Vamos en el auto en un silencio para nada incómodo porque está sonriendo y yo le correspondo.
—No te sentiste obligada a salir conmigo, ¿verdad? — inquiere mirando al frente.
—No, claro que no. —no negué de inmediato—. La verdad estoy muy feliz que me hayas invitado Leo. — respondo y es la verdad, me siento bien con él, y me gusta la forma en la que me trata.
—Me alegro, ya que desde que te vi me apareciste una chica interesante.
Sonreí avergonzada.
—Gracias, igual tú a mí. —contesto sonrojada y agradezco que no esté mirando ahora. — ¿A dónde vamos? — pregunto.
—Vamos a cenar, por el hecho de que no lo hicimos donde Íker.
Me tensé al escuchar su nombre,
—¿Qué clase de comida te gusta? — me pregunta ladeando su rostro por un momento para mirarme.
—Umm lo que a ti te guste, por mí está bien, no soy exigente. —respondo sintiéndome más a gusto.
—Excelente Pau, te llevaré a un restaurante Italiano delicioso, me recuerda a mi niñez donde mi nona me cocinaba una pasta similar. —informa él con tono melancólico.
Los recuerdos a veces llegan cuando sabores el pasado.
—Cuéntame más sobre ti. — pido interesada al escucharlo hablar sobre su abuela.
Empieza a narrarme primero que es de Italia al igual que Íker y que a diferencia de él que tiene una familia muy amplia, tres hermanos y una hermana, dos de ellos están casados y él es el cuarto de los hombres, también que su hermana tiene veinte años, además que todos están en su tierra natal. Me cuenta que sus padres tienes una petrolera y que todos sus hermanos trabajan allí, sin embargo, me cuenta que él es como la oveja negra de su familia, ya que nunca le ha interesado la empresa familiar. También me habla que su hermana aún está estudiando en la Universidad y que su padre le ha hecho estudiar finanzas al igual que a todos para que continúe el legado familiar.
Sonrío porque rueda los ojos. Imagino que tampoco quiso estudiar eso.
Llegamos al restaurante, uno muy hermoso debo recalcar. En cuanto bajamos me extiende su brazo y pregunta al señor de recepción si habrá alguna mesa que para nuestra suerte si la hubo. Seguimos a donde el señor nos lleva, me abre la silla para que me siente y sigo pensando que es un caballero, me siento y luego lo hace él. De inmediato un mozo se acerca con las cartas y sin mirar pide una pasta en salsa napolitana, yo evidentemente y confiando en sus gustos pido lo mismo a la cual acompañamos con un vino tinto.
Él me sigue hablando sobre su familia, que son muy convencionalistas y que hace un año que no los ve, sin embargo, tienen comunicación con sus hermanos pero no con sus padres.
Mi cena curiosa quiere asomar y preguntarle por qué no los ha vuelto a ver, pero trato lo más posible de morderme la lengua.
La pasta definitivamente estaba deliciosa y tuve ganas de pedirme otro plato, ya que de lo bueno poco, dicen por ahí y luego recordé las palabras de mi amiga y de como una dama debe comportarse, así que con delicadeza me limpié la comisura de mis labios bajo la atenta mirada de Leo quien me sonrió como si adivinara mis ganas de seguir comiendo. De postre pedimos un helado de chocolate y sonreímos ante nuestros gustos comunes, brindamos por nuestra noche que a decir verdad iba a pedir de boca.
Salimos del restaurante y alguien choca conmigo haciéndome trastabillar, pero el brazo de Leo me sostiene evitando mi caída.
—Lo siento, no la…— se calla al verme, es mi amiga Viky quien chocó conmigo, me abraza, yo correspondo el abrazo—. Pau amiga, iba a llamarte ahora. —informa separándose de mí.
—Amiga, hola, salí a cenar con un amigo. — indico a Leo quien alza su mano a modo de saludo.— ¿Y tú, que haces aquí?— inquiero y veo como tres chicas más salen y se le unen a Viky quien está muy sonriente.
—Estábamos celebrando que fui ascendida en el trabajo y pensábamos ir a festejar algún lugar más ameno.
—Felicidades, Viky, de verdad lo merecías. — la abrazo de nuevo.
Me giro a Leo para sonreírle.
—Leo ella es mi mejor amiga Victoria y Vicky él es mi amigo Leonardo. —les presentó, él se acerca a saludar dejándole un beso en la mejilla de Viky quién se sonroja.
Yo sonrío por lo bajo, creo que aquí hubo un flechazo a primera vista.
—Mi amiga está celebrando su ascenso con sus compañeras.—empiezo cortando el cruce de miradas de los dos, Leo carraspea y asiente esperando a que continúe.—¿Te parece si las acompañamos?— le pregunto y este de inmediato responde.
—Claro, vamos, ¿y dónde prefieren ir? — cuestiona mirando a Viky que a pesar de estar oscuro puedo notar su sonrojo.
Oh, Viky amiga mía.
—A dónde tú quieras. —responde ella.
Viky y sus amigas se subieron a su auto y yo me fui con Leo, ella nos siguen hacia donde no sé, sin embargo, a lo que llegamos al bar, me sorprendo al detenernos en dónde me encontré a Íker y me largue con él.
Mierda nuevamente pensando en él.