La madre de estos gatos, Bianca, dejó de darles atención alguna, no los limpiaba, no les daba la leche que necesitan y casi no los veía, así que mi madre les compro leche de gato en polvo para alimentarlos, mezclabamos agua con ciertas cucharadas de esta leche y la calentavamos, luego agarravanos una jeringa y la llenamos con la leche preparada para darle despacio con la jeringa. Luego de esto, llevamos a los 2 gatos al veterinario y él nos recomendó unas cuantas cosas, dato interesante es que el veterinario costó $1000 y a uno de los gatos le pusimos thousand (mil en inglés).
Algo muy raro que note desde el principio es que siempre que les daba de comer me ignoraban e incluso se reusaban.
Para limpiarlos, utilizabamos algodón y solución fisiológica, ya que el veterinario nos había recomendado esto.
En fin, por alguna razón este tema de los gatos me importó mucho, incluso yo me levantaba a las tres de la mañana para alimentarlos y limpiarlos junto con mi madre, es más, hubo noches que no dormía. Aunque nunca pensé en que algo malo les pasaría, es más, estaba seguro de que iban a tener una larga y sana vida.
Los gatos siempre los pusimos en un fuenton grande y verde con muchas almuadas dentro al lado de la estufa, cada vez que quería ver la televisión me sentaba al lado del fuenton con los gatitos y, gracias a eso, deje una gran marca en el ropero de mi madre.
Yo tuve experiencias con animales tanto terribles como felizes, una a resaltar es con un gato llamado Salem, él es todo negro y casualmente nació el 31 de octubre, en halloween, de ahí su nombre. Él de por sí es un gato complicado, cuando era joven tuvo una infección urinaria haciendo que casi se muriera, afortunadamente no pasó pero lo que sí pasó es que tuvimos unos cuantos días (por no decir semanas) complicados. Yo, en ese entonces, era pequeño, todavía no terminaba la primaria y, obviamente, no entendía lo que le sucedió con exactitud.
Fueron a los pocos días del cuidado de los gatos cuando mi prima más grande fué a la casa de mi tío a pasar unos días como todos los fines de semana, a todo esto, todos se la pasaban viendo a la bebé, mientras yo "bien amargado" me quedaba con los gatos. No los culpo, yo no tenía la necesidad de hacerlo, yo decidí hacerlo.
Cada tres horas se les dava de comer y yo, con el celular, esperaba cada tres horas en hacerlo. Luego, mi prima se sumó y me ayudó, recuerdo que al gato macho no le gustaba nada que lo limpiaran y siempre se quejaba y se movía para irse. La otra siempre estaba calmada, nunca maullaba ni tenía ningún problema en que la limpien.
Un día, con mi prima, estabamos en mi casa, mi madre no estaba pero si mi tía. Mi prima y yo estabamos viendo la televisión, estuvimos varias horas mirandola, pero... luego me percaté de algo que me asustaría mucho... la gatita dejó de moverse.