Capítulo 43.
{¡Quiedo nieve!}
Yull.
Miro el carrito de compras el cual está vacío. Azucena está sentada en la silla para niños, que trae el carrito. Me mira como si quiera hacerme una pregunta.
— ¿Poque no cae nieve? — pregunta Azucena mientras tiene un muñeco de angelito en la mano.
<<Mira como conoces a tu hija. >>
— Porque acá es verano y hace calor —le explico. —Y nos podemos meter a la pileta.
— Oh — hace un puchero.
Esto es culpa de William. La hizo ver un montón de películas navideñas, todas de Estados Unidos. Ahora como le explico que acá no puede hacer muñecos de nieve, ni tomar chocolate caliente (a menos que quiera derretirse.)
— Pero mira, podemos hacer carnaval. Podrás usar tu vestido lila y no te va a hacer frio — intento convencerla.
— Mmmm quiedo nieve.
— Pero tendrás una pileta.
Ella me mira, al parecer analiza mi propuesta.
— Bueno, pero nieve tamben.
— Bueno pesada, algún día tu mamá te llevara a ver la nieve en navidad — le prometo, ella sonríe feliz. Juro que cuando sonríe quiero comerla a besos. — ¿Quieres que compremos cosas para el arbolito?
— Si mami, quiero armar el abolito.
— Entonces vamos a comprar las cosas.
No recuerdo la última vez que estuve ilusionada por armar el arbolito. Creo que tenía la edad de Azucena. Pero ahora tengo muchas ganas.
Por eso, mientras Will está trabajando, vine de sorpresa a comprar las cosas del arbolito. Ya que no tenía nada, también a la noche iremos a la fundación a ver la decoración. Porque es una costumbre que el ocho de diciembre a las doce en punto. Se prendan las luces y se ilumine.
Era un momento mágico. Este año espero que sea mucho más especial, porque voy a estar con ellos.
Vamos a la sección navideña del súper. Todo estaba lleno de alegría y muchos colores. Azucena miraba todo encantada, debo admitir que su ilusión me ponía contenta.
— ¿Te gusta este árbol? — señalo uno blanco.
— No, feo — dice arrugando la nariz.
Caminamos un poco más.
— ¿Y este? — pregunto mirando un árbol verde y grandes.
— ¡Sí! Eche sí.
— Entonces ese será — con mucho esfuerzo, logro sacarlo y ponerlo en el carrito. — ahora de qué color lo vamos a decorar.
— Lila — responde directamente.
Ruedo los ojos, mi hija tiene una obsesión por el color lila.
— Si, ¿Verde y azul?
Ella no dice nada, pero lo tomare como un sí. Ya que amo el color verde, por los ojos de Will y Azul porque es el color favorito de Will.
Quería que nuestro árbol tuviera esos colores. Así que compramos esferas, adornos y guirnaldas. También conseguí luces de esos colores y una de color dorado para decorar el balcón de la casa.
Una vez que terminamos las compras. Pase a comprar los regalos, le compre un vestido a mi tía. Unas zapatillas deportivas a mi tío. Un play a mis cuñados, es la última que salió en el mercado, con dos juegos. A mi suegra le compre un vestido blanco de brillos, era precioso.
Como Azucena iba distraída con las decoraciones y uno de sus muñecos. Nunca noto que le compre un set de arte. Con Block de hojas, carbonillo, pinturas de temperas y acuarelas.
Todavía me queda William, no sabía que regalarle. Porque podría darle libros, pero ya le regale para su cumpleaños. Quería darle algo que fuera especial y original.
— ¿Qué le podemos regalar a papá? — le pregunto a mi hija. Que me mira con los ojos entrecerrados.
— Un besho.
— Pero siempre le damos eso.
Ella se me queda viendo. No va a ser de mucha ayuda, voy directo a pagar a la caja. Mientras sigo pensando que le puedo regalar.
Cuando estoy saliendo de la caja, me detengo frente a una tienda de joyas. De pronto lo supe, ya sabía que regalarle a Will.
***
— Ya viene papi — grito Azucena. Mientras corría desde la puerta, la cual se escuchó abrirse.
— Hola mis amores — grito, escuché como dejo el bolso en el suelo.
Estaba nerviosa habíamos decorado todo. Cuando el apareció en la sala de estar.
Miro el lugar sorprendido, las luces de colores se reflejaban en el vidrio de sus lentes. Estaba sorprendido sin dudas.
— ¡Sopesa! — grito Azucena.
Haciendo que William ría y venga hacia nosotras.
— Wow, está muy hermoso — dice.
Se acerca a mí y me besa, juro que siento mis piernas temblar cuando me besa.
— ¿Te gusta? — pregunto mirándolo con una sonrisa.
— Si, es asombroso. Amo los colores y también amo tu carita de felicidad — dice acariciando mi mejilla.
— ¿Y mi cadita?
— También princesa, ¿Estas feliz? — le pregunta Will. Alzándola en brazos y mirándola con amor.
Mi corazón se derrite cuando los veo así. Capaz que William no es el padre biológico, pero él, la ama como su hija y me pone tal feliz eso. Porque eso demuestra que no solo existe el amor de sangre, sino que hay otro más fuerte.
— Si mucho.
— ¿Quieren cenar bajo la luz de las luces? —pregunto con una sonrisa.
— Si, esperen que me baño.
Luego de cenar, estábamos listos para ir hasta la fundación. Los tres vestíamos iguales, William tenía una camisa roja y pantalón negro. Azucena tenía un vestido rojo y yo tenía un mono rojo, con abertura de espalda.
Íbamos combinados, ya que Azucena quería hacer lo de las películas. Solo que no podíamos usar suéteres, ya que hace mucho calor.
Al llegar a la fundación. Todos los empleados estaban llegando, vestidos formales y alegres.
La mayoría conocía que William es mi novio y Azucena mi prima. Era algo que me dolía ocultar, pero era lo mejor. Sabía que en colegio solo serían rumores y no llegarían tan lejos. Pero en la fundación, es seguro que llega hasta sus oídos y es algo que no puedo permitir que ocurra. Es demasiado peligroso.
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Editado: 26.01.2022