Desperté con un fuerte dolor de cabeza, estaba atada a una cama y tenía los ojos vendados
-Hola querida hermana
-Tu... deberías estar en la cárcel
-Así es pero como me he portado tan bien me han dejado salir antes
-A mi no puedes mentirme
-Oh cierto, por un pequeño momento olvidé que eres mi hermana
-Eres un cabrón
-Lo sé, descansa un poco mañana tendrás un buen día
Escuché como cerró la puerta y sus pasos se dejaron de escuchar, tengo que pensar como escapar de aquí debo hacerlo. Logré soltarme me quité la venda y miré la habitación, no había ventanas mi única forma de escapar de aquí era por la puerta y eso no era la mejor idea puesto que mi hermano estaba afuera en algún lugar de esta casa o lo que sea donde estamos. Busqué otras maneras de salir pero la única era la puerta así que tomé el riesgo y abrí sin hacer ruido, al parecer mi hermano no estaba todo estaba en silencio. Seguí caminando en busca de la salida y cuando al fin la encontré sentí un fuerte golpe en la cabeza y todo se volvió negro. Volví a despertar atada pero esta vez podía ver donde estaba, era una especie de cuarto, había de todo para hacer una cirujía perfecta
-Hola hermanita
-Dejame ir
-Jajaja lo siento cariño pero ahora es que comienza el juego
Lo vi tomar unas pinzas y lo único que pude hacer fue gritar cuando comenzó a cortar todos mis dedos del pie.