TYLER
—Azul.
—Rojo.
—El rojo no le gustará —le digo mirándole con los ojos
entrecerrados.
—Conozco a mi prima —me responde Nick muy seguro de
su elección.
Pensaba en darle una sorpresa a Sam regalándole unos
zapatos de tacón que mencionó que le gustaban, pero solo
habló del modelo, no del color. Aun así, sé que le gustarán más
los azules que los rojos. Decido buscar mi móvil para llamarla
y preguntarle sin dar indicios de qué se trata, solo para
confirmar mi teoría.
«El número que ha marcado no está disponible o se
encuentra fuera de cobertura en este momento», se escucha del
otro lado. Frunzo el ceño. Qué extraño.
—¿Por qué esa cara? —me pregunta Nick.
—A Sam no le entra mi llamada —contesto, y me guardo el
teléfono.
—Quizá se ha quedado sin batería —me dice.
Le doy la razón. Es posible que eso haya pasado.
Seguimos debatiendo sobre los zapatos unos minutos más y
Nick se rinde, aceptando que quizá los azules le gusten más.
Sonrío victorioso. Escucho a lo lejos una voz que grita mi
nombre. Me vuelvo para ver de quién se trata y me encuentro
con mi hermana caminando hacia mí con expresión de
sorpresa. Había olvidado por completo que Emily estaba en
Los Ángeles. La llamé antes de tomar mi vuelo y ella me dijo
que ya había terminado su visita, y que se iría.
—Emily, qué sorpresa —le digo extrañado. Ella me sonríe
divertida—. Creí que habías vuelto a New Haven.
—Ese era el plan, pero mi amiga necesitaba ayuda con algo
más —me contesta encogiéndose de hombros.
Nick vuelve a mi lado y sonríe.
—Mmm, él es Nick. Primo de Sam —los presento—. Nick,
ella es Emily. Mi hermana.
—Encantado, Emily —le dice Nick con simpatía.
—El gusto es mío, Nick —responde mi hermana mirándolo
tal vez un poco demasiado. Entrecierro los ojos. Ella posa su
mirada en los zapatos que llevo en las manos—. ¿De compras?
—Es un regalo para Sam —le explico, encogiéndome de
hombros—. ¿Y tú… qué haces aquí?
—Oh, solo estaba gastando un poco de dinero mientras
esperaba tu llamada, hermanito —me dice divertida—. ¿Sam
está aquí?
—No, ella… —intento hablar, pero Nick me interrumpe.
—Era Caroline —dice mirando su móvil—. Le he
preguntado cómo iba todo y dice que están bien. Están con
Daniela.
—En ese caso, yo también quiero comprarle un obsequio.
Espérenme aquí —nos dice mi hermana, dejando las demás
bolsas de sus compras con nosotros.
Suelto un suspiro y nos quedamos a esperarla. Ya no tengo
alternativa. Mi hermana conocerá a Sam. ¿Qué podría salir
mal?
—Nunca mencionaste a tu hermana —me dice Nick.
—Jamás necesité nombrarla —le digo—. Como verás, ella
siempre se hace notar sin la ayuda de nadie. —Me río.
Emily viene hacia nosotros con dos pañuelos de seda.
—¿Cuál creen que le gustará el rojo o el azul? —nos
pregunta.
Nick y yo nos miramos y nos echamos a reír.
SAM
Emito un quejido al moverme. El cuerpo me duele. Abro los
ojos lentamente y observo que estoy en el suelo. Frente a mí,
me encuentro con Caroline y Daniela con las muñecas y los
tobillos atados. Tienen la boca tapada con cinta y sus ojos
expresan preocupación. Rápidamente, me sobresalto e intento
ponerme de pie, pero no puedo. Miro y me percato de que mi
muñeca está esposada a la barandilla de la escalera.
—Qué dormilona resultaste, Sammie. —Escucho una dulce
voz hablarme desde el otro extremo de la habitación.
Intento gritar, pero mi boca también está tapada con cinta.
Jenna se acerca hasta mí e intenta acariciarme la mejilla, pero
muevo la cara para que se aleje. Ella hace una mueca.
—Gruñona también —dice otra voz.
—Tranquila…, nadie piensa hacerte daño —me dice Jenna, fingiendo preocupación—. O sí.
Como si con las otras dos no fuera suficiente, Luke aparece
confundiéndome por completo. Caroline y Daniela observan
todo delante de mí con el ceño fruncido. Pero hay algo más, la
decepción se nota en sus ojos. Miro hacia donde ellas lo hacen
y por fin entiendo la expresión en sus ojos.
—Vamos a divertirnos —me dice Jenna sonriendo.
Tyler y Nick caminan preocupados mientras Emily está
sentada intentando comprender qué sucede. Acaba de venir a
Los Ángeles para conocer a su cuñada. ¿Y ahora ella
desaparece? Han llamado a la policía hace unos minutos y no
tardarán en venir. Si bien las chicas podrían haberse quedado
sin batería y andar por ahí, también hay que tener en cuenta el
historial de Sam… o mejor dicho el de Tyler. Eso es lo que le
preocupa a él, que haya sido Jessica. Pero no lo cree. No puede
hacer eso. Todo se terminó entre ellos hace meses.
