Spencer
—Muy bien ¿Qué es lo que pasa? —preguntó Dracul una vez que salimos de la casa.
—Primero debes llamar al tío Max.
— ¿Bromeas? Para que me hayas sacado de la forma en que lo hiciste hace un momento es porque algo debió haber pasado, papá puede esperar, el chisme no— lo miré enarcando una ceja.
— ¿Chisme? — asintió sonriendo. Le sonreí de vuelta, saqué mi celular y se lo pasé—llámalo— bufó.
—Te has vuelto aburrido, Spens— tomó el celular de mi mano.
— ¿Cuándo madurarás Drac? — se encogió de hombros poniendo el celular en su oreja.
Era de esperar que lo primero que hiciera el tío Max fuera regañarlo. Alrededor de quince minutos duró la llamada y más de la mitad de ese tiempo fue mi tío regañando a mi primo.
Cuando por fin la llamada finalizó caminamos por el bosque hasta estar a una distancia prudente de la manada para que nadie escuchara por casualidad.
Nos sentamos en la rama de un árbol y nos quedamos en silencio por unos segundos hasta que hablé.
—Encontré a mi Mate— solté.
— ¿¡Qué!?— pregunta Dracul volteándome a ver tan bruscamente que casi cae de la rama.
—Te cuidado.
— ¿Escuché bien? ¿Tu Mate? —preguntó ignorándome por completo.
—Sí…o eso creo— la sonrisa que Drac tenía hace un segundo fue reemplazada por una expresión de confusión.
— ¿Cómo que creo?
—Es raro Drac—suspiré frustrado recordando la situación— cuando sentí su aroma la busqué por todos lados y cuando la vi el aroma se hizo mucho más potente, pero simplemente eso fue todo, no sentí nada más que su aroma.
— ¿Nada más? —negué con la cabeza— ¿Y ella?
—Ella actuó como normalmente lo hace, no hubo ningún indicio de que sintiera algo.
—Bueno, eso sí es raro.
—Y no es todo.
— ¿A no?
—Ella aún tiene quince.
—A ver, ¿Me estas diciendo que tu Mate no te siente, tu no sientes nada por ella aparte del aroma y que para rematar ella aún tiene quince años? —asentí jugando con una varita que le arranqué a la rama del árbol por la ansiedad— vaya amigo, estás jodido.
—No te conté todo esto para que me dijeras lo obvio.
—No sé qué mas decirte, Spens, aparte ¿Quince años? —lo miré sonriendo, sabiendo exactamente lo que me diría— ¿No crees que es un poco menor para ti?
—Lo sé, yo también lo pensé, al fin y al cabo, son 5 años, pero luego pensé que la edad no importaba al tener una Mate.
—Tienes razón, pero aún así es raro— respiró profundo— ¿Piensas que podría ser la misma situación que tuvo el tío Trevor? —lo miré— tu la sientes, pero ella no a ti.
—Aunque fuera así, que espero que no sea, yo no siento esa conexión, simplemente siento su aroma.
Nos quedamos en silencio por unos minutos, supongo que Drac está procesando la información y tratando de dar una respuesta lógica, igual que yo. De repente Dracul lanza un grito de frustración que me hizo saltar. Lo miré sorprendido y ligeramente asustado.
— ¿Qué te pasa?
—Es que no entiendo ¿Te has dado cuenta de todos los problemas que ha tenido nuestra familia desde hace siglos? Digo, el problema que tuvo el Tío Trevor con la Tía Gabi y tu padre, el que tuvo mi padre con mamá y la que fue una muy antigua tía de tu madre.
—Sin contar lo que pasó con la Tía Jenica.
—Y ahora tu padre con esto de hombre lobo y cazadores, y tú con lo de tu Mate— suspiró— ¿Qué rayos hicimos mal? —reí.
— ¿Habremos hecho algún pecado capital? —bromeé. Drac sonrió.
— ¿Qué pecado hicimos aparte de nacer? En fin, ¿Qué harás con ella? —me encogí de hombros y negué con la cabeza.
—No sé, estoy confundido.
—Mejor espera a que ella cumpla años— me aconsejó poniendo su mano en mi hombro— en ese momento verás lo que pasa ¿Quién sabe? Quizás de aquí a allá ella te guste tanto como una Mate.
—Quizás.
Ese fue el final de la conversación, lo siguiente fue volver a la manada para despedir a mi mamá y a mi primo. Luego de eso me encontré con Michaella en la frontera.
—Hey ¿Estás mejor?
— ¿Eh?
—Lo digo porque cuando nos encontramos antes estabas un poco distraído.
—Ah, eso— sonreí tratando de no verme nervioso— no es nada—al parecer fallé porque Michaella me miró sin creerme, sin embargo, me cambió de tema.
—En fin, al parecer ahora tendremos más ayuda para la próxima luna llena.
—Sí, veamos cómo nos va.
— ¿Utilizaremos ese líquido de antes? —negué con la cabeza.
—Al parecer se utilizará como último recurso por si todo lo demás no funciona.