Todas las noches ella habla sola queriendo transmitir sus sueños al espacio. Todas las noches ella llora, queriendo que alguien la quiera.
Han pasado varios días desde aquel primer evento de casados. Aunque para mi deberían ser más. Es como si el tiempo no avanzará, Gaia es muy sorpresiva como extraña. Les habla a los gatos como parientes, dibuja cuadros cubistas, tiene una tendencia a la superstición y las estrellas, escucha música muy antigua que no sobrepasa los 40.
Detallemos.
Sábado 15 de Marzo. El sol de la tarde me rosaba el rostro cuando iba al supermercado. Gaia
¡¡¡No a dar un discurso parlamentario!!!Ni correr desnudo a un lago de noche.
Su cara se transformó en enojo.
No me importó lo que decía. Esta mujer parece un insano con ansiedad extrema. De un enfoque observé el suelo y di un salto de un susto. Era la muñeca de la casera. Esa que parece Anabelle/Anabella. Atiné a querer agarrarla, desistí. Gaia desde la ventana se reía y señalaba con cuidado que no la toque. Me fui rápido de allí. Retomé el camino desde el pasaje hasta la central. Había pocas personas debido al cambio de clima otoñal. Las hojas en el parque se arremetían desde los arboles de forma anómala por el viento que las invitaba a viajar a su último encuentro. Una bocanada de aire fue lo
que tomé cuando cruce una persona de gafas oscuras que caminaba de frente a mí y no me quitaba la vista. Por su vestimenta oscura no presté atención al sexo, ni peso y altura. Estaba justo en la puerta del supermercado. Al entrar primero fui a la sección de artículos de limpieza. Gaia utiliza mucha lavandina cuando se trata de lavar los pisos. Argumenta que los ácaros son peligrosos y hay que eliminarlos. Lo que no sabe es que nos va terminar eliminando a nosotros con la acidez. Tome un par de botellas, y unos jabones. Del otro lado de la góndola una mirada escurridiza se cruzó. No le di importancia. Luego a la sección de verduras y frutas. Al comprar lo necesario me percate que esa figura de negro estaba observando. Aún continuaba mi recorrido pero resté necesidad de preocupación adversa. Concluí con la góndola de los cortes de carne. En el fondo. Estaba totalmente abandonado. Al ver en el vidrio donde del lado estaban los respectivos cortes. Una figura parecía estar detrás de mí extendiendo la mano a mi hombro. Pronto me di vuelta y no había nadie. Ese suceso me produjo un pánico. Lo pude imaginar supongo. Tome lo debido y fui directamente por la góndola de lácteos. Me sentía observado nuevamente y no porque hubiera cámaras infrarrojas. Era la misma imagen lo sé. Mi mente se nubló un momento y perdí la noción del espacio por causa del miedo. Los ojos estaban por todos lados. Estaba a metros de la caja en la cual se encontraba una señora en fila y el empleado pasando artículos. Debo llegar me dije
¿Pero qué ocurre? Si estoy en un mercado. No hay peligro. Pronto percibí una adrenalina en mi interior y una respiración cerca. Comencé entonces a caminar velozmente a la caja como si persiguieran mi alma. Solo unos metros. Y entonces el camino se me hizo extenso. No puede ser no llegaré más. ¡Vamos! ¡Tú puedes Júpiter! Hice un esfuerzo amplio. Las fuerzas me abandonaban, sin embargo la meta estaba allí. Y la respiración estaba detrás de mí cada vez más prominente. Mi escepticismo mi hizo olvidar las
escaleras del Cesar. La respiración estaba cerca muy carca y cuando sentí un toque en mi cintura estaba en la caja.
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Editado: 09.11.2024