Maraton capitulo 2/?
Capítulo 28
{Un alma rota.}
Yull.
Había cosas en la vida que siempre dejo pasar. Porque me da igual, me da igual que hablen mal de mí. Que digan mierda, tras mierda.
Nunca me importo porque solo hablaban de mí. Porque solo yo estoy involucrada. Pero cuando se meten con alguien que me importa. Puedo ser una real hija de puta.
Miro el intento de dibujo que está en la puerta. Puedo ver a William de espaldas, veo como sus manos se cierran en un puño. Se nota molesto y se oye así, cuando grita enojado.
Pero eso no causa el efecto deseado, ya que todos lo miran con una sonrisa socarrona. Camino haciendo sonar mis tacones, la mayoría empieza a darse cuenta de mi presencia. Borrando así sus sonrisas estúpidas, de sus ridículos rostros.
Cuando los ojos azules de Zack se topan con los míos. Su mirada divertida cambia.
Siento la mirada de todos sobre mí, incluida la de mi novio. El ser más maravilloso que conozco. Quien no se merece nada de esta mierda.
Camino hasta la puerta, todos los que estaban en medio se corren de golpe. Dejándome el paso libre.
Me paro frente al dibujo. Es desastroso, se nota que quien lo dibujo no tenía pulso.
Yo haría un dibujo mucho mejor. Pero por desgracia no había llegado tan lejos con William.
Miro la frase escrita en rojo “Pete, con P de puta”
<<Que innovador.>> Comenta mi conciencia con sarcasmo.
Me han llamado de forma peores, pero eso no me molesta. Estoy acostumbrada a que me digan esas mierdas. Pero él, no se merece ser acosado.
— Wow — digo. — Esto es totalmente patético — exclamo dándome vuelta mirando a todos. — ¿Quién lo hizo? En serio — digo con una sonrisa soberbia. — Quiero que me digan quien tiene tan poca vida, tan poca moral y tanta mierda dentro de sí mismo. Como para hacer semejante boceto, tan desaliñado y desprolijo.
Todos se quedan callados. Escucho la respiración de Zack, sé que está preocupado. Porque nunca me enojo, pero cuando lo hago. Soy un jodido tornado.
— ¿Se quedan callados? —pregunto cruzándome de brazos. — ¡Maldita sea! Estoy demasiado enojada. Y seguirá empeorando hasta que el culpable aparezca. Sé que no quieren meterse conmigo — comento caminando en el lugar.
De vuelta silencio.
Miro a todos, menos a William. Intento no hacer contacto con sus ojos. Él es mi debilidad y ahora es lo que menos necesito.
Entre la multitud veo movimiento.
— ¿Te molesta la verdad puta? — pregunta la voz chillona, de la rubia estúpida. La ex de William.
— ¿Así que la chica sin vida, sin moral eres tú? — cuestiono mirándola. Ella está a unos dos metros de distancia.
Ella se ríe de forma cínica
— ¿Sin moral? Mira quién habla, la reina de las putas.
Todos ahogan un grito al escucharla hablar. Todos me llaman así, pero no en mi cara.
<<Valiente la pulga. >>
— Keity — regaña William.
— ¿Qué? Digo lo que todos sabemos que ella lo es — contesta como si fuera algo obvio.
— Cariño, yo no tengo moral. No soy una santa, no soy virgen, no soy un maldito ángel. Ni siquiera llego a ser como el mismo diablo — doy los pasos que me hacen falta para llegar hasta ella. Frente a frente, ya no se ve tan valiente. — Soy peor. Pero vos Miss perfecta, no eres más que una pequeña niña estúpida y falsa. ¿Te crees superior a mí? ¿Estas enojada? ¿Crees que llegas a lastimarme con tus dibujitos y palabras hirientes?
“Déjame decirte que no. No me importan tus complejos de niña, lo que si me importa es que metas a William. Sinceramente él nunca te mereció, porque detrás de esa apariencia esta tú verdadero ser. Una arpía sin escrúpulos. Que necesita herir y menospreciar a los demás, para sentirte realizada. Me das pena.” — digo haciendo una mueca triste falsa.
Los demás a mi alrededor se rieron y miraron con pena a la pobre Miss perfecta.
— Eres una zorra…— empezó a insultarme. Pero la corte.
—Puedes llamarme como todo un maldito zoológico — dije. Cruzándome de brazos — pero eso no hará que dejes de dar pena. Pequeña, no puedes lastimar o herir a alguien que está roto.
Ella me mira enfurecida. Parece que en cualquier momento ira a explotar. Sería interesante de ver.
Esperaba un grito, un llanto. Pero nunca me espere un golpe, ni mucho menos que esa cosita pequeña y rubia. Se lanzara sobre mí para seguir pegándome.
Sus manos se hicieron un puño en mi pelo. Mi cabeza dolió cuando impacto contra el suelo.
¡Mierda!
Pero lo que ella no esperaba, es que su peso y sus golpes. No eran ni un cuarto, de todos los golpes que recibí en mi vida.
Sus galoneadas de cabello, sus arañazos. No dolían.
Utilizando toda mi fuerza, le pego una trompada limpia en la nariz. Haciendo que me suelte el pelo y se quede sentada arriba de mi torso. Lleva sus manos a su nariz, intentado mitigar el dolor. Veo como sus manos empiezan a llenarse de sangre.
Con mis piernas tomo su torso y la tiro para un costado haciendo la gritar del dolor. Presiono mis rodillas sobre su abdomen.
Los gritos eran demasiados en ese lugar. Me estaban dejando sorda.
Keity golpeaba mis piernas con sus manos. Mientras pedía que la soltara.
— ¡Señorita Marian! ¡Señorita Alvares! — grito el director.
Libere a Keity de mi agarre. Siento como me toman de los brazos y me levanta. Pero no me sueltan, me doy vuelta para mirar quien me sostiene. Me sorprendo viendo a Zack sujetarme.
— Suéltame idiota — me remuevo.
—Si lo hago, la terminaras matando.
Mire al frente frustrada. Veo como William ayuda a levantarse a la perra rubia.
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Editado: 26.01.2022