Mi Luz en la Oscuridad - Min Yoongi (suga) - Bts

Capítulo 39


- Tienes que salir de aquí, deja que te…

Yoongi me cogió el brazo con sus dos manos, esposado como estaba, con tanta fuerza que me hacía daño. Gruñía y, poco a poco, giró su cara. Además de ensangrentada, no estaba pálida como siempre, sino algo grisácea. Tenía ojeras, y sus ojos eran negros con una llama rojiza. Vi sus colmillos, afilados. Mi corazón dejó de latir un instante y luego se negó a seguir su ritmo normal. No me ayudaba que Yoongi me mostrara los dientes y temblara como un animal husmeando ansioso a su presa.

- ¿Es que no me entiendes? La última vez que te vi fue también la última en la que bebí, no sé si podré controlarme.

Su tono era de súplica, pero no me soltaba, como si estuviera poseído. Miraba fijamente mi antebrazo, que apenas estaba a unos veinte centímetros de su boca. Yo estaba temblando y el se relamió, su respiración era irregular y entrecortada. Sus colmillos relucieron con el reflejo de la linterna y tragué saliva.

- ¡Por Dios, Hana! – exclamó, y me soltó sin más.

Perdí el equilibrio y caí de espaldas. Con gesto de sufrimiento dejó caer sus brazos, me observó como un animal acorralado y gruñó. Me incorporé y me acerqué de nuevo.

- Hana, por favor – suplicó – no vengas.

Decidida, negué con la cabeza.

- Tengo que sacarte de aquí, ¿crees que puedes caminar? – miró la cadena y luego a mi. Parecía dudarlo, y yo no estaba tampoco muy confiada – Te sacaré de aquí como sea – dije, y le ofrecí mi brazo – Bebe lo que necesites.

- ¡No! ¿Es que no me entiendes? Tengo demasiada sed, no sé si me controlaría, podría matarte.

- Te pudiste controlar hace un instante, confío en ti – dije, y le acerqué más el brazo.

No podía creérmelo, en cualquier momento podía llegar mi tío, y nosotros discutiendo.

Yoongi resopló y apartó mi brazo bruscamente.

- No es lo mismo, una vez haya probado tu sangre, existe la posibilidad de que no pueda parar. No confío en mí, ¡no ahora! – exclamó, y agitó los puños en mi cara.

El ruido de la cadena arrastrándose, entre la parrilla del hogar y las esposas me recordó a qué había ido. Me fijé en cómo estaba atado. En la cadena había un pesado condado que hacía imposible la misión de liberarlo. Si no encontraba una solución pronto, mi tío o alguno de sus hombres me acabarían descubriendo. Necesitaba por lo menos una sierra. Miré a Yoongi y señalé el candado y las esposas.

- ¿Viste dónde puso mi tío las llaves?

Se encogió de hombros.

- Ni idea, no estaba consciente.

Miré a mi alrededor para ver si había algo con lo que poder romper el candado. El atizador para el fuego quizá funcionara. Al levantarme, Yoongi agarró de nuevo mi brazo, pero no tan fuerte como antes. Sus ojos habían perdido el reflejo rojo y eran menos amenazantes.

- ¿Qué vas a hacer? – preguntó con voz ronca.

- ¿A ti que te parece? – dije reprimiendo el miedo; no tenía tiempo para preguntas tontas – Voy a sacarte de aquí – Quise soltarme de él, pero no pude.

- Hana, tienes que huir, ¡ahora mismo!

- No me iré sin ti – dije

- No discutas conmigo, yo soy lo de menos – de un tirón acercó mi cara a la suya y en tono serio continuó – Tienes que salir de aquí, lárgate de esta ciudad hoy por la noche sin que nadie se entere, ¿me oyes? Coge el primer vuelo a París y ve a la Place-Denfert-Rochereau. Allí hay una entrada a las catacumbas de la ciudad; pregunta por Jean-Claude Saling, trabaja allí de guía turístico. Dile el nombre de tu padre y que tienes un mensaje para el Príncipe; él te llevará con alguien que te ayude, y a éste muéstrale el diario de tu madre, pero sólo a él.

- Pero ¿por qué…?

Soltó mi brazo y me puso las manos en las mejillas.

- Ahora no puedo explicártelo, haz lo que te digo. Confía en mí, te lo suplico – dijo en voz baja – Bajo la despensa de mi cocina hay un sótano. En una esquina hay un petate, coge el dinero y…

- Ya lo se – interrumpí – también vi la pistola; pero no pienso irme, no sin que me cuentes qué está pasando aquí y sin haberte liberado. ¿Quién eres, Yoongi? – dudé un instante - ¿Por qué te tiene aquí preso mi tío?

- Porque quiero protegerte, mi niña. Tu amiguito fue enviado para matarte – dijo con tono amable la voz de mi tío bajando la escalera.

Se encendieron las luces y la atmosfera cambió radicalmente. Yoongi le mostró los dientes a Seokjin y bufó con los ojos entreabiertos, deslumbrado por el súbito cambio en la iluminación.

- No te creo – repliqué sin fuerza.

Miré a Yoongi esperando que negara la acusación, pero evitó mi mirada y fijó la suya en mi tío con odio y rabia.

- ¿No me crees? Entonces ¿por qué no lo niega? – nos miró de lado con una extraña sonrisa que me dio miedo. Yoongi siguió en silencio – Ya lo ves, cariño, te digo la verdad, tu amigo es un yudraj, algo así como un cazador, un asesino: matan por encargo y, a veces – puso una sonrisa torcida – también por dinero.

- Dime que no es verdad – le dije a Yoongi pensando en los billetes y en la pistola que había visto en su casa.

- Yo no… - empezó, pero enmudeció, y seguía sin mirarme a la cara.

Me quedé sin palabras.

- Ah, ¿no? Cuéntanos entonces – dijo mi tío meneando la cabeza compadeciéndolo, pero sin dejar de sonreír - … Ya lo haré yo, te contaré cómo fue: tu amigo vino para completar la misión que empezó su hermano.

- ¿Qué sabes de Adrien? ¿Dónde está? – se puso de rodillas y le dio un tirón a la cadena – Hayas hecho lo que hayas hecho, te lo haré pagar.

- No estás en posición de amenazar, yudraj. En lo que a tu hermano se refiere… Ya no va a entrometerse más, igual que tú después de esta noche.

Yoongi profirió un grito, furioso, y dio otro tirón a las cadenas.

- ¿Estás diciendo que mataste a su hermano? – pregunté estupefacta. Era una pesadilla, iba a despertar, tenía que despertar.



#447 en Fanfic

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Editado: 12.06.2020

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