Ya voy de camino a mi casa, conduzco mientras conecto cabos en mi cabeza. Marcos Rojas es un Beta, por lo que es probable que su mejor amigo Ángel sea el Alfa de la manada, quién a su vez es el vicepresidente al que tengo que robarle y que vendrá el jueves. Que pequeño es el mundo.
—¿Estás en tu casa? —La pregunta de Elián surge de inmediato cuando tomo la llamada.
—Estoy llegando ¿Por qué? —Doblo en la esquina para entrar al último callejón por el que tengo que pasar para llegar a mi casa, aumento la velocidad.
—Quería saber si seguías con el niño —Se refiere Antoni.
—Nah, me despedí de él hace un rato; luego de que me hiciera la compra, obviamente —digo riéndome un poco.
—¿Cuánto tiempo más seguirás con esto? El chico piensa que puede tener una oportunidad contigo.
—Es su problema si se ha enamorado, yo nunca le he dado alas—Aclaro viendo como me acerco a mi casa y reduzco un poco la velocidad.
—No, pero tampoco se las has cortado —Tiene toda la razón y no me importa.
—Estás muy moralista hoy ¿No crees? —Pregunto llegando a mi casita y estacionándome.
—Tengo mis momentos —Hace una pausa para luego cambiar de tema— ¿Qué te pareció Ángel, nuestro nuevo objetivo? —Un escalofríos volvió a recorrerme cuando escuché su nombre y el dolor de cabeza no tardo en regresar.
—Me pareció interesante —Es lo único que respondo—; voy a colgar, tengo cosas que hacer.
—Chaito —Se despide y luego cuelga.
Minutos más tarde me encuentro sentada en la computadora mientras intento acceder a la cuenta de Marcos, inevitablemente su nombre resuena en mi mente.
«Ángel Dalas»
Despegó la vista de la computadora y pasó mi mano por todo mi rostro, intentando despejar mi mente que se llena de dudas sobre aquella persona que no conozco. Busco su nombre en internet y la información que encuentro es menor de la que me dio mi jefe esta mañana.
—¿Quién eres Ángel? —Pregunto al aire esperando una respuesta que sé, nunca llegará— ¿Por qué no sales de mi cabeza?
No es la primera vez que el nombre de mi próximo objetivo no salga de mi cabeza, pero sí es la primera vez que su nombre me tortura de manera incesante, es la primera vez que me recorre una especie de corriente eléctrica por toda la columna cada vez que imagino cómo será. Tal vez es porque quizás es un licántropo.
Pensando que probablemente un poco de ejercicio calmará mis pensamientos me pongo ropa deportiva dispuesta a correr por los alrededores de la casa, aprovechando el inmenso bosque que se extiende por kilómetros. Cuando salgo de casa miro al cielo notando el ocaso y también puedo ver pequeño avistamiento de la luna, casi no se nota, pero ahí está.
Una idea se cruza fugazmente por mi cabeza a la vez que las palabras que una vez me dijo mi padre se repiten en mi mente.
«Fuiste creada por un hombre lobo, eres parte de nosotros».
Niego con la cabeza mientras comienzo a calentar mi cuerpo al introducirme en el bosque sin dirección en específica, a velocidad de paso doble.
No, no, no puede ser posible, pero ¿Y si es posible? Vuelvo a negar con la cabeza al sentir mi cuerpo caliente; aumento la velocidad de mi trote, mi pecho late con fuerza y siento como una presión me hala para introducirme aún más. Todo mi ser grita más.
«Más rápido»
«Más adentro»
Me detengo abruptamente al sentir un potente olor a chocolate blanco, mi corazón comienza a latir de forma más pesada, pero mi ceño se frunce por lo extraño que es un olor así en un ambiente como esté. En alerta máxima me pongo cuando siento una mirada sobre mí, me siento observada, giro sobre mí eje en todas las direcciones intentando descifrar de dónde provienen los ojos que parecen clavados a mi persona; encuentro el origen cuando oigo una rama romperse, la misma fuerza que me trajo hasta este punto del bosque me hace voltear de inmediato.
Quedo estática cuando mis ojos se enfocan en el par de orbes dorados que me observan, el fuerte olor a chocolate se hace más intenso mientras que sus cuatro grandes patas caminan en mi dirección con elegancia eliminando los metros de distancia que nos separan.
Se me seca la garganta al caminar también en su dirección y me siento controlada por algo más fuerte que yo. Estar presente de un hombre lobo transformado, solo estuve una vez en esta posición y fue con mi padre, sin embargo esto es totalmente diferente; la majestuosa bestia que tengo frente a mi es algo para que lo que no estaba preparada. Su pelaje es negro aunque tiene tonos anaranjados por los últimos rayos del sol.
Sus ojos me miran con algo que no sé descifrar y todo a mi alrededor desapareció, nos envolvemos en una especie de burbuja cuando quedamos frente a frente, las ganas de tocar su pelaje aparecen casi de inmediato hormigueando mis dedos.
«Hazlo»
Creí escuchar una voz en mi interior suplicando por su contacto y sintiéndome incapaz de detener mis movimientos levanto mi mano corriendo el riesgo de perderla por un mordisco de sus fuertes fauces, el lobo cerro los ojos como si consintiera el hecho de que yo lo tocase, estaba realmente cerca, podía sentir el calor emanando de su cuerpo, cuando un estruendo daña el ambiente. Un disparo.
Ambos giramos la cabeza en dirección al sonido rompiendo la conexión de nuestros ojos; no sé en qué momento se acercó a mí, pero me tense al sentir su respiración en mi cuello aprovechando el espacio que se creó cuando gire la cabeza, cierro los ojos fuertemente, tengo cierto miedo de mirar.
Lo sentí respirar profundo como si absorbiera mi olor, juraría que lo disfruto por unos segundos, pero luego soltó un gruñido de molestia y se alejó, me giré a los pocos segundos cuando recupere el aliento y él ya no estaba.
—¡Oye chica! —La voz de un hombre me termina de sacar del ambiente y la ira me invade casi al instante.
«Por culpa de este tipo no puede tocar al hombre lobo».
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Editado: 13.09.2022