Capítulo 09.
|Aarón Miller|
Portland-Oregón EE.UU/ martes, 27-10-2015.
¿Golpean a Fabianne?
No.
El elfo tiene una vida perfecta, no puede ser.
El gesto que hizo en la fiesta se puede interpretar de mil y un formas, no necesariamente de que la golpean, pero ella dijo que si llegaba borracha se ganaba una cachetada, dijo eso.
¿La tratan mal?
No, imposible. Fabianne es una niña mimada y tiene una increíble vida y familia, no es posible que la traten así.
Suspiro y paso una mano por mi rostro, pensar en ella siendo tratada mal me causa ansiedad, y no entiendo por qué.
—Hermanitoooo —miro a la puerta de mi cuarto donde Alessandra me observa con una dulce sonrisa.
—No.
—Pero, no he dicho nada.
—No me interesa saber tampoco.
—Hermanito...
—No.
—No quiero nada.
Arqueo una ceja.
—Solo quería saber si podías prestarme el tomo uno de Harry Potter.
—No.
—¡Aarón!
—La última vez que tocaste uno de mis libros casi me olvido que eres mi hermana, te iba a matar.
—¡Pero si ha pasado 2 años!
—Igual, no.
—Aarón, ya pues.
—No.
—¡Quiero comenzar a leer!
—Cómprate un ejemplar, el mío es la edición tapa dura, está autografiado y tiene mapas, no te pienso prestar ese libro.
—¡Idiota!
—Claro, insúltame cuando ya no tienes argumento.
Se va pataleando y yo me limito a rodar los ojos, Ale siempre ha sido muy caprichosa, en ocasiones es insoportable.
Me levanto y voy a la cocina con la intención de comer algo, me topo con Andrew que va muy arreglado, lo observo con curiosidad, pero no le pregunto nada, a veces Andrew es un tanto misterioso, ama hacer sus cosas a solas y cuando le preguntas te dice cualquier cosa menos la verdad, es bueno mintiendo.
Sigo mi camino a la cocina, tomo una manzana y le doy mordiscos, mamá entra a la cocina, al verme se acerca a besar mi mejilla.
—Bebé hazme un favor —pide dulcemente, la miro con desconfianza.
—No voy a cargar a las gemelas al coche para que las lleves a vacunar.
Rueda los ojos, divertida.
—No es eso —aclara —anda a visitar a Nate, estoy preocupada por él.
—¿Nate? ¿Nathaniel? ¿Ex novio de Azul? ¿Ese Nate?
—Sí.
—¿Para qué quieres que vaya a verlo?
—Natalia me ha llamado, sabes que salió de la clínica hace unos meses y está preocupada por él, ella ya se adaptó y ya está bien, pero Nate no es el mismo.
—Mamá, claro que no es el mismo, Azul no quiere saber nada de él y con justa razón, él y ella siempre han sido la mitad del otro, Azul se fue y él está como incompleto —hago una mueca al notar lo cursi que sonó eso —empalagoso, pero cierto.
—Lo sé, bebé, pero Natalia me ha dicho que a las justas habla con los chicos, Fabio, Diego, André, Israel, todos están preocupados por él, no está descuidando la carrera, pero igualmente está como apagado.
—Madre, el pobre hombre se enteró que el amor de su vida ya tiene otro novio y encima es el tipo que siempre creímos que era un...
—Lo sé.
—Mamá es lógico que Nate esté así, sería raro si estuviera como si nada más bien.
—¿Puedes ir?
Suspiro y asiento, besa mi mejilla y se va felizmente.
Miro mi manzana con pesar, la acabo de 3 mordiscos, tiro el resto a la basura, lavo mis manos y voy a la cochera con la intención de sacar el coche, pero una idea llega a mi cabeza, voy al patio trasero donde Zeus y Hades se encuentran durmiendo, abro la pequeña reja que pusimos para que no se escapen, al escuchar el rechinido de este alzan sus orejas, pero ni abren un ojo, sonrío.
—¿Vamos?
Zeus es el primero que se levanta de un brinco, Hades lo hace con más pereza, les pongo sus arneses y los llevo a la cochera, suben a la maletera como se les entrenó, conduzco a casa de Diego, siempre está ahí. Le escribo a Diego para que salga a ayudarme con Zeus que es capaz de irse a la otra manzana corriendo si lo dejamos suelto.
—¿Cómo estás, rubio? —pregunta.
—Bien, ¿Nate?
—Dentro haciendo tarea.
Entramos a la casa y soltamos a los cachorros.
—Vayan a buscar a su padre —como si Zeus y Hades entendieran a Diego corren en dirección al salón.
Escucho el grito de sorpresa de Nate, sonrío un poco, él también es dueño de los cachorros y les tiene cariño.
Entro al salón seguido de Diego, veo a mi cuñado.
—Aarón, gracias por traerlos —sonríe ampliamente y me cuestiono si lo que me dijo mamá era real o no, parece tranquilo como esta normalmente.
Si Azul estuviera aquí en mi lugar se daría cuenta de todo, en 2 minuto ya sabría todo lo que le sucede a Nate, analizaría todo, siempre me hizo alucinar esa capacidad y velocidad que tenía para notar las cosas, no es una habilidad que tenga cualquiera.
Nate deja de lado su cuaderno y libros, parece agotado, sus ojeras lo delatan y está más delgado.
Me siento junto a él.
—¿Cómo estás?
—Bien —murmura acariciando a Zeus que no se le baja de encima, Hades se conformó con una leve caricia en la cabeza y ya se fue a acostar a la alfombra.
—Nate, de verdad, ¿Cómo estás?
Me mira, extrañado.
—Bien, Aarón, la universidad me absorbe el alma, pero es algo normal.
Arqueo una ceja.
—¿Quién te llamó?
—A mi nadie —rueda los ojos.
—¿Quién llamó a Daniella?
—Natalia.
Suspira profundamente.
—¿Es por Azul?
Me mira fijamente y asiente.
—Extraño a tu hermana y saber que tiene novio es algo que simplemente aún no proceso, que sea Jones lo hace más difícil, pasé gran parte de un año odiándolo, buscándolo para matarlo y así evitar que me arrebate a Azul, pero al final igualmente lo hizo, de niño le gustaba, a él le gustaba tu hermana, se notaba, pero no creí que ese sentimiento siguiera hasta ahora, simplemente no lo veía como algo posible, nadie.