Cuando estuve bailando con Lorena, vi algo diferente en ella, algo que no había notado en los dos meses que llevaba siguiéndola, cuando estuvo un poco más desinhibida pude conocer a una chica menos prevenida, me lo puso difícil desde un principio, me asustó pensar que mi plan se estaba yendo a la basura, por suerte supe utilizar mis armas y nada ni nadie significa un problema para mí, solo un reto más y en este momento Lorena es uno de los retos que estoy dispuesto a superar, aunque por el camino salga afectado; fue una lástima que justo después de bailar con ella y porque no decirlo seducirla un poco, llamara el jefe y tuviera que salir corriendo, como un perrito faldero.
Cuando llegué al punto de reunión de siempre, el jefe ya me estaba esperando.
—Mateo, te mande llamar porque necesito saber en qué va el asunto de la hija de Ramírez.
—Eso va bien, de hecho, acabo de salir de un bar donde estuvimos juntos, realmente ese Ramírez es muy bueno enseñándole a cuidarse, aunque en su vida cotidiana es muy tranquila, no es tan fácil acceder a ella, es bastante prevenida en cuanto a desconocidos, pero eso es lo de menos, a través de Martin, el hombre con el que ella cree que estuvo bailando, voy a cumplir mi misión, estoy seguro que poco a poco puedo ganarme a la chica —le dije mirándolo a los ojos.
—Más te vale, eres mi mejor ficha, ese desgraciado va a pagar —dijo con una media sonrisa.
—Si jefe, no hay problema, ¿necesita algo más?
—No, ya te puedes ir, mantenme informado y ¿Mateo?
—Dígame —le dije rápidamente
—Hazte un favor y no te enamores de la chica, es solo un trabajito más —asentí y salí.
Ese era el problema después de estar viéndola desde lejos por más de 2 meses, y ahora conocerla, descubrí, que ella tenía algo que la hacía diferente de otras chicas, de otras hijitas de papi y mami, pero como bien dijo el jefe, es mi trabajo y no debo sentir nada por esa niña.
Por eso fue por lo que no entendí ese sentimiento irracional que surgió en mí, que me obligo a enviarle un mensaje. Ese mensaje no lo envió Martin, lo envié yo Mateo, el hombre detrás de ese gran trabajo, el hombre que ha hecho mucho daño, el hombre que vio algo en Lorena Ramírez, el mismo que sabía que si se enamoraba iba a salir mal parado de todo esto.
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Cuando me desperté más tarde ese día, revisé mi celular y vi que tenía dos mensajes de Martin.
Martín: Nunca he creído en la casualidades, te dije que no me iba a detener hasta alcanzar lo que quería, bonita todavía no me he cansado de ti, me gustó conocer a la chica desinhibida que bailo conmigo, me gustaría repetirlo.
Martin: Ese vestido combinado con esos tacones, son el sueño húmedo de cualquiera, no me olvides, porque te aseguro que yo no lo voy a hacer.
Después de leer ese mensaje me quede con una sonrisa de tonta en la cara, emocionada por esa pequeña muestra de interés, le respondí dándole las gracias por pagar mi cuenta y nada más, entonces me levante del sofá, me duche en el baño de la habitación de Cata y me dispuse a preparar algo de comer.
Cuando las chicas se levantaron les di, un poco de Crepes con fresas, miel y jugo de naranja, ya sé, un desayuno cargado de dulce, pero delicioso.
Después de que todas comimos, me termine de arreglar me di cuenta de que ya iba siendo hora de regresar, por lo que llame un taxi para ir mi casa.
—Buenas tardes, ya llegué —dije cantarinamente mientras entraba a la casa.
—Nena, estoy en la cocina— grito mamá y sonreí con cariño.
Cuando llegue a la cocina, el segundo santuario de mi madre, muy efusivamente me pregunto: —¿Qué tal estuvo tu noche de fiesta, trago y lujuria?
Le sonreí, no sabía en qué momento se había vuelto tan liberada, pero era algo que me encantaba porque podíamos tener un nivel de confianza que con casi nadie se podía alcanzar. —Mamá tu bien sabes que no soy de las que tienen noche lujuriosas, pero…—Le sonreí pícaramente y ella como siempre cuando tenía algo importante para contarle, dejo lo que estaba haciendo, me cogió del brazo y me hizo sentar a la mesa del comedor.
—Lorena, cuéntame, tú sabes que puedes confiar en mi ¿cierto? —Me pare y la abrace.
—Sí, mamá, lo sé. Conocí a alguien, creo que puede ser la fantasía de cualquier mujer, ya sabes bailamos y no sé cómo carajos en algún punto de nuestro baile y cariñitos, logró sacarme mi número de teléfono y compartirme el suyo.
—Lorena, tú sabes que apoyo tus decisiones y que quiero tu felicidad, pero ten cuidado, tomate tu tiempo, no te aceleres, pudo ser un simple rollito, no te fíes de a mucho y ten en cuenta que eres valiosa.
—Gracias ma por tus palabras, pero me voy a mi cuarto a descansar un poco, tú sabes, necesito recargar energías.
Después de la charla con ella, subí a mi cuarto para poder dormir un poquito más, le dije que no tenía ganas de almorzar, por eso fui directa a la cama, dormir en un sofá no era lo más cómodo del mundo y mi espalda ya estaba protestando. Cuando ya estaba bajo las cobijas pensé mucho en Martin y su actitud seductora, ese hombre tenía el poder de controlar mi libido, por eso con ese recuerdo en mi mente y gran sonrisa en mi cara me quedé dormida.
***
Cuando me desperté dos horas después, sentí el agradable olor a chocolate recién hecho, me levanté y cuando me disponía a bajar para ir a la cocina, mi teléfono sonó anunciando un mensaje de texto:
Martin: ¿No crees que es un poco grosero no responder los mensajes? ¿Será que intentas evitarme?
Sonreí antes esas líneas y de inmediato le respondí.
Yo: Claro que no, bonito a veces tienes que dejar que las personas duerman, no solo existes tú. ¿Qué estás haciendo?
Martin: Pensar en ti y tu deliciosa forma de bailar. ¿tu?