Mi Nombre Es D.

Capitulo Seis

stoy recostado en la puerta de la habitación que me han dado, tengo la cabeza pegada a la puerta mientras contemplo el techo recordando el regaño por parte de Louren “¿y que te hace pensar que puedes hacer lo que quieras con ella?”

Suelto una pequeña risa ante lo graciosos que es, pero mi sonrisa desaparece al mismo instante que apareció ¿Dónde he oído ese nombre antes? Coloco el libro que compre en el escritorio y saco mi portátil. Necesitare otro de estos. Busque información importante que me diera idea alguna de mi “situación.” Aun desaparecido. Me levante de la silla para quitarme la mochila y la chaqueta cuando noto una ventana emergente en medio de la pantalla. Me acerco para poder ver la ventana, pero reacciono por instinto cerrando el portátil cuando golpean a la puerta.

Es Louren.

—Te necesitan abajo —Dice con voz áspera.

—Bajo en un momento —Digo de forma cortante cerrando la puerta en su cara. Doy un suspiro ¿Y ahora qué?

Salgo de la habitación tomando camino hacia el primer piso pensando en la pequeña ventana ¿Un troyano? Pero rio ante lo absurda que suena la idea. Bajo las escaleras y saco el pequeño mapa que hice. A la derecha. Paso por al frente de las tres salas que tienen cuando al fin encuentro la indicada. Era la misma en la que me entrevistaron en la mañana. Entro y tomo asiento en el mismo sillón de ayer, y aunque sea el mismo parecía más incómodo. Me quedo observando a fijamente a Emilia esperando que inicie la conversación ¿o acaso no fue ella quien me llamo? Se arregla la garganta y por fin decide hablar.

—Bien señor D.

Realmente ya me estaba cansando con eso del “señor”.

—Por favor, solo D. —Digo intentando sonar de forma amable. Emilia se vuelve a acomodar la garganta.

—Bien D, necesito que preste mucha atención —Dice de forma áspera, lo cual solo ignoro—Estaremos ausentes durante un tiempo.

—¿Cuánto tiempo? —Pregunto de forma casi instantánea interrumpiéndola. Sé que sueno impaciente pero realmente “un tiempo” sería una gran molestia en mis planes.

—Un mes —Dice, pero noto un tono de desconfianza y temor. Supongo que el simple hecho de salir sin pedir permiso no fue buena idea en mi primer día. Tomo un respiro y analizo la situación. Supongo que no tengo otra opción, y si tengo suerte poder salir en las noches lo cual me facilitaría el movimiento en las calles. Doy un suspiro y doy la única respuesta que puedo dar.

—Bien —Digo sin más rodeos, pero ella no parece satisfecha con mi respuesta.

—¿Cómo puedo confiar en usted? —Dice de forma directa, desconfiada y cortante.

Saco mi celular de mi bolsillo y luego tomo el de ella que se encuentra en la mesa de centro que nos separa. Hackeo su teléfono en un solo toque desde el mío, dejando mi número ingresado en sus contactos.

—La tendré en contacto cada ocho horas —Digo de forma seca. Realmente no quería seguir con esta conversación ni darle mi número personal, pero tenía cosas más importantes por hacer como el hecho de que tenía un problema con mi computadora, el cual aún no sabía cuál era.

Ella solo se quedaba mirando su celular el cual estaba en mi mano estirada para que lo tomara. Aclare mi garganta, lo cual parece que funciono captando el mensaje. Ya que finalmente tomo el celular.

—Lo estaré llamando muy seguido —Soltó, pero parecía más una respuesta al azar que una fija.

Me levanté de mi asiento el cual ya me estaba más que fastidiando y Salí de esa sala. Tome el pequeño mapa de mi bolsillo. A la izquierda. Empecé a subir las escaleras topándome con Louren quien iba de bajada con un vaso de cristal vacío. Decido ignorarla cuando pasa a mi lado, pero ella me empuja reteniéndome contra la pared tomandome por el cuello de la camisa.

—Aléjate de ella —Su voz es áspera y amenazante, pero para ser sinceros, no me podría importar menos.

—¿O qué? —Pregunto. No tengo interés en pelear con ella, solo fastidiarla. Ella solo aprieta más el cuello de mi camiseta.

—Se lo que eres —Gruñe.

—¿Enserio? —Pregunto con tono burlón.

Tomo su muñeca y la aprieto hasta que suelta mi camiseta. Doblo su brazo hasta que escucho un quejido de su parte. «No debes matar humanos—Recuerdo». Suelto su muñeca y sigo mi camino, al ver por sobre mi hombro puedo verla masajeando su muñeca con dos dedos sin soltar el vaso de cristal dedicándome en todo momento una mirada asesina.

Cierro la puerta con seguro y opto por mirar mi computadora, introduzco la contraseña y carga mostrando cada una de las ventanas que tenía como las deje incluyendo la nueva. Un mensaje. ESTAS EN PROBLEMAS. Trago saliva y siento como me baja la sangre. Solo hay una persona que me podría encontrar desde cualquier lugar del mundo.

—Talía.

 

...

Me cubro detrás de una pared buscando refugio de los cañones, me encuentro acorralada. Siento como la pared cada vez se va haciendo más delgada por los choques de los cañones contra esta. Tomo mi último cartucho que me queda y lo coloco en el arma. «Quince tiros—Me repito». Solo tengo quince balas y tengo a treinta de ellos al otro lado de la pared, talvez más.

Me preparo para atacar, tomo un bocado de aire antes de salir, pero antes de dar un paso el sonido de los cañones se detiene. El silencio perdura menos de dos segundos, cuando escucho una carga de cañón Blushter Loucr. Reacciono lo más rápido posible rodando por el piso a la otra pared, el polvo y pequeñas piedras me golpean. Me levanto como puedo y miro la otra pared o al menos lo único que queda de ella. Tomo otro bocado de aire y tomo acción antes que ellos. Les disparo a seis de ellos matándolos al instante. Veo como retoman fuego y me cubro detrás de una viga, no lo suficientemente grande. Siento como el fuego de los cañones de energía roza mi brazo quemando mi chaqueta. Veo otra viga del mismo tamaño que en la que me encuentro, pero al otro lado y no tengo otra opción más que arriesgarme. Salgo corriendo a la otra viga mientras disparo mi arma, derribo otros dos Loucrs antes de llegar a la otra viga. Solo me quedan cuatro balas. Y ellos parecen multiplicarse cada vez más. Miro al techo ubicando las luces que iluminan la enorme habitación. Disparo a las luces destruyéndolas por completo dejando la habitación en pura oscuridad, tomo mi daga que se alumbra una vez sujeto el mango. La habitación se ilumina con flashes de color rojo por los disparos de los cañones Loucranianos. Puedo sentir como la hoja corta y atraviesa a cada uno de ellos. En un momento la habitación queda en total silencio y oscuridad. Guardo rápidamente mi daga y espero unos segundos en mi posición en caso de que escuche alguno de ellos o ellos me escuchen a mí. Después de unos segundos decido dar luz a la habitación con una barra de luz. Vuelvo a sacar mi daga en caso de que un Loucraniano decida atacarme por sorpresa, pero no parece haber sobreviviente alguno.




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