En cuanto salimos de la clínica me sentí muy emocionada y sé que Íker igual, pues me besó sin importar que nos mirasen la gente y pues en realidad la embarazada era yo, e intente llamar a Viky para decirle que las pruebas se habían confundido y que yo era la del bebé, sin embargo, no obtuve respuesta, así que fuimos a la casa para darles la noticia de la llegada del nuevo miembro de la familia y pensé que en la tarde iría a su departamento a darle la noticia para que se tranquilizara porque tenía más tiempo, pues ya las terapias de Giuseppe lo hacíamos solo en la mañana, ya que su avance era cada día mejor y ya caminaba por más tiempo sin cansarse mucho y eso era muy bueno. A lo que llegamos a la casa estaciona el auto Iker y me da gracias como me ayuda a bajar, como si yo no pudiese caminar. Me toma de la mano y entrelaza nuestros dedos para luego darme un beso en los labios y caminar hacia la entrada. Sonrío ante algo que dice, pues asegura que me cuidará mucho.
—Ayer debiste cuidarme mientras me lo hacías duro.— le comento,
—No lo sabíamos¿si? Además, yo reflexionaba que si lo hacíamos así, quedarías embarazada. — se defiende sonriendo y acariciando mi vientre con su otra mano—. Y tú ya estabas aquí pequeño.
Tan lindo y adorable.
¡Lo amo tanto, Dios!.
—¿Por eso me hiciste poner las piernas arriba cuanto terminamos? — inquiero, ya que después de hacer el amor, hizo que mis piernas estecen en alto en el respaldar de la cama, yo solo me reí ante ese actuar de él.
—Si, y vez funcionó. — su burla.
—Tonto. — digo golpeando su brazo.
A lo entramos a la casa me llevo una sorpresa al encontrarme a mi amiga sentada en el sofá tomando una taza de té que le brindaba Antonella. Está con un pantalón de hacer yoga y una sudadera, no esperé nada y solté de la mano que Íker que sostenía la mía para acercarme y envolverla en un abrazo que hizo que se desarmara en llanto. Uno que ahora le sale con facilidad.
—Amiga, ¿Qué pasó? — cuestiono abrazando más fuerte.
—Terminamos.
Yo me quedo en silencio únicamente abrazándola, veo en el salón y me doy cuenta de que nos dejaron solas para conversar.
—Yo tengo que hablarte de algo, te estaba llamando y tu teléfono está apagado. —informo separándome de ella y limpio algunas lágrimas su rostro—. Perdóname amiga—me disculpo llamando su atención.
—¿Por qué? — cuestiona ella extrañada.
—Por no estar más para ti cuando pensaste que estabas embarazada. — digo avergonzada, sintiéndome mal, ya que ella ha estado cuando más yo lo he necesitado y yo por los problemas de la casa no pude hacer lo mismo.
Niega y sonríe de medio lado.
—No tengo nada que perdonarte, yo no quería saber de nadie, además tú tenías problemas aquí con lo de la loca de la ex de tu Íker. — sonríe.
—Gracias, amiga, te amo.
—Y yo a ti. — me abraza nuevamente y me mira—. ¿Para qué me llamabas hoy? —pregunta.
Cierto que tonta.
—Verás, creo que las pruebas de embarazo las confundimos.
—¿Por qué dices eso?.— cuestiona y Frunce el ceño sin entender mirándome inquisitiva.
—Hoy fui al médico y me confirmó qué la embarazada soy yo. —informo y observo como el rostro de mi amiga se va transformando y empieza a carcajearse sonoramente para transformarse en un llanto.
Vuelvo abrazarla.
—O sea, me dices que yo no estoy embarazada y que termine con Leo por gusto.
—¡¿Qué?! — grito exaltada haciendo que mi amiga se separe cubriéndose su oído por mi grito—. ¿Qué has dicho Viky? ¿Cómo que terminaste con Leo? —pregunto mirándola y recuerdo que ya me dijo.
Estoy distraída.
—Si, primero dijo que debía buscar al padre verdadero, luego que si me aceptaba con el bebé, ya sabes lo que pasa con él.— se queja, yo siento con la cabeza en entendimiento—. Y pues él luego dijo que no importaba y que si quería estar conmigo junto con el bebé, del supuesto bebé que ahora dices que no existe. — resopla enojada.
—Hay amiga, no sé en qué momento se nos confundieron esas mendigas pruebas para colocarnos en esta situación, lo siento.
—Tranquila, no fue tu culpa, no sabes el alivio que siento, pero… ¿Estás segura de que tú eres la embarazada? — cuestiona mirándome atenta…
Asiento feliz.
—Si, muy segura. —afirmo sacando de mi bolso los ecos que el médico me entregó e indicándole a mi amiga quien mira con melancolía, yo creo que ya estaba entusiasmada con tener un hijo—. ¿Puedo preguntarte algo? — cuestiono dudosa de lo que me vaya a responder.
Asiente aún mirando el eco de mi bebé.
—¿Estás bien?, digo, ¿no te duele pensar que no estás embarazada? — niega y sonríe—. O sea, ya estaba hecha a la idea, pero yo no sería una buena madre, sabes que no tuve una y no sé cómo serlo, yo siempre supuse ser la tía solterona que malcriaba a tus hijos y cuando consideré en que seria madre. — niega—. Me dio terror, pero ahora no quiero confiarme así nomas, quiero que me acompañes a que el doctor me confirme que no hay bebe, aunque me alegro por ti, pero la maternidad no está en mis planes ... Por ahora, quizás algún día y quiera tener un hijo, quien sabe.—se encoge de hombros.