—Disculpe yo pago lo de la señorita —dijo ese hombre al barman, intente decirle que no era necesario, pero me regalo una mirada y una sonrisa que me dejaron muda.
—Gracias —sonreí y me dirigí a la mesa donde Cata me esperaba, pero me agarro del brazo y me detuvo.
—¿Por qué el afán? Me gustaría que charláramos un poco —dijo con una sonrisa.
—Oh que bien.
Con una sonrisa demasiado grande para mi gusto se disponía a decirme algo, pero en un intento de valentía le volví a decir: —Pero sabes mejor podrías buscar a alguien más que si deseé charlar con tigo, lo siento, pero me esperan en mi mesa —tan pronto dije eso, su sonrisa se esfumo y se quedó mirándome fijamente.
—Bonita, a mí no me dicen que no.
—Pues lo siento, bonito, pero algo me dice que hace justo cinco segundos lo dije —con una sonrisa gire en dirección a la mesa que compartíamos con Cata, y camine en su dirección sin voltear a ver al sexy desconocido.
—Lore, Jess llamo, que viene en una hora, porque esta con el novio —dijo con los ojos en dirección al hombre con el que estaba hablando. —Dime, quien era ese chico, muy guapo, por cierto.
—Pues mi querida es quien acaba de pagar por nuestras bebidas.
Con una sonrisa seductora, alzo la copa en dirección al hombre, haciéndole una señal de agradecimiento, que por su puesto él no demoro en responder.
—Podrías dejar de comértelo con la mirada.
—No Lore, no soy yo la persona que se come a otra con la mirada, te dije que ese vestido era perfecto —con una sonrisa levanto la copa en mi dirección y ambas dijimos al tiempo —¡Salud!
—Por nosotras.
—Lore por nuestra amistad y nuestros proyectos.
Así estuvimos bastante rato, intentando hablar, bailando y disfrutando de la noche, hasta que llego un WhatsApp de Jessie al grupo por el que solíamos hablar.
Jess: Señoritas, ya llegué, estoy aquí afuera, ¿pueden venir por mí?
Yo: Dame 5 que ya bajo.
Cata: Lorena quiere salir a tomar aire, ella va por ti.
Jess: No te demores que me congelo y no quiero subir sola.
Yo: ¡Gallina! Ya voy bajando.
Cata: Aquí hay buen calor humano, no te preocuparas por el frio 😉.
Yo: ¡Jesús! Calma, deja a tu mente calenturienta afuera del chat.
Jess: Jajajaja.
Rápidamente me levanté y fui hacia el ascensor, suerte que eran pocos los tragos que había tomado o sino ni llegaba con Jess.
Iba un poco distraída, cuando sentí una mano agarrando mi brazo, cuando volteé a ver, era ese chico, el de la barra, por el que me había quedado como tonta.
—Bonita, ¿ya te vas?
—¡De nuevo con eso! Búscate otra que te siga el jueguecito, tengo un poquito de afán. —Me quede mirándolo y le señale mi brazo en espera de que me soltara.
—No me olvido tan fácil de lo que me propongo. —Se quedó mirándome fijamente y me soltó el brazo.
—Lo siento, no te hagas ilusiones Bonito, me esperan abajo. —Lo mire con una sonrisa pícara de esas que tanto había ensayado con Cata antes de salir de la casa y me despabile al momento que sentí mi celular vibrando en el bolsito que llevaba.
Jess: Mujer, qué tanto te demora, tengo frio.
Yo: Jess, ¡lo siento! Me entretuve un poquito, ve entrando al hotel.
Jess: ¡OK! MUEVETE!
Yo: 😉
Guarde mi teléfono y cuando levante la mirada, me encontré con un chico no muy emocionado —¿Era tu novio? —Le sonreí.
—Creo que eso no te importa. —Le guiñe un ojo.
Se acercó un poco más a mí —Ah, ¿sí? No olvides mi promesa, esta noche bailas o bailas conmigo. —Cuando sentí su cercanía, me alejé un poco, de verdad se notaba que era un conquistador profesional. Me quede mirándolo.
Con una sonrisa de esas mata mujeres, se acercó más a mi oído y me dijo: —Nena, cuando termine contigo, me llevaré el número de tu teléfono —y dándome un beso en la oreja, me dijo —y quizás algo más…
Tan pronto vio mi cara de sorpresa me sonrió enigmáticamente y se dio la vuelta, perdiéndose entre la multitud.
Mientras iba en el ascensor, no pude sacarme de la mente a ese hombre, había algo en él que me decía que no era seguro, claro ¿Cómo iba a serlo? Estamos en un bar… pero, por otra parte, cada uno de sus movimientos y sus palabras tenían algo atrayente, me recorrió un escalofrío cuando recordé como se había acercado y la promesa implícita en sus palabras. Pero bueno, algo positivo tenía esta noche, no le iba a dar importancia a un desconocido, aunque estuviera muy bueno.
El ascensor llego a la recepción, salí de él y fui hacia salida, donde supuse que estaba Jess, porque como bien la conocía, supe que no había entrado aún y la razón no podía ser otra que estar acaramelada con el novio.
Cuando la vi, me acerqué y le di un gran abrazo. —Jessie, hace tanto que no te veía, estas muy hermosa —ella sonrió y me devolvió el abrazo.
—Lorena, que alegría, siempre es un placer salir con ustedes. —Mientras nosotras nos saludamos, David su novio se acercó un poco más a nosotras y me saludo.
—Lore, ¿Cómo estás?
—Bien David, ¿tu? ¿Te quedas un rato?
—No, ya me voy mis amigos me esperan. —Se despidió de mí y le dio su tan acostumbrado beso a Jess. Cuando ya estuvo desocupada, me abrazo emocionada, porque hacía mucho que no teníamos una noche de chicas.
—¿Dónde está Cata?
—Ella está arriba, el bar está en la cubierta, vamos —le dije mientras la cogía por el brazo.
—Claro, vamos, necesito un tiempo de chicas.
Tan pronto llegamos al bar, llevé a Jessica a la mesa donde estábamos Cata y yo, allí, como raro no vimos a Cata, pero nos dimos cuenta de que estaba con un chico muy entretenida en la pista.