David
Llevo medio día luchando contra la terrible hoja en blanco. Como escritor de romance contemporáneo me encuentro con comentarios sobre lo sencillo que es escribir el género, pero no es tan fácil como parece, lograr que el lector conecte con las emociones y sentimientos de los personajes tiene su grado de complejidad.
Sé que mi padre hubiera preferido mil veces que me dedicara a la empresa familiar que, a escribir, pero no es lo mío, sin embargo, para eso está Bruno, él sí adora todo lo relacionado con la empresa y no tiene otro futuro que ser el CEO.
En mi caso, mi futuro cercano está escrito, aunque no salto de emoción. En unos meses me casaré con Sharon Cooper, mi novia desde hace cinco años, ¿Cómo sucedió mi relación con ella? Supongo que como cualquier otra, nos conocimos mientras comía mi padre que hace negocios con el de ella. La atracción fue inmediata, y es que cualquier persona que aprecie la belleza quedaría impresionado de ver a Sharon, cuerpo bien definido, alta, cabello rubio y ojos verdes, después de esa comida salimos un par de ocasiones y al poco tiempo nos hicimos novios, luego de un año decidimos vivir juntos. Un día mientras pasaba por una joyería vi un anillo de compromiso, pensé que le gustaría a Sharon y lo compré.
Sin embargo, desde ese día todo parece haber cambiado, el sexo que es lo único que nos une, ya no es lo mismo, Sharon se obsesionó con la boda y la estúpida idea que deje de escribir y entre a trabajar a la empresa, algo que jamás va a suceder. Además, están sus constantes viajes a Grecia. ¿Qué pasara con ellos después de que nos casemos? ¿Seguirá viajando o no?
Justo hoy tenemos una fiesta en casa de mis padres, según Sharon es la confirmación de nuestro compromiso. No entiendo para que necesitamos confirmar nuestro compromiso, si ya todos saben que nos vamos a casar, también, será la fiesta de despedida de Sharon, se irá de vacaciones a Grecia antes de la boda y apenas tiene 3 meses de haber regresado. No es que me moleste que viaje sola y tampoco pienso pedirle que deje de hacerlo, ¿pero por qué tiene que ir tanto al mismo destino? Todo lo relacionado con Sharon comienza a hartarme.
―David, nos tenemos que ir, ya. ―refunfuña, entrando en mi estudio enfundada en un vestido rojo, que, aunque luce exquisita, sin embargo, no me provoca nada.
―Todavía no termino. ―me excuso. «¿Cómo vas a terminar si ni siquiera has comenzado?», recrimino en mi interior.
―En verdad, David, cuando nos casemos tendrás que dejar a un lado tu hobbie. ―espeta con acidez. Estas sugerencias hacen que me den ganas de cancelar la boda de inmediato y después estrangular a Sharon. ―En algún momento tendrás que hacerte cargo de la empresa de tu padre. ―insiste.
―No es la empresa de mi padre, es la empresa de mi familia ―recuerdo―. Bruno, aunque te cueste entenderlo es parte de mi familia y él es que se hará cargo. ―explico. Nunca he entendido porque Sharon y mi primo se llevan tan mal, aunque, esa animosidad se ha incrementado en el último año.
―Tu padre es el dueño. ―insiste.
―Sí, mi padre junto con mi tío es el dueño. Es una empresa y no se hereda de generación en generación solo por tener el apellido Sanders, lo hace de acuerdo con el trabajo y el interés prestado en ella y desde siempre Bruno, hijo de mi tío, ha sido el único interesado, yo no. ―indico. Recuerdo que desde que éramos niños a mi primo le encantaba ir a la empresa y que mi papá y mi tío le contaran todo lo que hacían, a mí eso me desesperaba.
―¿Entonces qué piensas hacer cuando nos casemos?
―Soy escritor, Sharon, me dedico a escribir, no es un hobbie es una profesión. Eso siempre lo has sabido y no hay un solo motivo por el que tenga pensado cambiar de actividad.
―No puedes pasar toda la vida escribiendo.
―Lo lamento, pero si lo que tanto te molesta es casarte con un escritor, lo mejor es que dejemos todo hasta aquí y terminemos. ―digo. Aunque las palabras son dichas al calor del momento me hacen sentirme libre, siento que lo mejor que me podría pasar en estos momentos es terminar con Sharon y que cada uno busque la felicidad por su lado.
Por un momento creo que Sharon está meditando mis palabras, pero cuando responde me doy cuenta de que como muchas otras veces ha decidido ignorarme.
―Me voy a adelantar a la casa de tus padres, te veo más tarde. ―indica antes de salir de mi estudio, azotando la puerta. Durante los siguientes minutos escucho su caminar furioso hasta que cierra con fuerza la puerta del departamento.
Después de la salida intempestiva de Sharon continúo en mi intento por retomar mi trabajo, sin embargo, no consigo concentrarme. Lo único que se cruza por mi mente es en terminar con Sharon, no estoy seguro de que una decisión tomada al vapor sea lo mejor, pero al menos sino se trata de terminar la relación con ella, sí cancelar la boda. Mientras más pienso en ello, más seguro estoy de que lo mejor que podría hacer, el único problema es encontrar la forma de que ella entienda que es lo mejor para ambos, ya que, pasar discutiendo por nimiedades no es sano para ninguno de los dos.