Era muy seguro que ahora nuestro viaje nos llevara hacia la colonia de los Goblins; estas pequeñas y malvadas criaturas usualmente no dejan que ningún extraño entre en su territorio, su capacidad intelectual es inferior a la de las otras razas aunque aún con ello son capaces de comprender los lenguajes de las diferentes razas y mantener conversaciones con todas ellas, claro que son muchas limitantes en el mismo lenguaje, pero no las suficientes como para no hablar en absoluto.
La zona de ellos es característica por ser un sitio donde llueve con mucha regularidad y esto ha ocasionado que la vegetación sea muy extensa, los arboles fácilmente vistos y los cuales crean un paisaje básicamente como si se tratase de un gran bosque (solo que con una cantidad menor de árboles en el) El camino desde esta zona de los enanos hasta la colonia Goblin no era corta, en realidad nada corta, nos tomaría llegar hasta allá, si bien nos va una semana completa a un paso ligeramente rápido y dado que el camino que estamos tomando no es demasiado concurrido, entonces no podríamos tener apoyo de alguien que vaya en una dirección similar, lo cual no me sorprende pues son pocas las criaturas que se atreven a ir solas a la colonia de los Goblin; espero que lo que diré a continuación no los confunda… pues aunque he hecho mucho hincapié en que los Goblin son seres que no admiten la presencia de extranjeros en sus tierras, lo cierto es que hay algunas colonias de ellos que lo hacen, todos los Goblin son guerreros por naturaleza y aunque su tecnología es muy escasa dado sus números pueden dar mucha pelea, a eso sumarle que el dios en el que ellos creen les obliga a morir en batalla por lo que el miedo a la muerte en esta especie no existe, más bien es un honor especialmente si su contrincante es mucho más fuerte y hábil, eso solo los hace emocionarse.
Después de 3 días de camino llegamos a lo que sería el fin de la zona de los enanos y frente a nosotros podía verse el ambiente completamente diferente pues la zona con lluvia casi constante y una vegetación mucho más elevada se hacía visible con demasiada facilidad, aquí mismo las bestias y peligros cambiaban, por todo este sitio los minotauros y centauros son más comunes y si algo es seguro es que para un elfo los centauros son contrincantes de temer, nosotros los elfos tenemos una habilidad para combates cercanos muy elevada, pero los combates a distancia no son mucho lo nuestro… Sé que las otras razas piensan que somos unos hábiles arqueros pero nada más lejos de la realidad… al menos en nosotros los elfos del sur. Quizás los del norte sean mejores con el arco, pero al menos nosotros es una de las cosas de las que carecemos enormemente; si podemos utilizarlo y dar en el blanco, pero enfrentarnos a enemigos que hagan uso de esta arma es donde el problema empieza, y como pueden suponer por mis palabras: los centauros son arqueros innatos.
La noche volvió a llegar a nosotros en el tercer día que llevamos avanzando y como el día pasado no pudimos descansar ni un solo minuto Aka y Rojo estaban completamente exhaustos, yo aún podía seguir por un tiempo pero si he de ser sincero me moría completamente de hambre y a lo lejos no podía ver algo que me ayudara a comer.
Rojo levanto vuelto lentamente y subió mucho más alto que la copa de los árboles y dio giros en sí mismo para ver todos los alrededores al mirar al suroeste se detuvo en seco y después bajo rápidamente hacia donde yo estaba.
Ante la respuesta y las pocas probabilidades que teníamos, optamos por mejor ir en aquella dirección, lo peor que pudiera pasar es que fuera por completo un engaño y se tratara de alguna trampa o simplemente una ilusión por el gran cansancio que teníamos. Caminamos por un gran tiempo y Rojo me ayudaba ocasionalmente subiendo por la copa de los árboles para corroborar que no hubiéramos perdido el rumbo; con el pasar de las horas llegamos a una pequeña choza hecha más que nada por ramas de los árboles, hojas y amarrados con un hilo que se puede crear a partir de las mismas cortezas, ramas y hojas, por el exterior la choza no daba la impresión de ser muy grande e incluso la puerta misma era quizás de la mitad de mi tamaño.
Al escuchar las palabras de Aka no pude más que de forma tardía agarrarlo entre ms manos y obligarlo a callar apretando su pico con mis dedos.
Rojo mordió mi camina por mi espalda y voló en retroceso haciéndome ver que deberíamos alejarnos y escondernos, no sabíamos que se encontraba dentro de esa choza, pero cualquiera que sea situación, evitar una pelea sería la mejor opción… Corrimos hacia los arboles (lo cual afortunadamente nos dio tiempo suficiente de hacer) y nos ocultamos detrás de algunos de ellos, pero con la puerta nada sucedía, se mantenía cerrada y las luces de la fogata encendidas. Aka estaba impaciente e intentando zafarse de mi agarre, pero claramente no lo dejaría, conociéndolo podría causar que quien vive dentro de aquella casa nos intentase herir o quizás incluso matar.