El móvil de Tyler comienza a sonar. No conoce el número,
pero aun así responde.
—Sé dónde está Sam —dice la voz masculina al contestar. A
ambos les es imposible no reconocer la voz de Jeremy—.
Vengan a mi casa. Nick sabe la dirección.
Y luego corta. Tyler se queda confundido, pero aun así
decide confiar.
—Vamos a casa de Jeremy —le indica Tyler a Nick.
Emily se queda en casa por si Sam y sus amigas vuelven.
Piensa en cómo puede ayudar, ya que no le convence lo de
quedarse ahí sentada sin hacer nada. Luego recuerda algo que
un amigo le enseñó a hacer una vez. Se pone de pie y, al
buscar su bolso, ve que Nick se ha olvidado su móvil.
«Mejor», piensa. Necesitará el número de Sam para hacer lo
que tiene pensado.
Tras conseguir el número de Sam consultando el móvil de
Nick y después de largos minutos intentando rastrearlo desde
iCloud, por fin logra identificar su ubicación. Se pone de pie,
coge su bolso y ya se siente lista para ir en busca de su cuñada.
En la casa del terror, Sam no puede creer que Luke esté
detrás de esto también. Ahora no solo tiene ganas de llorar por
la desesperación que le genera estar secuestrada, sino también
por el dolor que siente en el pecho al ver que su amigo de toda
la vida la ha traicionado de esta forma.
—Oh, Sam. No nos veas de esa forma —me dice Jenna
haciendo una mueca—. Tú te lo has buscado.
Jessica comienza a caminar hacia Sam, que intenta deslizarse
para atrás a fin de mantenerse alejada de ella. Cuando están
frente a frente, la rubia sonríe y le quita la cinta. Lo hace sin
ninguna delicadeza, así que Sam hace una mueca de dolor.
—¿Qué demonios es esto, Juliett? —le pregunta Sam con
voz temerosa en cuanto se recupera.
Jessica suelta un bufido volviendo a ponerse de pie y
caminando hacia Caroline para quitarle la cinta y luego se la
quita a Daniela.
—Mi nombre es Jessica —dice, corrigiendo a Sam con
tranquilidad. De fondo tiene las protestas de Caroline y
Daniela.
—¡Jessica, Juliett, estás desquiciada de todas formas! —
exclama Caroline, molesta y asustada.
—No me obligues a volver a colocarte la cinta, Caroline —le
dice Jessica, ladeando la cabeza.
—Escucha… —comienza a decir Sam—. Podemos llegar a
un acuerdo. Mis padres tienen dinero, ¿sí? Solo dime qué
quieres y te lo daremos. No es necesario llegar más lejos. No
presentaremos cargos si llegamos a un acuerdo y nos dejas libres.
Jessica se ríe. Piensa en lo estúpida que es Sam al pensar que
ella quiere dinero y que se conformaría con simples billetes.
—Sam, voy a hablar —le dice Jessica con una sonrisa falsa
—. Y ustedes escucharán. —La señala a ella y a sus amigas—.
Pueden comentar cosas y hacer preguntas cuando termine.
Caroline, Daniela y Sam se disponen a escuchar. Luke se
mantiene serio en la puerta de la habitación. A Sam le duele
verlo allí. No puede creer que su mejor amigo esté haciendo
esto.
—Tyler era un chico perdido al cual ayudé un montón. Fui la
única persona que estuvo cuando lo necesitó. La única. Pero
con el tiempo comenzó a distanciarse cada vez más de mí. ¿Y
saben qué? Me abandonó. A mí. La única persona que siempre
lo había apoyado.
Sam hace una mueca de confusión.
—Me destrozó tanto que me dejara así… ¿Jamás les han roto
el corazón? Bueno, a mí me dolía el alma. Y cuando comenzó
a sentir cosas por ti, Sam, Dios, sentí que el mundo se
derrumbaba. Me parece injusto que yo fuera la que estuviera
destrozada y él anduviera feliz de la vida. ¿Por qué yo era la
única que estaba mal? Decidí hacer algo al respecto. Quiero
hacerte daño porque sé que Tyler te quiere. Hacerle daño a él
le dolería, sí. Pero lastimarte a ti por sus acciones, le dolerá el
triple. ¿La pobre Sam pagando por sus platos rotos? —Se ríe
—. Jenna fue quien te encerró en el baño y quien te echó
milizopam en tu botella de agua, por eso te desvaneciste en
plena autopista. La misma noche del accidente me reuní con
Tyler y acordamos que lo perdonaría. Y te dejaría en paz.
Jamás se debe creer a alguien con el corazón roto. Anoten eso.
—¿Y Luke? —pregunta Sam con la mirada baja.