EXTRA 3: LA PRIMERA VEZ
- Callaghan… esto es hermoso – digo sin aliento con los ojos completamente abiertos.
Después de lo que parecen años, por fin hemos salido en una cita, y quiero decir, UNA CITA DE VERDAD, desde pasarme a buscar al departamento hasta la cena, la charla, el paseo, la llevada de vuelta… bueno, aun estamos en ese paso.
Callaghan dijo que tenía algo que enseñarme.
- ¿De verdad te gusta? – su voz me trae de vuelta a la fascinante escena frente a mí.
- ¿Cuándo encontraste este lugar? – no creí que hubiera algo así tan cerca de la universidad.
Hay como un millón de estrellas brillando encima de nosotros. Ahora que el invierno está aquí y las vacaciones han llegado, muchos estudiantes se han ido de los alrededores de regreso a sus casas, por lo que las luces y ruido que, por lo general siempre están como ruido de fondo, han desaparecido en su mayoría. Las luces de las farolas han quedado parcialmente ocultas por los frondosos arboles que ocultan este tesoro del camino principal.
- En realidad, no es nada tan grandioso – se rasca la nuca algo avergonzado sin mirarme – es solo que el otro día lo encontré mientras buscaba algo de inspiración para mi clase de arte y… bueno, quería enseñártelo -.
- Esto es casi como un pequeño claro, ¿cómo es que nadie lo ha encontrado? Tampoco es tan difícil llegar – camino un poco más dentro sentándome en una enorme roca.
- No creo que no lo haya encontrado alguien más, mas bien pienso que la mayoría de los estudiantes esta tan ocupado en fiestas o proyectos que no tienen tiempo de explorar sus alrededores, y los que lo han hecho… tal vez hayan regresado a casa – se encoge de hombros sentándose a mi lado.
- ¿Así que tu no eres ninguna de las dos opciones? – alzo una ceja hacia él.
Callaghan me sonríe de lado y me guiña un ojo.
- Sabes que soy mejor que eso, ¿no? -.
- Oh, por favor. Creo que en cualquier momento podrías salir volando de aquí – me río.
- Bueno, es mejor que me sostenga de ti entonces – rodea mi cintura apretándome contra él.
Me vuelvo a quedar sin aliento ahora por una razón completamente distinta.
Dios. Dios. Dios. Ha pasado tanto tiempo desde que hemos estado tan cerca y solos, ¿qué pasa si hago el ridículo o digo alguna tontería? Hasta ahora he podido manejarlo, pero-
- Isis – se ríe Callaghan llevando un dedo a mis labios.
Maldita sea.
Me cubro el rostro con ambas manos y dejo escapar un gemido mortificado.
- Tengo que deshacerme de este estúpido habito – murmuro.
- Creo que es lindo. Además, no creo que eso sea posible – se ríe intentando quitar las manos de mi rostro – Vamos, quiero verte -.
- No – gimo escondiéndome con más fuerza.
- Pero quiero besarte - engatusa con voz suave.
Su aliento besa mis muñecas y poco después un pequeño aleteo como el de una mariposa se posa en una, luego en la otra. Un toque un poco más largo ahora, se vuelve a sentir…
- ¿Qu-ué h-haces? – tartamudeó aun con las manos en la misma posición.
- ¿No quieres saber? tienes que bajar las manos – besa uno de mis dedos cubriendo mis ojos y los abro una pulgada con ojos entrecerrados.
- ¿Estas seduciéndome? – pregunto.
Callaghan se ríe entre dientes.
- Sí, ¿esta funcionando? -.
- … Un poco – murmuro volviendo a cerrar la pequeña brecha.
- No parece – escucho la diversión en su voz y luego lo siento tomar mi cintura con ambas manos.
Se siente como si se alejara a pesar de tenerme agarrada d la cintura, estoy a punto de preguntar que piensa hacer, pero un segundo después me siento ingrávida, mis pies en el aire antes de quedar sentada encima de él a horcadas.
- ¡¿Qué demonios fue eso?! – chillo sosteniéndome de sus hombros con fuerza, el material de su camisa de vestir completamente arrugado entre mis dedos.
Una de sus manos se queda en mi cintura, pero se mueve hacia mi espalda mientras la otra se posa en la parte media de mi muslo izquierdo piel con piel, desde que llevo un vestido puesto.
Uno de los dos que poseo, debo añadir.
Realmente me gusta como me queda, sobre todo ahora que Callaghan me esta tocando. Fue una buena decisión haber elegido éste a pesar del viento algo frío que se siente. Tal vez-
- Hmmph – la boca de Callaghan me silencia besándome e introduciendo su lengua entre mis labios sorprendidos.
La leve presión en mi espalda me pega más a él y cierro los ojos devolviéndole el beso, un par de segundos después. La mano en mi muslo no se mueve, pero escalofríos, que nada tienen que ver con el frío, suben desde ese mismo punto hasta recorrer todo mi cuerpo cada que su pulgar deambula en círculos, acariciando en un ritmo lento en contraste con el ritmo del beso.
Me alejo un segundo para respirar, pero Callaghan no aminora la velocidad esparciendo pequeños besos por mi mandíbula hasta mi cuello.
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Editado: 03.01.2023