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26 / OCTUBRE / 2007

Mi día empezó mas que bien desde el despertar fue el día más feliz de mi vida cumplía años una persona especial en mi vida Alejandro Mendoza mi padre que pese a las adversidades de la vida a tratado de dar lo mejor a su familia.

Hoy vamos a celebrar en unión de toda mi familia incluidos Abuelos, tíos, primos, van a preparar cangrejada mi comida favorita yo amo los mariscos, mis primos son muy grandes para jugar conmigo así que les pedí permiso a mis padres para salir al parque a jugar con la bicicleta que papá me compro hace meses, queda cerca de la casa así que no habría problemas. mi madre Mary Gonzales es muy sobreprotectora conmigo.

- Noelia no hables con desconocidos y cualquier cosa ven a casa corriendo- es lo único que logro escuchar hasta salir creo que siempre eh sido apurada.

Al estar en el parque me siento rara la mayoría de los pocos niños que se encuentran son mayores y yo apenas estoy aprendiendo a andar en bicicleta, voy andando sola hasta que escuchó a un niño hablar

- Préstame tu bici ni siquiera puedes andar- me sentí mal apenas tengo 7 años, - No te la voy a prestar- fue lo único que pude decir hasta que me empujo haciéndome caer para atrás provocando que me raspe las manos. 

Cuando de repente una voz desconocida se hizo presente –Déjala en paz porque no te metes con alguien mayor como tú- y ahí estaba el atrás de mi tratando de levantarme un niño que parecía de pocos años mayor que yo, alto flaco cabello castaño claro y en su rostro un enojo que asustaba.

• Por qué te metes o acaso vienes con la inútil- estas pocas palabras bastaron para que le lance un puñete que lo hizo caer cuando se iba a desarrollar una pelea frente a mí -Ahmed- otra voz se escuchó con rudeza cuando me volteé era una niña que sin duda pude saber que era su hermana eran muy parecidos – Que te ha dicho mamá de las peleas cuando se entere nadie te salvara del castigo que te dará-.

Venia acompañada de un niño de más o menos mi edad – No habrá castigo si nadie le dice nada a mamá Amelia- respondió aquel muchacho que me defendió – Vete antes de que deje que mi hermano te de una golpiza que haga que no te metas con niños pequeños – le dijo al niño que me molesto y este salió corriendo notando la fiereza en que hablo.