Narra Fabiola.
Camino por el pasillo para llegar al privado dónde se encuentra el hombre más poderoso del país- señor - me inclino en forma de saludo como si fuera su súbdito - la dueña no puedo recibirlo en este momento.
- ¿dueña?- pregunta y asiento - dígale a su dueña que la espero aquí en dos minutos.
- señor...- intento decir, pero escucho como un arma es cargada.
- no repito las cosas - dice moviendo su mano - no vuelvas si no es con su dueña o te arrepentirás
Corro por el pasillo, una vez que salgo del privado mis manos tiemblan, pensé ya no sentir miedo después de la última vez.
Narra Julieta. ( Mía )
Fabiola, entra a mi oficina temblando sin poder hablar, llorando me cuenta lo que pasó y que no sentía tanto miedo desde la última vez, la dejo con Sofía mientras se calma y camino por el largo pasillo para llegar a ese hombre.
- buenas noches, señores - digo mirando el general a los 7 hombres que se giran a verme menos uno - ¿en qué les puedo ayudar?
- ¿usted es la dueña? - pregunta el que no se gira a mirarme, pero tampoco necesito que lo haga para saber de quién se trata.
- si y usted me imaginó que es el idiota que asustó a mi empleada con un arma - los hombres ríen por lo bajo - ¿qué puedo hacer por ustedes?
-queremos una mujer para cada uno y dos para mí - dice con vos grave - quiero las mejores.
- claro - digo girando para salir por dónde vine y buscar a las niñas
- no le dije que se podía ir - un hombre gigante que reconozco se pone en mi camino.
- disculpe, pero voy a buscar a las chiquillas - el hombre que está enfrente no me deja continuar - ¿qué más se le ofrece?
- quiero a la jovencita que está haya - señala a Sofía que me hace señas.
- ella no está a la venta - digo sería - puede elegir a cualquiera y va por cortesía de la casa - expresó con tranquilidad - pero no a ella.
- entonces que sea usted - ruedo los ojos - dijo" cualquiera"- sus comillas me hacen rabiar.
- señor, vamos a dejar claro una cosa- mi enojo ya creció - cualquiera de las chicas que están abajo- sentenció antes de salir - permiso.
Salgo echa una fiera buscando a las chicas para que vayan a darles el servicio completo, les mandé las mejores, las más experimentadas y maduras, las niñas las dejo para que sigan bailando.
-¿Qué paso? -me tiró a su lado suspirando -¿te amenazaron también?- niego - ¿entonces?
- quería a Sofía - digo y la niña levanta la mirada - de paso a mí también.
- está muy cambiado - asentí mirando la pared de enfrente - ¿no te reconoció?
- no -tomo su mano - no podría reconocerme ni si volviera a nacer - miro a Sofí y ella tiene la vista en nosotras- Sofí de esto ninguna palabra a nadie - asiente - tienes que cambiarte esa ropa ya no te corresponde.
Ella se va al baño a ponerse lo que le traje, que no es más que un pantalón como los de los militares, una playera blanca y una bota.
- que diferencia - dice Fabiola - te ves mucho mejor que con ese mini vestido.
- me gusta - dice con una sonrisa - gracias Señorita - niego poniéndome de pie.
- ahora tienes que empezar por aprender el manejo de este lugar cuando nosotras no estamos serás la encargada de abrir y cerrar - asiente - las finanzas tienes que ser perfecto, ningún error.
Cada una se pone a trabajar en lo que le corresponde, la noche es larga y el trabajo difícil, la seguridad del lugar llegó y empezó a sacar hombres borrachos y los que empiezan peleas, el hombre que me quiso intimidar se fue hace media hora y las chicas entraron con un millón cada una dejaron todo aquí y se fueron.