Mi estúpido niñero

Capítulo 40

TYLER 
—Azul. 
—Rojo. 
—El rojo no le gustará —le digo mirándole con los ojos 
entrecerrados. 
—Conozco a mi prima —me responde Nick muy seguro de 
su elección. 
Pensaba en darle una sorpresa a Sam regalándole unos 
zapatos de tacón que mencionó que le gustaban, pero solo 
habló del modelo, no del color. Aun así, sé que le gustarán más 
los azules que los rojos. Decido buscar mi móvil para llamarla 
y preguntarle sin dar indicios de qué se trata, solo para 
confirmar mi teoría. 
«El número que ha marcado no está disponible o se 
encuentra fuera de cobertura en este momento», se escucha del 
otro lado. Frunzo el ceño. Qué extraño. 
—¿Por qué esa cara? —me pregunta Nick. 
—A Sam no le entra mi llamada —contesto, y me guardo el 
teléfono. 
—Quizá se ha quedado sin batería —me dice.

Le doy la razón. Es posible que eso haya pasado. 
Seguimos debatiendo sobre los zapatos unos minutos más y 
Nick se rinde, aceptando que quizá los azules le gusten más. 
Sonrío victorioso. Escucho a lo lejos una voz que grita mi 
nombre. Me vuelvo para ver de quién se trata y me encuentro 
con mi hermana caminando hacia mí con expresión de 
sorpresa. Había olvidado por completo que Emily estaba en 
Los Ángeles. La llamé antes de tomar mi vuelo y ella me dijo 
que ya había terminado su visita, y que se iría. 
—Emily, qué sorpresa —le digo extrañado. Ella me sonríe 
divertida—. Creí que habías vuelto a New Haven. 
—Ese era el plan, pero mi amiga necesitaba ayuda con algo 
más —me contesta encogiéndose de hombros. 
Nick vuelve a mi lado y sonríe. 
—Mmm, él es Nick. Primo de Sam —los presento—. Nick, 
ella es Emily. Mi hermana. 
—Encantado, Emily —le dice Nick con simpatía. 
—El gusto es mío, Nick —responde mi hermana mirándolo 
tal vez un poco demasiado. Entrecierro los ojos. Ella posa su 
mirada en los zapatos que llevo en las manos—. ¿De compras? 
—Es un regalo para Sam —le explico, encogiéndome de 
hombros—. ¿Y tú… qué haces aquí? 
—Oh, solo estaba gastando un poco de dinero mientras 
esperaba tu llamada, hermanito —me dice divertida—. ¿Sam 
está aquí? 
—No, ella… —intento hablar, pero Nick me interrumpe. 
—Era Caroline —dice mirando su móvil—. Le he 
preguntado cómo iba todo y dice que están bien. Están con 
Daniela.

—En ese caso, yo también quiero comprarle un obsequio. 
Espérenme aquí —nos dice mi hermana, dejando las demás 
bolsas de sus compras con nosotros. 
Suelto un suspiro y nos quedamos a esperarla. Ya no tengo 
alternativa. Mi hermana conocerá a Sam. ¿Qué podría salir 
mal? 
—Nunca mencionaste a tu hermana —me dice Nick. 
—Jamás necesité nombrarla —le digo—. Como verás, ella 
siempre se hace notar sin la ayuda de nadie. —Me río. 
Emily viene hacia nosotros con dos pañuelos de seda. 
—¿Cuál creen que le gustará el rojo o el azul? —nos 
pregunta. 
Nick y yo nos miramos y nos echamos a reír. 
SAM 
Emito un quejido al moverme. El cuerpo me duele. Abro los 
ojos lentamente y observo que estoy en el suelo. Frente a mí, 
me encuentro con Caroline y Daniela con las muñecas y los 
tobillos atados. Tienen la boca tapada con cinta y sus ojos 
expresan preocupación. Rápidamente, me sobresalto e intento 
ponerme de pie, pero no puedo. Miro y me percato de que mi 
muñeca está esposada a la barandilla de la escalera. 
—Qué dormilona resultaste, Sammie. —Escucho una dulce 
voz hablarme desde el otro extremo de la habitación. 
Intento gritar, pero mi boca también está tapada con cinta. 
Jenna se acerca hasta mí e intenta acariciarme la mejilla, pero 
muevo la cara para que se aleje. Ella hace una mueca. 
—Gruñona también —dice otra voz. 
—Tranquila…, nadie piensa hacerte daño —me dice Jenna, fingiendo preocupación—. O sí. 
Como si con las otras dos no fuera suficiente, Luke aparece 
confundiéndome por completo. Caroline y Daniela observan 
todo delante de mí con el ceño fruncido. Pero hay algo más, la 
decepción se nota en sus ojos. Miro hacia donde ellas lo hacen 
y por fin entiendo la expresión en sus ojos. 
—Vamos a divertirnos —me dice Jenna sonriendo. 
Tyler y Nick caminan preocupados mientras Emily está 
sentada intentando comprender qué sucede. Acaba de venir a 
Los Ángeles para conocer a su cuñada. ¿Y ahora ella 
desaparece? Han llamado a la policía hace unos minutos y no 
tardarán en venir. Si bien las chicas podrían haberse quedado 
sin batería y andar por ahí, también hay que tener en cuenta el 
historial de Sam… o mejor dicho el de Tyler. Eso es lo que le 
preocupa a él, que haya sido Jessica. Pero no lo cree. No puede 
hacer eso. Todo se terminó entre ellos hace meses. 
El móvil de Tyler comienza a sonar. No conoce el número, 
pero aun así responde. 
—Sé dónde está Sam —dice la voz masculina al contestar. A 
ambos les es imposible no reconocer la voz de Jeremy—. 
Vengan a mi casa. Nick sabe la dirección. 
Y luego corta. Tyler se queda confundido, pero aun así 
decide confiar. 
—Vamos a casa de Jeremy —le indica Tyler a Nick. 
Emily se queda en casa por si Sam y sus amigas vuelven. 
Piensa en cómo puede ayudar, ya que no le convence lo de 
quedarse ahí sentada sin hacer nada. Luego recuerda algo que 
un amigo le enseñó a hacer una vez. Se pone de pie y, al 
buscar su bolso, ve que Nick se ha olvidado su móvil. 
«Mejor», piensa. Necesitará el número de Sam para hacer lo 
que tiene pensado.

