Mi Luz en la Oscuridad - Min Yoongi (suga) - Bts

Capítulo 31


 

El sol brillaba mortecino en un cielo gris cuando me desperté de una pesadilla. Miré el despertador; a pesar de todo, había dormido unas cinco horas. Aun así, me sentía cansada, pero no podía quedarme en la cama. El dolor de mandíbula era más agudo que nunca, pero lo peor fue ver el rastro de barro en mi cuarto. Cambié la funda de la colcha y la escondí con la ropa sucia de la noche anterior dentro del armario para que Hyeon no la encontrara y yo tuviera tiempo de lavarla. No podía dejar de pensar en lo que había pasado.

En la cocina me hice un té, y mientras esperaba a que se enfriara, recopilé todo lo que había visto por la noche y lo que había descubierto sobre Yoongi. Me costaba ordenarlo, necesitaba salir de casa. Me tomé el té de un trago, subí a mi cuarto y me vestí. Cogí las hojas y me las guardé en el bolsillo, no sé bien por qué. Le escribí una nota a Hyeon diciéndole que había quedado con amigos y salí pitando. Desde el garaje, Namjoon gritó preguntándome adónde iba y qué demonios había hecho en el asiento del copiloto de mi coche. Hice como que no lo escuchaba y salí antes de que pudiera decirme nada más. Como no me atrevía a subir al mirador por miedo a encontrarme a Yoongi – y él era el último a quien quería ver -, vagué por las calles. No me molestaba las frías ráfagas de viento que arremolinaban las hojas del camino, rojas y doradas. Me subí el cuello de la chaqueta y hundí las manos en los bolsillos protegiéndome la cara con los hombros. De vez en cuando pasaba un coche, pero con ese tiempo, la mayoría de los habitantes preferían quedarse en casa.

Mi móvil sonó, era Yoongi, lo volví a guardar.

No sé cuantas veces volvió a sonar, pero fue un alivio cuando en algún momento dejó de insistir. No quería hablar con él, no antes de tener las cosas claras. Mi razón todavía se resistía a creer que era un vampiro. Al entrar a la calle principal oí el rugido familiar de un motor. Caminé más rápido, pero Yoongi me alcanzó antes de que pudiera doblar la siguiente esquina.

Se paró a mi lado.

¡Por fin te encuentro! – exclamó -. Hace más de una hora que te busco. Estaba preocupado.

¡Déjame en paz! – respondí, y seguí caminando.

- Qué… - se bajó de la moto y vino tras de mí -. ¡Hana, espera!

Aceleré mis pasos, pero me alcanzó.

- ¿Qué te pasa?

- Te digo que me dejes en paz – dije con dureza, y quise cambiarme de acera.

Sonó una bocina y los neumáticos derraparon en el asfalto. Vi la cara de susto del conductor de la furgoneta, pero Yoongi me agarró antes de que me atropellara.

- ¿Estás loca? – dijo el conductor bajando del vehículo - ¿Es que no miras por dónde vas? – parecía enojado y aliviado a la vez.

- Déjame en paz – le dije otra vez Yoongi soltándome.

El conductor lo miró desconfiado.

- ¿Necesitas ayuda?

- Dile a este desgraciado que me deje en paz – dije enfadada, y me alejé.

Yoongi quiso seguirme, pero el hombre le cortó el paso.

- Ya lo has oído, amigo, déjala en paz o llamo a la policía.

Yoongi se quedó mirándole, el hombre era alto y fuerte. Me miró y dijo:

- Hana, ¿qué…?

- Déjame tranquila, ¿vale? – insistí, y salí corriendo.

- Pero ¡qué te he hecho! – exclamó.

No miré atrás, seguí corriendo durante un buen rato. Como en la calle ya no me sentía segura, me metí en el bosque. Sin un objetivo claro sorteé los árboles hasta que, rendida, me apoyé en uno caído.

No podía quitarme de la cabeza sus últimas palabras. No me había hecho nada, más bien al contrario: me salvó en el teatro; ahora acaba de evitar que me atropellaran y la noche anterior me había salvado de aquel vampiro. Nunca me había hecho nada y lo podría haber hecho. El quiso mantenerse a distancia, y no se cortó ni un pelo a la hora de hacerlo. Sólo nos dio una oportunidad cuando vio que yo no me daba por aludida. Y porque era un vampiro, no quería que le hiciera preguntas, era evidente.

Pero lo más loco era que seguía enamorada de él. Quería estar a su lado, pero no sabía cómo. ¿Acaso tenía que aparentar que no me acordaba de nada? ¿Que no conocía su secreto? Mentirle de esa manera me parecía miserable. Era cierto que él tampoco me había contado toda la verdad, pero sí había admitido que había cosas que no podía explicarme.

Por otro lado, tampoco podía decirle: “Por cierto, Yoongi, ya sé que eres un vampiro”. Me llevé las manos a la cara y podía sentir mis pequeñas heridas. ¿Por qué no podía enamorarme de un chico normal? Como Tae, por ejemplo, no habría tenido problemas, pero no…. Tenía que enamorarme de Min Yoongi.

Cuanto más lo pensaba, más convencida estaba de que tenía que hablar con él. Tenía que darle una oportunidad de hablar sobre todo aquello. Sabía que no me haría nada, aunque lo confrontara con lo que sabía. Me levanté decidida y tomé el camino a la mansión de Wale.

Me había adentrado mucho en el bosque, y aunque al principio caminaba rápidamente, cuanto más me acercaba a la mansión, más lenta avanzaba. Cuando por fin salí del bosque y la vi levantarse ante mí, se me desbocó el corazón. Tuve que obligarme a cruzar el portón; me sudaban las manos, me las sequé en el pantalón y se resintieron las heridas. De camino había pensado mil variantes de cómo se lo diría y, ahora que estaba en la puerta, no me acordaba de ninguna.

Respiré hondo y llamé.

Nada.

Conté lentamente hasta veinte y volví a llamar.

Silencio.

Hasta que no llamé por tercera vez no se oyeron pasos, y por fin Yoongi me abrió.

Levantó una ceja al verme.

- ¿Significa esto que ya no te tengo que dejar en paz? – preguntó cínico.

- Tengo que hablar contigo – dije encogiéndome de hombros y evitando su mirada - ¿Puedo entrar?

Me miró de arriba abajo y se hizo a un lado. Me dirigí a la sala y me senté en el sofá.



#373 en Fanfic

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Editado: 12.06.2020

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