Mi karma más hermoso (borrador)

Capitulo 6

Me levanto del sillón y él me mira muy atento a todos mis movimientos, me siento en mi silla mantenimiento la calma no puedo perder el control justo ahora.

- Señor Maldonado - digo con una voz fría y vacía - no puedo presentarse en mi oficina y actuar como un loco - él camina de un lado al otro con el arma en su mano.

-No quisiste acostaré conmigo, pero con ese sí - lo grita - ¿por qué? ¿Qué te ofreció?

- el señor Ortega y yo tenemos una amistad de muchos años - no es mentira, lo conocí cuando era una niña este mundo - respire y tome asiento.

- no quiere ser mi mujer, pero sí la suya - gruñe - soy mejor que ese desgraciado.

- ¿a qué volvió? - pregunto desviando el tema de máximo, no es momento para que todo mi plan fracase.

- le tengo otra propuesta -suspiro recostando mi cabeza en la silla y paso mi mano por mi cuello - pero veo que tiene una mejor oferta.

- sí, señor - digo restándole importancia - buenas noches, señor Maldonado - señalo la puerta y no lo piensa mucho y sale.

Un rato después

La marca en mi cuello no desaparece, su mano entera me marco, Fabiola me mira con cautela y susto le resto importancia, después de tantos años sigue siendo igual de agresivo.

Años antes

Miro por última vez el nuestro cuarto me despedí de todo, en menos de dos horas, mi plan estará ejecutado y mi vida cambiará, me iré de Turquía y comenzaré una nueva vida sin él y es lo que más me duele que él no estará en ella.

- Mi señora- dice Renato - ¿está lista? - niego - tenemos que apurarnos antes de que el señor vuelva.

Nos subimos a la camioneta para irnos, Héctor viene detrás de nosotros con una mujer. El plan es simple, Renato me mira y asiente. Miro hacia atrás y la camioneta explota en mil pedazos, me duele por Héctor, pero sé que por el lado bueno ese viejo ya quería descansar en paz.

- mi señora- me regala una sonrisa - ya sabe lo que tiene que hacer - asentí mirando la avioneta- le daré parte al jefe.

- gracias Renato - lo abrazo muy fuerte, no quisiera déjalo - de verdad gracias por todo.

- no me agradezca mi señora- deja un beso en mi frente - sea feliz viva y nunca vuela.

Lo miro mientras subo a el avión que me llevará rumbo a mi nueva vida, una donde no soy solo una carita linda o un objeto sexual. Le lanzo un beso y lo pierdo de vista.
 

Meses después

- ¿sabes en qué te estás metiendo?- asiento sé perfectamente dónde estoy - no deberías estar aquí chiquilla - dice el hombre que tengo enfrente.

- las cosas como son - digo apuntando a la botella de cerveza- además creí que me dijiste que tenía tu apoyo

-lo tienes niña - dice mirando la botella rota en el piso - Mía solo tienes 18 años.

-Davies - le recordé con enojo - no se te olvide Adrián - le pongo el arma en el pecho - Mía murió el día que mi padre me vendió.

-Hablando de tu padre - lo escucho decir y detengo mis pasos-se postuló como presidente - mi sangre se congela, un aire frío recorre todo mi cuerpo - ganará.

- lo sé - sigo mi camino hacia la base cualquiera diría que una chica que acaba de cumplir 18 no debería estar aquí, pero entre ir con mi papá o que él me encuentre es mejor esto

-Cabo Julieta - freno de golpe y me pongo recta - me dicen que está lista - asiento- sígame.

 

Lo sigo por todo los pasillos, asta su oficina en la cual cuando entramos se encuentran el actual presidente, un hombre de traje y Adrián, la mirada de Adrián es pensativa.

- Señorita Davies - se levanta estirando la mano - es un gusto he escuchado mucho de usted - asiento.

- un gusto señor - digo devolviendo el saludo y el apretón de manos y él se vuelve a sentar.

- el señor es Dominico, el jefe de la DEA - asiento estrechando su mano - te quiere para que seas la infiltrada para atrapar a Rober Ortega.

- como dice su capitán - dice con seguridad - es la mejor y queremos que nos entregue su cabeza vivo o muerto.

La reunión pasó muy rápido, las cosas fueron claras y mi misión muy sencilla según ellos, yo la veo Intermedia, enredar al hijo de ortega, entrar en la familia y acabarla desde el núcleo.

En la actualidad

- amiga - vuelvo en sí por los gritos de Fabiola - ¿estás bien?- asiento - llamaré a un médico.

- no - digo enderezándome en la silla - estoy bien, solo déjame sola - ella niega - Fabiola estaré bien.

Se va, aunque no muy convencida, busco entre mis cosas el número de Alejandro, la tormenta tiene que llegar asta la Maldonado y acabar con ellos.

- soy yo - digo - tengo la ubicación de Jose  Maldonado- perdóname Fabiola, pero tengo que acabar con todos.

- perfecto - escucho la voz de León atrás - mándamela y mañana a esta hora estará en una cárcel de máxima seguridad.

- tienes hacer mucho ruido - miro por el ventanal de mi oficina- con él se encuentra Rebeca Davies

- ¿estás segura?- le confirmo - Julieta, eso cambia mucho las cosas - ruedo los ojos.

- escúchame Alejandro - escupo con rabia - es hora de que todo acabe, ninguno de nosotros le debemos nada al presidente - los chicos dicen que es verdad - que caiga el que tenga que caer.

- ¿está bien?- dice no tan convencido - ¿vendrás con nosotros?- su pregunta no me sorprende, pero sí me genera algo.

- iré - digo tocando mi cuello - es hora de volver a casa a mi hogar - cuelgo la llamada sirviéndome un tequila.

 




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