Tras conseguir el número de Sam consultando el móvil de 
Nick y después de largos minutos intentando rastrearlo desde 
iCloud, por fin logra identificar su ubicación. Se pone de pie, 
coge su bolso y ya se siente lista para ir en busca de su cuñada. 
En la casa del terror, Sam no puede creer que Luke esté 
detrás de esto también. Ahora no solo tiene ganas de llorar por 
la desesperación que le genera estar secuestrada, sino también 
por el dolor que siente en el pecho al ver que su amigo de toda 
la vida la ha traicionado de esta forma. 
—Oh, Sam. No nos veas de esa forma —me dice Jenna 
haciendo una mueca—. Tú te lo has buscado. 
Jessica comienza a caminar hacia Sam, que intenta deslizarse 
para atrás a fin de mantenerse alejada de ella. Cuando están 
frente a frente, la rubia sonríe y le quita la cinta. Lo hace sin 
ninguna delicadeza, así que Sam hace una mueca de dolor. 
—¿Qué demonios es esto, Juliett? —le pregunta Sam con 
voz temerosa en cuanto se recupera. 
Jessica suelta un bufido volviendo a ponerse de pie y 
caminando hacia Caroline para quitarle la cinta y luego se la 
quita a Daniela. 
—Mi nombre es Jessica —dice, corrigiendo a Sam con 
tranquilidad. De fondo tiene las protestas de Caroline y 
Daniela. 
—¡Jessica, Juliett, estás desquiciada de todas formas! — 
exclama Caroline, molesta y asustada. 
—No me obligues a volver a colocarte la cinta, Caroline —le 
dice Jessica, ladeando la cabeza. 
—Escucha… —comienza a decir Sam—. Podemos llegar a 
un acuerdo. Mis padres tienen dinero, ¿sí? Solo dime qué 
quieres y te lo daremos. No es necesario llegar más lejos. No 
presentaremos cargos si llegamos a un acuerdo y nos dejas libres. 
Jessica se ríe. Piensa en lo estúpida que es Sam al pensar que 
ella quiere dinero y que se conformaría con simples billetes. 
—Sam, voy a hablar —le dice Jessica con una sonrisa falsa 
—. Y ustedes escucharán. —La señala a ella y a sus amigas—. 
Pueden comentar cosas y hacer preguntas cuando termine. 
Caroline, Daniela y Sam se disponen a escuchar. Luke se 
mantiene serio en la puerta de la habitación. A Sam le duele 
verlo allí. No puede creer que su mejor amigo esté haciendo 
esto. 
—Tyler era un chico perdido al cual ayudé un montón. Fui la 
única persona que estuvo cuando lo necesitó. La única. Pero 
con el tiempo comenzó a distanciarse cada vez más de mí. ¿Y 
saben qué? Me abandonó. A mí. La única persona que siempre 
lo había apoyado. 
Sam hace una mueca de confusión. 
—Me destrozó tanto que me dejara así… ¿Jamás les han roto 
el corazón? Bueno, a mí me dolía el alma. Y cuando comenzó 
a sentir cosas por ti, Sam, Dios, sentí que el mundo se 
derrumbaba. Me parece injusto que yo fuera la que estuviera 
destrozada y él anduviera feliz de la vida. ¿Por qué yo era la 
única que estaba mal? Decidí hacer algo al respecto. Quiero 
hacerte daño porque sé que Tyler te quiere. Hacerle daño a él 
le dolería, sí. Pero lastimarte a ti por sus acciones, le dolerá el 
triple. ¿La pobre Sam pagando por sus platos rotos? —Se ríe 
—. Jenna fue quien te encerró en el baño y quien te echó 
milizopam en tu botella de agua, por eso te desvaneciste en 
plena autopista. La misma noche del accidente me reuní con 
Tyler y acordamos que lo perdonaría. Y te dejaría en paz. 
Jamás se debe creer a alguien con el corazón roto. Anoten eso. 
—¿Y Luke? —pregunta Sam con la mirada baja.



#1732 en Joven Adulto

En el texto hay: adolescentes, drama, niñero

Editado: 07.01.2024

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