Capítulo 2

Espero y puedan acompañarme en esta nueva aventura y les guste tanto como a mi y como les prmeti que la empezaria en los ultimos capitulos de CASATE CONMIGO bueno pues... aqui lo tienes, esta novela tambien estara disponible en WATTPAD, todavia no se si las voy a actualizar al mismo tiempo o voy a dejar que pasen varios capitulos para vlver a actualizar y no olviden unirse al grupo de facebook el cual lo encuentran como LECTORAS by:ITzseel, sin mas que decir... 

¡DISFRUTEN DE LA LECTURA! 

De repente caí repentinamente al suelo, y al abrir los ojos unos ojos color azul me miraban con preocupación, toque mi cabeza solo para percatarme de que aún estaba en la realidad pues aquel chico que me miraba tan de cerca era hermoso puedo decir que parece un ángel su piel pálida con unos labios rojizos, cabello castaño/rubio y esos hermosos ojos azules con una mirada tan, profunda.

— ¿Estas bien? —me pregunto tomando mi mano para ayudar a levantarme.

—Si no te preocupes —le dije tratando de sonreír.

—No eres de por aquí ¿Cierto? —pregunto.

—No, ¿Se nota? —dije sarcástica.

—Si, te hubiera recordado si te hubiera visto antes, una chica tan linda como tú no creo que se olvide —dijo mostrando su perfecta dentadura – Soy Nicolas

—Soy Mackenzie soy nueva en el pueblo —dije con una pequeña sonrisa y encogiendo mis hombros.

— ¡Claro eres la hija de Sr. John Morrison! —

— ¿Cómo lo sabes? —pregunte mirándolo extrañada.

—Es un pueblo pequeño aquí hasta las paredes hablan —dijo riendo divertido.

—Pues muy pequeño debo decir. —

— ¿Y cuál es la razón de tu visita? Claro si se puede saber —pregunto interesado.

—De mi residencia aquí querrás decir, mi madre murió hace 3 semanas así que mi padre me dijo que viniera con el —musité haciendo una mueca.

—Oh yo lo siento no lo sabía —dijo haciendo la boca un tanto torcida.

—No está bien, la vida sigue sin ella, así como seguirá sin mí la vida no espera —dije mirando el suelo.

—Oye perdón por tropezar contigo, siempre vengo a correr en las tardes y no te vi lo siento —dijo un tanto avergonzado.

—No te preocupes, estoy bien —sonreí.

— ¿Y qué hacías? —cuestiono.

—Sentir el agua pegar con los dedos de mis pies me gusta —reí —Y luego iría a comprar algo de ropa, pero creo que es tarde. —

—Si ya casi todo estará cerrado, pero oye ¿Ya comiste? Te puedo llevar al mejor restaurante del pueblo. —

—Suena bien, y además tengo hambre así que acepto —dije con una sonrisa apenada.

Comenzamos a caminar por aquel hermoso pueblo, entre una plática que se hacen personas desconocidas para empezar a conocerse, por alguna razón encontraba a Nicolas interesante era un chico muy simpático, llegamos hasta un lugar muy rustico era demasiado cogedor, nos acercamos hasta una mesa vacía con dos sillas y Nicolas se acercó a ayudarme a sentarme, me ruboricé un poco y le sonreí en forma de agradecimiento.

—La comida es deliciosa aquí —dijo entusiasmado.

— ¿Algo de tomar? —cuestiono un Castaño dejándonos dos menú sobre la mesa.

—No gracias, James —dijo Nicolas golpeando el brazo del chico jugando.

—Oh Nicolas no había notado que eras tu —dijo riendo — ¿Quién es ella?

—Es nueva en el pueblo, tropecé con ella y como disculpa la invite a comer –explico.

—Hola linda este bobo nunca me presenta soy James, bienvenida –dijo el castaño estirándome su mano.

—Hola James, soy Mackenzie —dije apretando su mano con algo de fuerza.

—Es la hija de Morrison –dijo Nicolas.

—Entonces eres hermana de Austin –dijo algo sorprendido.

— ¿Austin? –cuestione.

—Si el chico castaño oscuro, alto – ¡Claro! El chico que estaba en la cocina y que no olvido menciono que era linda, así que se llama Austin.

—Bueno no precisamente hermana, hermanastra más bien dicho –mencione mirándolo.

—Bueno James tengo hambre ¿Qué vas a querer? –me pregunto mostrando su perfecta dentadura.

—Lasaña –dije mirándolo de reojo con una pequeña sonrisa.

—Que sean dos –dijo dándole los menú a James.

—Enseguida –sonrió.

Luego de otra larga charla, nos despedimos de James y salimos de ahí Nicolas se ofreció a acompañarme a casa ya que era oscuro y a ser verdad las calles se miraban un poco temibles.