerme desde
casa para que algo así no vuelva a suceder.
Ahora estoy preparándome para salir. Saldré con Caro y
Daniela. Me han dicho que iremos de compras y creo que me
irá bien un poco de ropa nueva. Después de todo, quedan unas
largas vacaciones que disfrutar antes de la universidad. Quiero
hacerlo con mis amigas mientras pueda, antes de que nos
separemos.
Por el espejo veo que Tyler esta recostado en el umbral de la
puerta.
—¿Estás segura de que te sientes bien?
—Sí, Tyler. Estoy bien.
Me aplico pintalabios rojo.
—Creo que debería ir contigo, por si acaso.
Ruedo los ojos y suspiro.
Se ha mostrado muy protector estos días, no quiere ni que
camine hasta la cocina sola. Creo que en cualquier momento
me traerá una botella de oxígeno porque creerá que no puedo
respirar sola. Entiendo su miedo, pero ni siquiera mis padres
están a su nivel.
Me giro y me acerco a él colocando mis manos en sus
hombros.
—Estoy bien. —Elevo mis cejas—. Ya no eres mi niñero. Lo
sabes, ¿verdad?
—No necesito ser tu niñero para quererte y preocuparme por
ti, Donnut. —Acaricia mi mejilla.
Me río y le planto un pequeño beso en los labios.
—Aun así, deja de hacerlo —le digo—. Relájate. Estaré
bien.
—Esta noche saldremos a divertirnos —me dice Caroline.
—Por eso iremos de compras —agrega Daniela— y a la
peluquería.
—¡Noche de chicas! —Caroline da pequeños aplausos.
Entramos en un centro comercial al que solemos ir
habitualmente. Daniela se va a mirar zapatos mientras
Caroline y yo decidimos ir por vestidos.
—¿Qué tienes en mente? —le pregunto mirando algunos
vestidos.
—Algo sexy, muy sexy —responde sin mirarme.
—¿Este? —Le muestro un vestido negro con aberturas en los
laterales.
—Muy negro. —Niega con la cabeza.
—¿Y este? —Le enseño uno rojo.
—Muy rojo.
Ruedo mis ojos.
—¡Oh, mira! Este es perfecto para ti. —Me muestra un
vestido rosa salmón.
Hago una mueca.
—Es bonito, pero no es para usarlo de noche —digo, y ella
asiente.
Seguimos buscando vestidos y ninguno de los que le enseño
a Caroline le gustan. Está más interesada en encontrarme un
vestido para mí que para ella. Tiene siete vestidos en sus
brazos que quiere que me pruebe.
—¡Sam! —me llama Daniela, y me giro elevando las cejas
—. Mira estos zapatos. Son geniales para ti. —Me enseña unos
zapatos superaltos de color violeta.
—Sammie, mira este bolso. ¿No te gusta? Te quedará bien
—dice Caroline dando vueltas con los vestidos que ya tiene.
Frunzo el ceño.
—¿Por qué solo buscan cosas para mí? —les pregunto
confundida.
Las dos abren la boca intentando decir algo.
—¡Pff! ¿De qué hablas? —Caroline se hace la desentendida
—. Estamos buscando cosas para nosotras también. ¿Verdad,
Daniela?
—Ajá. Es más, me quedaré con estos zapatos —dice Daniela
—. Son perfectos para mí.
—Sí, y este bolso… Quise decir que me quedará muy bien…
—Caroline hace una pausa— a mí.
—De acuerdo… —digo mirándolas raro.
Ambas entran en los probadores mientras yo sigo buscando
algún vestido que llame mi atención. Como no encuentro
ninguno, voy a esperar a mis amigas. Me siento en uno de los
cómodos sillones blancos de la tienda. Apoyo mi codo en el
reposabrazos mientras con un dedo sostengo mi cabeza.
Mi vista viaja por todo el local y se detiene en uno de los
sillones que está junto a mí. Un vestido negro llama mi
atención. Creo que es uno de los que Caroline escogió. Me
acerco al probador donde está ella.
—¿Caroline?
—¡Dime! —responde del otro lado.
—¿Te molesta si me pruebo el vestido negro que escogiste?
—¡Todo tuyo, amiga!
—Está bien —respondo con una sonrisa— Gracias.
Entro en el probador, me quito la ropa y me quedo en ropa
interior. Me pongo el vestido. Miro por encima de mi hombro
y doy algunas vueltas. Es negro y tiene una pequeña abertura
con bordes blancos al igual que las mangas. Es ajustado hasta
la cintura y luego es suelto. Me llega a media pierna. Me
gusta.
—¡Sal, Donnet! —me dice Daniela.
Salgo del probador y mis amigas me miran con una sonrisa.
Entonces sé que tengo su aprobación con respecto al vestido.
Ya con mi vestido, me senté a esperar a que Daniela y Caroline
eligieran los suyos para esta noche. No tardaron mucho,
afortunadamente. Pero cuando pensé que la tarde de chicas
terminaba, nos dirigimos a la peluquería a la que siempre va
Daniela. Según ella, su peluquera Roxie es la mejor y hará un
milagro con mi pelo. Sí, sonó ofensivo.
—¡Oh, Daniela!
Una mujer de tez morena con muchos rizos le abraza
efusivamente.
—¡Roxie, querida! —le responde con alegría Daniela.
—¡No vienes por aquí desde hace meses! —le dice una vez
que se separan—. Creí que habías encontrado otra peluquera.
—¿Quién mejor que tú?
Roxie sonríe.
—Nadie —le guiña un ojo.
Daniela se ríe.
—Te presento a mis amigas Sam y Caroline —dice Daniela
señalándonos para que sepa quién es quién. Me quedo
esperando que Roxie me dé la mano, pero me saluda con un
efusivo abrazo, y hace lo mismo con Caro.
—Y díganme, ¿qué quieren que haga por ustedes,
jovencitas? —Coloca una mano en su cintura.
Daniela le dice algo en el oído y Roxie asiente emocionada.
La peluquera de mi rubia amiga dice que nos sorprenderá
totalmente con nuestro look y yo simplemente asiento.
Deposito toda mi confianza en ella, solo espero que no me
deje calva o algo por el estilo.
Mientras Roxie nos hace quién sabe qué cosa en el pelo, otra
chica más joven me arregla las uñas.
—Y dime, niña, ¿tienes novio? —me pregunta mientras me
rocía algo.
—No… —contesto con una sonrisa confusa.
—¡Muy pronto lo tendrás! —responde emocionada.